1

297 12 0
                                    

CAPITULO 1
"Acosada” Dakota Jonhson llegó a su casa con el corazón en la
garganta. Cerró fuertemente la puerta, poniéndole
todos los seguros que tenia y se giro quedando de
espaldas de esta. Respirando agitadamente, camino
mas tranquila hacia la cocina y se sirvió un baso de
agua. Lo necesitaba urgentemente después de haber corrido tanto. Otra vez había
escuchado esos pasos a sus
espaldas, siguiéndola, pero sobre todo vigilándola. Y
la terrible sensación de sentirse observada cada
segundo. Su hogar era el único lugar en el que se
sentía segura, y si es posible, el único lugar en donde
podía tener privacidad. Escuchó el teléfono de la casa sonar, dejo el baso a un lado
de la encimera y
fue hacia él.
- ¿Diga?
- Hola gatita… Dakota se sintió morir. Dios, era él. Incapaz de casi
poder hablar, sus manos comenzaron a temblar y su
corazón latió rápidamente.
- ¿Q-quien eres?
- Sabes perfectamente quien soy nena. Soy James  Dornan ,tu peor pesadilla.- se río, tan
profundamente, que a ella se le erizo la piel.
Tu- ¿Qué es lo que quieres?
:A ti. Dakota
Tu:comenzó a tartamudear. - Llamare a la policía.- le amenazó, aunque sabia de
que no serviría de nada.
El comentario de ella pareció darle gracia, porque
comenzó a reír. Su voz era ronca, áspera, y pareciera
que su risa fuese la replica idéntica de una película
de terror.
-Llámalos si quieres, pero lo único que vas a hacer
es perder tu tiempo. Esos imbéciles no lograran
encontrarme jamás.
-Entonces déjame en paz.
-Lo lamento, pero no puedo. Dakota-
Dakota se relamió los labios, nerviosa.
- Mmh… ya quiero imaginar por donde pasara esa
lengua mas adelante.- gruño él. Dakota se sorprendió.
¿Acaso la estaba observando?
Discretamente miro para ambos lados, primero a la
derecha y luego a la izquierda, cerciorándose de que
estuviese sola.
-Te estoy mirando, pequeña. Pero tranquila, que no estoy en tu casa
.- hizo una pausa, y Dakota pudo
asegurar de que en ese momento estaba sonriendo
.-aun…
- Por favor, déjame en paz. Dime de una vez por
todas que mierda quieres de mí.- dijo desesperada.
- Quiero violarte… Dakota se paso una mano temblorosa por la cara,
aterrorizada.
-No puedes hacerme esto.- dijo al borde del llanto.
-Claro que sí. Y tenlo por seguro que lo haré, así que
cuídate, porque muy pronto serás mía, nena.
Tu- ¡No! ¡Jamás seré tuya entiéndelo de una puta vez!-
grito, incapaz de soportarlo mas y colgó. Y ya no lo aguantó. Empezó a llorar,
fuerte, con dolor.
¿Por qué le pasaba esto a ella? ¿Por qué? ¿Qué es
lo que había hecho para que se mereciera todo ese
sufrimiento? Siempre había sido una chica buena, y a
sus 23 años de edad se consideraba a si misma una
mujer independiente. Podría ser la esposa perfecta. Deseada por los hombres, y
envidiada por las
mujeres. Su vida había sido maravillosa hasta que
llego él. Tomo el teléfono y tecleó el numero telefónico del
detective encargado de su caso. Jamie no se había
pasado mas allá de cartas o llamadas eróticas
confesándole las miles de veces que había
fantaseado con ella teniendo un sexo fantástico, pero
ahora llego a su limite. Había amenazado con violarla y no podía permitir que lo
hiciera. -
Detective John, soy Dakota.
John- Hola Dakota. ¿Ocurre algo?
Si.- suspiro.- es Jamie,volvió a llamarme… y esta
vez amenazo con violarme.- dijo con un hilo de voz. -
John:Oh, dios… Dakota rastreare tus llamadas, tal vez
así podremos localizarlo. -
Si, por favor, haga algo.- sollozó.- ya no lo soporto. -
John:Tranquila, pero por ahora te aconsejo que te mudes
de ciudad. Es lo mejor Dakota, es muy riesgoso de
que sigas aquí. Jamie ya sabe donde vives. Es mejor
no correr el riesgo. Ella se quedo boquiabierta. ¿Mudarse ella de ciudad? -
Lo pensaré -
John:Esta bien, iré ahora mismo con la policía a tu casa
para asegurarnos de que Jamie no este allí, así
logremos tal vez obtener alguna pista. Por mientras,
es mejor que te vayas a dormir en casa de algún
amigo o familiar, es muy peligroso de que estés sola
en tu casa.
- Lo haré, gracias detective, lo estaré esperando.- y
colgó. “Una nueva vida”, pensó. Tal vez era lo mejor mudarse de ciudad, y así una vez por todas lograba
huir de ese maldito animal

acosada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora