Capítulo 7

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Lilith

Por fin ha llegado la hora de comer, porque verdaderamente tenía hambre. Encima las clases de ante,s por lo aburrida que han sido, no me han ayudado a olvidarme que tenía hambre. Cuando llega mi turno, cojo mi almuerzo y me dirigo a la mesa donde están Atenea y Marcus no sin antes preguntar si me puedo sentar con ellos.

— Hola, ¿qué tal estáis? — Llega Jayden mientras se sienta con nosotros

Marcus y Atenea se explayan explicando lo coñazo que han sido sus clases y yo simplemente respondo con un simple y seco "bien".

— ¿Y alguno tiene algo que hacer esta tarde? — Pregunta Atenea una vez dejamos el tema sobre nuestra mañana.

Me acabo de acordar que hoy tengo que ir a terapia. No sé como vaya a ser y realmente tengo algo de miedo porque voy a tener que compartir con desconocidos la historia de mi vida y no es algo con lo que me sienta muy cómoda.

— Tengo que hacer cosas, lo siento — Respondo una vez dejo de pensar en esta tarde

— Si, yo tambien tengo cosas que hacer — Jayden responde casi lo mismo que yo, noto que me mira pero consigo no hacer lo mismo.

— Marcus, ya hablamos después para no excluir a estos dos tortolitos de la conversación —Bromea Atenea robandome una pequeña risa.

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Ya por fin se ha acabado mi dia como estudiante así que me voy para mi casa. Para hacer mas agradable el camino voy escuchando musica con los cascos.

Voy a mitad de camino cuando me paro en un banco para fumarme un cigarro antes de llegar a mi casa.

Recuerdos de golpes, dolor, chillidos e insultos empiezan a inundiar mi cabeza haciendo que esya me empiece a doler y también haciendo que la lágrimas empiecen a aguar mis ojos.

Las lágrimas empiezan a salir cuando rememoro el día en el que Michael al enterarse de...

— ¿Lilith? —  Una voz masculina irrumpe mis pensamientos

Miro hacia donde creo que proviene esa voz y veo que es Jayden viniendo hacia mi dirección algo preocupado

— Lililth, ¿qué te ha pasado? ¿por qué lloras? ¿quién ha sido?

— Estoy bien, Jayden. No te preocupes — Hablo como puedo sin ni siquiera poder mirarlo directamente a los ojos

— Sí me preocupo porque sé que no estas bien, Lilith — Sus manos se posan en mis mejillas y me empieza a secar las lagrimas con sus dedos pulgares mientras me mira a los ojos.

— Gracias por el interés, Jayden, pero ahora es mejor que me vaya a mi casa. Nos vemos y gracias.

Seguidamente, después de separarnos, comienzo a andar hacia mi casa y no pasado mucho tiempo ya estoy en mi habitación.

Me tiro en la cama sabiendo que dentro de un rato tengo mi primera sesión de terapia y encima grupal. Mi madre me va llevar en coche pero igualmente la puntualidad es mi mayor cualidad.

— Mamá, vámonos yendo ya para estar ahí aunque sea diez minutos antes — Le grito a mi madre desde a mi habitación para que cuando baje ya tenga los zapatos puestos y las llaves del coche en mano.

Bajo, nos subimos al coche y efectivamente, diez minutos después, llegamos al lugar donde voy a pasar gran parte de mi tiempo.

No mucho después, una mujer no tan mayor ni tan joven se hace presente entre los que acaban de llegar y yo y nos hace pasar a una consulta. Nos sentamos en unos pufs que están colocados en círculos y la verdad es que son bonitos y cómodos, me gustan.

Nada es tan fácilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora