#𝐓𝐑𝐄𝐈𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐔𝐍𝐎

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Mark y Donghyuck patrullaban las calles completamente oscuras de Seúl. No habían dicho ninguna palabra desde que se subieron a la patrulla a empezar con el recorrido que duraría gran parte de la noche.

No había ni una sola alma y las calles se escuchaban tan tranquilas, con mucha paz. El silencio se vio interrumpido por un comentario casual de Mark que jugaba con un llavero entre sus manos.

—Nunca pensé que Jaemin fuera tan descarado —dijo serio mirando a Donghyuck, el cual manejaba con la mandíbula apretada. Lee asintió sin despegar la vista de en frente—. Digo, lo tuvimos siempre muy cerca, lo podíamos haber atrapado desde hace mucho e íbamos a poder evitar toda esta mierda. Pero nunca nos dimos cuenta de lo que Jaemin realmente era... Actuaba muy bien... Y terminó saliéndose con la suya. Mira que al final logró enamorarte y yo pensaba que eso era imposible, hasta donde tenía entendido nunca habías caído tan bajo por alguien...

—Cállate —Donghyuck frenó el auto bruscamente y miró a una esquina la cual estaba levemente alumbrada donde se veían dos siluetas de personas que después de unos segundos desaparecieron cuando se adentraron a un callejón.

—¿Por qué frenaste? ¿Había algo ahí? Ah... Nada más querías que dejara de hablar de tus desamores. ¿Verdad? —dijo Mark burlón dejando el llavero con el que estaba jugando a un lado.

—Frené porque hay dos personas ahí, me gustaría ir a ver que todo este bien para evitar problemas, igual ya quería que te callaras, pero sí quieres hablar de desamores tengo una gran lista de cosas con las cuales te puedo fastidiar llamadas Lee Jeno. Ahora baja del auto en silencio y sígueme ¿Quieres? —respondió Donghyuck fastidiado y abrió con cuidado la puerta del vehículo.

—No tenías que enojarte —murmuró Mark copiando las acciones de Lee y colocándose a su lado.

Caminaron hasta la banqueta opuesta de puntas para disminuir el ruido de sus pisadas en el duro pavimento. No se escuchaba que las personas estuviesen hablando por lo que tal vez habían cruzado el callejón hacia el otro lado de la calle.

—Sólo estamos perdiendo tiempo Donghyuck —bufó Mark cruzándose de brazos y recargándose en la pared.

—Guarda silencio —Mark se encontraba detrás de él, con una cara de desagrado en su rostro que en cualquier otra situación le causaría risa a Donghyuck.

Estaba dispuesto a caminar dentro del callejón pero cuando dio la primer pisada chocó con alguien provocándole un quejido y que retrocediera unos pasos.

—Perdón yo... —Donghyuck quería disculparse por lo sucedido, pero cuando levantó la vista, el aire le falto para poder respirar correctamente y se le fueron las fuerzas en las piernas.

Aunque el chico frente a él iba vestido completamente de negro, se podían ver manchas rojizas esparcidas por todas sus prendas, una que otra en su rostro pero sus manos estaban de un color rojo vivo.

—Ay, no, mierda... —exclamó Jaemin sacando, torpemente, una pistola y apuntándola hacia Donghyuck.

—¡Hyuck! —Mark, el cual anteriormente estaba detrás de Donghyuck, dio un paso a la derecha haciendo que Na se diese cuenta de la presencia del pelirrojo.

—¡Ninguno de los dos se mueva! —advirtió Jaemin con una sonrisa en sus labios.

Por solo unos segundos nadie se movió, pero Mark realizó un movimiento arriesgado al empujar a Donghyuck con todas sus fuerzas para alejarlo. Jaemin apretó el gatillo y la bala salió disparada a toda velocidad contra el abdomen bajo de Mark, haciendo que cayera al suelo retorciéndose de dolor.

—¿Qué... Es-esperas? ¡Donghyuck... Haz algo! —gritó el herido, haciendo presión en el lugar donde se estrelló la bala.

El mencionado no podía moverse, estaba paralizado desde que vio a Jaemin frente él. Sabía que tenía que moverse. No quería arriesgarse a que Jaemin escapara o los matara en ese lugar.

