#𝐃𝐈𝐄𝐂𝐈𝐎𝐂𝐇𝐎

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Jisung se arrepentía de ser tan obvio con sus sentimientos. Ahora hasta Jaemin lo sabía y presentía que Renjun debía de tener una idea, pues cada vez que lo veía le era imposible no sonreír o sonrojarse.

—¿Me dirás si te gusta o no? —por segunda vez, Na preguntó.

—Juega con tu celular —respondió Park, que limpiaba una mesa con un trapo húmedo.

—Ya no tiene pila —Jaemin se recargó en el ventanal, viendo directamente a Jisung. Ya sabía que le gustaba simplemente quería molestarlo—. Somos compañeros de trabajo, nos veremos casi todos los días, puedes contármelo. ¿Sabes?

—¿Por qué eres tan molesto? —susurró el castaño, mirando a Jaemin con una mirada seria—. ¿De qué te sirve saberlo? —preguntó. Jaemin se incorporó y mantuvo la mirada seria de Jisung unos segundos sin dar respuesta alguna. Ambos se sentían bajo amenaza—. Perdón... —se disculpó con Jaemin por haberse sobresaltado de más con el tema. Aparte que no pudo seguirle aguantando la mirada más.

—No te preocupes, fue mi culpa, no debí seguir molestándote con el tema —Jaemin volvió a sonreír y regresó a su posición relajada de antes.

—Sí, me gusta —respondió Park después de unos segundos de completo silencio. Jaemin sonrió de lado y le respondió.

—No era tan difícil —lo animó—. Cuando me habló, vi que no parabas de mirarlo... Debe de gustarte mucho.

—Mucho... Sí, talvez —respondió algo avergonzado de la situación.

—¡Serían muy bonita pareja! —Jaemin dio un pequeño brinquito de emoción para adelante y junto sus manos como si estuviera rezando mientras abría lo más que podía sus ojos. Jisung no podía contener la vergüenza y cubrió su rostro con ambas manos, aquella acción recibió una risa divertida de Jaemin.

«Oh Jisung, estas jodido~».

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Los faros de la calle era lo único que iluminaba el camino de Huang Renjun, que regresaba de su trabajo a altas horas de la noche.

Si JM.Zero no existiera, traería puestos sus auriculares escuchando Shoot me de Day6, su banda preferida.

Estaba cansado, sólo quería llegar a su casa a comer algo y descansar. Sabía que lo esperaría un plato de fideos instantáneos, como ya estaba acostumbrado.

Como era de costumbre en ese último mes, no dormiría por más que así quisiera. JM.Zero era lo que últimamente rondaba en su cabeza día tras día, sin dejarlo descansar. La mayoría de la policía estaba encargada de ese caso, pero por suerte ningún otro crimen se ha cometido. Ya que tenía una idea de lo que estaría pensando más tarde, hacía el camino a su casa mas largo y tedioso.

Las calles estaban solas en su totalidad, ni una sola persona. Los bares estaban casi vacíos, cosa bastante extraña. La mayoría de establecimientos cerrados por la inseguridad que la noche les proporcionaba. Ni siquiera él se sentía seguro, aún siendo policía, pero qué podía decir, cada trabajo tiene su propio riesgo.

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Jeno se encontraba en una de las esquinas de su celda, abrazando sus piernas fuertemente, intentando calmar el frío que sentía. Le dolía su garganta de tanto gritar por ayuda y de tanto llorar. No podía creer que su mejor amigo, el tierno y adorable Na Jaemin, resultó ser un loco sin sentimientos. Nunca hubiese podido sospechar de él ni en un millón de años. Al fin y al cabo era su mejor amigo y creía conocerlo bien.

Nuevamente las ganas de llorar le inundaron. Se sentía devastado, solo y traicionado.

De todas las personas en el mundo. De todas las personas en Corea. ¿Por qué JM.Zero era Jaemin?

—¡Jeno! —Jaemin se encontraba frente al rubio con algo en sus manos. El llevaba ahí cerca de un minuto o dos pero Jeno miraba el suelo completamente perdido—. Te noto algo perdido. ¿Estas bien?

—No te preocupes, mejor no puedo estar. Mi mejor amigo me secuestró y es lo mejor que me ha pasado en mi vida —sonrió de una forma hipócrita y sus ojos se le llenaron nuevamente de lágrimas.

—A diferencia de todos los demás aquí, no te quiero muerto así que te traje algo de comer —extendió sus manos y mostró su contenido, un jugo de naranja y una manzana. Sinceramente no era mucho, pero de eso a pasar hambre, prefería eso.

—No pienso tomar eso —prefirió negarse—. Todos aquí deberían estar libres y tu deberías joderte en la cárcel, no sabía que tu trabajo era ser un hijo de puta —dijo bruscamente intentando abalanzarse sobre él pero por las cadenas en sus muñecas no logró mucho.

A ambos les dolieron esas palabras. A Jeno, porque no solía hablarle feo a Na. Y Jaemin, porque sabía que era un hijo de puta y estaba perdiendo a su único amigo y en parte se arrepentía.

—Bien, jódete —respondió dándose la vuelta ahora salir de la celda cerrándola con llave.

Lee siguió con su mirada a Jaemin que salió por una gran puerta de metal.

En cuanto salió, volvió a abrazar sus rodillas y de sus ojos escurrían lágrimas que aguantó todo el tiempo que Jaemin estuvo ahí.

Talvez las palabras que Na le había dicho cuando todo lo de JM.Zero empezó, eran ciertas.

"No lo atraparán" y temía por ello.

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#𝐇𝐄𝐋𝐋𝐄𝐕𝐀𝐓𝐎𝐑¡! - 𝐍𝐂𝐓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora