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- Lo siento tanto.- murmuró Jamie. - No pasa nada. De no haber sido por ti, jamás me hubiese enterado de la clase de hombre que era Matt. Era un completo estúpido. - ¿Cómo perdiste al bebé? - Sufrí de un aborto espontáneo. Jamás entendí cómo es que pasó, siempre me cuidaba y comía bien por la salud del bebé, pero el médico dijo que fue porque mi útero aún no estaba preparado para tener a un bebé. Jamie no podía ignorar la emoción que había en su voz cuando hablaba del bebé. La simple idea de que Dakota estuviera embarazada de otro hombre que no fuese él le aborrecía, pero debía comprenderla. Ella había amado al bebé con todo su corazón y eso era algo que no podía discutir. - No entiendo como no me enteré jamás de que estuviste embarazada.- dijo Jamie entre dientes. Siempre había sido cuidadoso con respecto a saber todo sobre la vida personal de Dakota, ¿Qué había hecho mal? - Sabía que me estabas vigilando.- dijo ella mientras le sonreía débilmente.- fui cuidadosa con mi embarazo y siempre me preocupé de ir al médico a hurtadillas para que no me descubrierás. - Pequeña traviesa.- Jamie sonrío.- mi nena siempre tan inteligente… - Lo sé.- río.- ¿Recuerdas cuando íbamos a la escuela? Yo siempre me sacaba las mejores notas, y tú, par de bobo, siempre reprobabas los exámenes. - ¿Perdón?- dijo, haciéndose el ofendido.- que yo sepa fui yo quien una vez te salvó de un examen de Biología, del cual no estudiaste para nada. Te dejé copiar todo el examen. - Y aun así saqué mejor nota que tú. Ambos rieron al unísono, hasta que sus risas se desvanecieron en el aire al darse cuenta de lo que estaban haciendo. Estaban recordando su pasado. Aquella época, en que solían ser mejores amigos Jamie recordó las veces en que Dakota le explicaba la materia cuando no la entendía. O cuando estudiaban juntos. No entendía por qué una chica como ella quería ayudar a un chico como él. Ella era perfecta. Una diosa. ¿En cambio él? No era nada. Él no la merecía. Dakota amaba pasar el tiempo junto a él. Al principio Robert se sentía sumamente extraño junto a ella. Había estado sólo tanto tiempo, que ya había olvidado lo que significaba la compañía. Pero llegó Dakota, y todo cambió en él. Jamás alguien había estado tanto tiempo con él sin aburrirse. Siempre había sido el bicho raro de la clase. Nadie se preocupaba por él, ni cómo se sentía. Solo Dakota. - Eh… creo que iré a dormir un poco.- dijo Jamie. Dakota asintió mientras veía a Jamie desaparecer por las escaleras. De repente, por la mente de Dakota una alarma se encendió mientras parecía recordar algo. Caminando hacia la puerta que daba acceso al jardín, Dakota la abrió y buscó a Nico. - ¿Nico?- lo llamó. Nico lloriqueó en forma de respuesta. Siguiendo su voz, Dakota caminó y lo encontró detrás del árbol, escondido. - Nico, ven aquí.- dijo Dakota mientras palmeaba sus muslos, incitándolo a salir de su escondite. Nico asomó su pequeña cabecita a un lado del árbol, pero aun así no salió. Miro Dakota a los ojos, como si estuviera tratando de hablarle con la mirada.- venga, Jamie ya se fue. Entonces Nico al fin salió. Caminó hacia ella tambaleándose. Dakota se agachó y abrió los brazos para recibirlo y abrazarlo. - Oh, mi pobre bebé.- dijo Dakota, mientras lo mecía en sus brazos.- déjame ver… Dakota lo soltó y lo examinó para ver su había sufrido algún daño. Afortunadamente Jamie no lo había golpeado tan fuerte como para romperle las costillas, pero si lo había traumado y lo mas probable es que ahora lo pensaría dos veces antes de acercarsele a Jamie. - Ya vas a ver que Jamie tendrá su merecido. Yo misma me encargaré de pegarle después, ¿Vale? Nico movió su colita y ladró en forma de aprobación. Dakota sonrió mientras lo acariciaba. Conociendo a Jamie desde los quince años, sabía lo impulsivo que podía llegar a ser. Una vez en la escuela un niño la había llamado "perra" al no prestarle su tarea de Matemáticas, Jamie lo había cogido de la camisa y lo levantó hasta que sus pies no pudieron tocar el suelo. - Nadie la llama perra.- le había dicho Jamie. Sus dientes estaban apretados mientras lo miraba con ira.