Mark perdió fuerzas y se desplomó en el suelo completamente pálido por la pérdida de sangre.

—¿Por qué no le ayudas? —preguntó Jaemin con una sonrisa en su rostro viendo a Donghyuck—. Mientras más te demores, más sangre perderá y no lo podrás salvar.

—Jaemin... —las palabras no salían de su boca, se sentía débil, con una gran necesidad de abrazarlo, a pesar de que Na quisiera matarlo.

—No te voy a matar —interrumpió Jae bajando la pistola—. Ayúdalo —como si Donghyuck se sintiera obligado, se agachó a donde yacía Mark y le tomó el pulso, todavía tenía, pero si no hacía que el sangrado parara pronto ya no iba a tener.

—Toma esto —a su espalda, Jaemin tenía el brazo extendido hacía él con unas vendas. Lee alzó una ceja y tomó las vendas.

—¿Por qué me ayudas? —preguntó Donghyuck después de unos segundos.

—¿Qué sentido tendría todo esto si no hay un poco de peligro en mi trabajo? No tengo razones para matarte a ti o a Mark, pero ustedes si las tienen para matarme a mí, pero tú no lo haz hecho, por lo que asumo que por lo menos hoy, no lo harás —agregó en respuesta Jaemin, recargándose en una pared con un pañuelo blanco entre sus manos rojas por la sangre.

—Lo que dijiste no tiene sentido —reclamó el castaño mirando a Na—. No tienes razones para matar a nadie y aún así lo haces. Estas mintiendo, no me quieres matar porque... Te gusto y no quieres aceptarlo.

—Entonces deberías de estar muy agradecido de que me gustes, de no ser así tú y tu amigo ya estarían muertos —Jaemin hizo una mueca y miró hacia otro lado. Cuando Donghyuck escuchó esas palabras salir de la boca de Jaemin no pudo evitar sonreír.

Gracias a que las vendas hacían presión en la herida de Mark este no murió desangrado, pero tendría que llamar a una ambulancia para poder llevarlo al hospital.

Colocó el cuerpo pálido e inconsciente de Lee recargado en la pared más cercana. Sacó su celular y procedió a llamar a una ambulancia la cual no tardaría en llegar.

—Por cier... —cuando Lee se volteó para encarar a Jaemin, se dio cuenta que este ya se había ido. Se quedó sorprendido de que haya desaparecido sin hacer ni un solo ruido.

La ambulancia llegó minutos después. Cargaron a Mark sobre una camilla y lo llevaron dentro del vehículo donde se lo llevaron con rapidez para poder empezar a curar su herida y ver si no se había perjudicado algún órgano interno gravemente.

En cambio, Donghyuck decidió quedarse. Prendió una linterna que tenía guardada y caminó un poco para llegar al cuerpo de la chica que Na mató segundos antes de que ellos llegaran. El cuerpo seguía tirado en el piso sobre un charco de sangre.

Era una jovencita de menos de veinte años, estatura baja y rubia. La cabeza le colgaba del lado izquierdo, la había apuñalado en el estómago y no tenía una mano.

Asqueroso, fue lo que Donghyuck pensó al verla. Por eso Jaemin estaba lleno de sangre.

—¿Qué mierda es esto? —levantó la linterna un poco más arriba y vio algo escrito con sangre. Se acercó un poco más haciendo que sus botas se marcharan con el charco que había debajo de estas—. 3, 5, 4, 3, 1, 1 —pronunció en voz alta confundido. Sólo estaban esos números escritos con sangre en la pared. Seguramente no tenían ningún significado o podía ser una pista importante de donde Jaemin se esconde.

Sacó su celular nuevamente y tomó foto a la escena de el crimen y los números para mostrárselos a Taeyong.

Sabía que lo que había hecho estuvo mal. Tener la oportunidad de matar a Jaemin y no hacerlo porque lo amaba... Si Taeyong se enteraba lo iba a matar a él.

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#𝐇𝐄𝐋𝐋𝐄𝐕𝐀𝐓𝐎𝐑¡! - 𝐍𝐂𝐓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora