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26 de Octubre, 2006.
Un pequeño Jaemin de 6 años iba sentado en el asiento trasero del carro de sus padres muy enojado. Tenía las mejillas rojas de un reciente llanto y abrazaba a su peluche de conejo con fuerza.
Era su primer día de clases en la primaria y sus padres tenían miedo sobre aquello.
Desde pequeño, Na Jaemin tenía cambios de emociones muy repentinos, tal vez eran normales para la edad pero Jaemin los tenia muy fuertes. Solía ser impulsivo y agresivo con tan solo 6 cortos años de edad. Nunca fue a una escuela. Sus padres le enseñaron todo lo que debía saber en casa por miedo a que en un ataque de rabia atacara a algún otro pequeño curioso.
Fuera de eso, estaban seguros que su pequeño hijo había superado sus problemas y por primera vez lo dejarían libre.
Se acercaban rápidamente hacia el colegio. Los niños corrían en el jardín con sus juguetes en sus manos.
Su madre fue la primera en descender de el vehículo, cargando con ella la pequeña mochila roja de el menor. Tenía sus lápices de color, un cuadernillo, unas tijeras y un pegamento.
—Cariño ven, baja de ahí —la dulce voz de su madre, acompañada con una risa corta fueron suficientes para llamar la atención de Jaemin—. Minnie te vas a divertir mucho, ven —insistió.
No tardaron más de diez minutos en poder sacar a su hijo de el carro. Éste se había aferrado al sillón y se veía más que claro que no quería dejarlo ir.
—Finalmente —bufó su padre retirando su fleco de el rostro—. Te recogeremos cuando termine, compórtate bien, ¿Sí? —le sonrió preocupado.
Jaemin sólo asintió inexpresivo con su peluche fuertemente abrazado.
Sus padres regresaron a el coche despidiéndose de su hijo, que veía como se alejaban hasta perderse de su vista.
Jaemin permaneció estático en su lugar, abrazando cada vez más fuerte a su pequeño conejo. No tenía planeado moverse ni un centímetro.
—¿Hola? ¿Estas bien? Estas muy pálido, ¿Te sientes bien? —un chico más grande que él por uno tres años, castaño, se acercó a él algo preocupado. Desde que lo intentaban bajar de el auto no paraba de ver al menor.
El menor solo asintió, no era mucho de hablar y mucho menos con extraños.
—Soy Taeyong, soy Lee Taeyong —se presentó el mayor.
—Jae... —el más pequeño sólo pudo pronunciar esa palabra y al mayor le resultó algo tierno.
La campana sonó indicando que los alumnos debían entrar a sus aulas. Jaemin, por el ruido se asustó y dio un pequeño brinco de no más dos centímetros para atrás.
—Te noto intranquilo... No te preocupes, es muy fácil por aquí y cualquier cosa puedes acudir a mí —sonrió de oreja a oreja haciendo que sus ojos desaparecieran.
El trabajo de los de sexto año de primaria era cuidar y orientar a los nuevos de primero. Por eso Taeyong se acercó en primer lugar a hablar con Na.
Los pasillos se iban vaciando de gente a medida que el tiempo pasaba. Los niños y niñas hacían filas ordenadas para entrar a sus aulas. Taeyong se separó de Jaemin para entrar a su clase que se encontraba un poco más adelante que la de el pequeño.
Las mesas eran de color azul marino con sillas negras. Las mochilas eran apiladas en el fondo. Las niñas jugaban con sus muñecas o dibujaban con sus lápices de colores mientras los niños hacían un entretenido mundo de dinosaurios y dragones.
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#𝐇𝐄𝐋𝐋𝐄𝐕𝐀𝐓𝐎𝐑¡! - 𝐍𝐂𝐓
Fanfiction«[死亡]»: 𝗗𝗼𝗻𝗱𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗮𝘀𝗲𝘀𝗶𝗻𝗮𝘁𝗼𝘀 𝘀𝗲 𝘃𝗼𝗹𝘃𝗶𝗲𝗿𝗼𝗻 𝗮𝗹𝗴𝗼 𝗰𝗼𝗺𝘂́𝗻 𝗲𝗻 𝗹𝗮𝘀 𝗰𝗮𝗹𝗹𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗦𝗲𝘂́𝗹. 𝗤𝘂𝗶𝘇𝗮́𝘀, 𝗹𝗮𝘀 𝗿𝗲𝘀𝗽𝘂𝗲𝘀𝘁𝗮𝘀 𝘀𝗲 𝗲𝗻𝗰𝘂𝗲𝗻𝘁𝗿𝗲𝗻 𝗯𝗮𝗷𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗽𝗼𝗿 𝘂𝗻 𝗲𝗹𝗲𝘃𝗮𝗱𝗼𝗿. -¿...