- ¿Me escuchaste? - S-si…- musitó él, con la cara llena de miedo. Jamie lo soltó mientras que el chico se estrelló contra el suelo. Aun Dakota podía recordar la cara del chico en su mente. Desde ese día él no se le había vuelto a acercar y evitaba cualquier tipo de contacto con ella y Jamie. Sonrió mientras recordaba lo celoso que se había puesto una vez Jamie cuando le contó que Thomas la había invitado al baile escolar que se realizaba cada año. Para él ella era intocable. Era suya. Su pequeña. Dakota pensó en lo hermoso que hubiese sido tener una relación con él en su adolescencia. Pero nunca se atrevió a revelarle los verdaderos sentimientos que sentía por él. Con Jamie había sido el hombre con quien dio su primer beso. Pero fue gracias a una estupidez. Dakota lo había retado a que no se atrevía a besarla y cuando apenas se lo dijo, ya tenía los labios de Jamie sobre los suyos. Se había avergonzado tanto que tuvieron que pasar días para que Dakota no se sonrojara cada vez que lo miraba sin que el recuerdo de aquel beso cruzara por su mente. Aun así, el beso había sido fantástico.... De noche. Jamie bajó las escaleras y cuando pasó por la sala principal, se encontró con una imagen enternecedora. Dakota estaba sentada y dormida sobre el sofá, Nico estaba acurrucado entre sus piernas dormido y Dakota sostenía con una mano el control remoto de la televisión, mientras que la otra estaba sobre Nico, como si se hubiese dormido mientras lo acariciaba. Jamie caminó hacia ella y con cuidado, apartó a Nico sobre sus piernas y tomó el control para apagar el televisor. Dejó a Nico sobre el sofá y tomó a Dakota entre sus brazos, para subir las escaleras y caminar hacia su habitación. Encendió la luz y con delicadeza la acostó sobre la cama, para luego sentarse sobre el borde de la cama y mirarla. Apartó un mechón de su cabello que se había posado sobre su rostro y lo acomodó detrás de su oreja. Demonios, la mujer era realmente bella. Bajó su mirada hacia su vientre plano e imaginó cómo se vería embarazada. Sería sin duda hermosa. No estaba pensando en lo asía hasta que se dio cuenta que estaba deslizando sus manos por su vientre. Él calor de su piel lo coloco duro al instante, deseándola. Ella era una tentación. Una terrible tentación. Jamie se apartó y se levantó. Un segundo más, y la tendría desnuda sobre la cama. Inconscientemente, Dakota se giró dándole la espalda a Jamie, y una bonita vista de su trasero también. Maldiciendo por lo bajo, Jamie retrocedió y salió de la habitación. Jamie se despertó con la respiración agitada. Se pasó la mano por la frente sólo para darse cuenta de que estaba sudando. Y excitado. Había estado soñando con Dakota. Y joder, parecía tan real…. Aun podía sentir las calientes manos de Dakota recorrerle el cuerpo, mientras gemía implorando por más. La estrechidad de ella envolverlo mientras empujaba mas hacia su interior. Refunfuñando,Jamie se levantó y salió de su habitación. Al bajar las escaleras se encontró con Dakota desayunando en la cocina. Nico estaba acostado en una de las sillas, pero cuando Jamie pasó al lado de él se encogió y bajó de la silla para correr hacia la protección de su dueña. Jamie frunció el ceño. - ¿Qué le pasa? - Te tiene miedo. Después de la patada que le diste ayer, no creo que se te vuelva a acercar. Jamie se encogió, y de repente se sintió culpable. Caminó hacia Nico pero mientras más se acercaba hacia él, Nico mas se alejaba. - Eh….- Jamie se aclaró la garganta. Odiaba pedir disculpas, aun así cuando se trataba de un estúpido perro.- oye, perdón por patear te ayer, no estaba pensando bien… - Tienes que llamarlo por su nombre.- sonrió Dakota, divertida. - Bueno, Nico… Antes de que pudiera terminar la frase Nico salió corriendo de la cocina. No sabía por qué hasta que se dio cuenta de que se había expresado con un gruñido. - Al menos lo intentaste.- se río Dakota. - No te rías. De verdad me siento mal. - Bueno, no te preocupes, solo da le tiempo. Ya se le pasara.- se levantó y acarició su mejilla. Escalofríos recorrieron a Jamie con ese simple tacto, e instintivamente, se alejó. Dakota frunció el ceño.- ¿Qué pasa?....

acosada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora