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Jaemin fue a la cafetería que tanto mencionaba Chenle cuando mantenían una conversación. No era muy lejos de la tienda donde ocurrió su último asesinato, de hecho, estaba a dos cuadras de ésta.
El lugar, aunque no le gustaran los colores brillosos y vivos, se veía muy bien. Decorada con cientos de colores tenues y cremosos. Pequeñas mesas de madera circulares estaban esparcidas entre el establecimiento. Algunos clientes disfrutando de algún postre o un café. Solos o acompañados. Había solo un chico de cabello negro atendiendo las mesas con una radiante sonrisa en su rostro.
En silencio y con sus auriculares aún puestos se dirigió a la mesa más alejada de la multitud. No tenía idea de cómo se veía Chenle, pero reconocía su voz.
—Buenos días, ¿Qué desea ordenar? —el pelinegro se acercó hasta su mesa con una pequeña libreta y una pluma azul en sus manos. La radiante sonrisa de ese chico molestaba a Jaemin mucho, pero no le dio mucha importancia igual.
—Oh, emm... —agarró la carta frente a él y dijo lo primero que vio—. Un... Batido de chocolate, por favor —sonrió de vuelta. El pelinegro lo apuntó y dio media vuelta para ir a prepararlo.
"Se requiere personal".
Al mismo instante en el que leyó el cartel pegado en el vidrio a un costado de él, se le ocurrió una idea. No sabía cuando vendría Chenle, y con celular, localizarlo sería más difícil.
Si se metía a trabajar por lo menos unos meses podría dar con Chenle varias veces.
El pelinegro apareció con su café en la mano.
—¿Desea algo más? —preguntó. Todavía sin quitar su irritante sonrisa.
—¿Todavía necesita personal? —el chico miró el cartel y después al cachetón que tenía enfrente y asintió con una sonrisa más relajada.
—Sí... Por lo menos alguien que me ayude con los pedidos, es mucho trabajo para mí solo...
—Yo podría apuntarme, tengo tiempo de sobra, ¿hay algún requisito? —propuso el mayor.
—¿Eres mayor de dieciocho años? —preguntó el pelinegro y el mayor asintió— ¿Qué tal eres con las personas, digo... Al preguntarles por su pedido?
—¿Quiere una demostración? Puedo pedir la orden de alguien y ahí vería...
—Claro —sonrió e hizo un gesto con su cabeza para que volteara ver detrás de ellos. Una pareja entró en ese momento y era el trabajo de Jaemin pedirles su orden.
Se paró dejando a el pelinegro parado viendo todos sus movimientos.
—Buenos días, ¿Qué desean ordenar? —dijo recordando lo que el menor le había dicho al pedir su orden.
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Mark no trabaja como policía nada más porque sí. Todo tiene un por qué.
Taeyong, el jefe, empezó a trabajar como policía por un evento "traumático" durante su infancia. Donde prometió proteger a todos los inocentes y detener que cualquiera que esté haciendo daño a cualquiera otra persona.
Nadie en la estación sabía cuál fue la situación traumática de Lee. Rumoreaban la muerte o el robo de algo o alguien muy valioso, o tal vez no.
Mark tenía sus secretos. Igualmente la razón no era muy diferente a la de su jefe.
La muerte de su pequeña hermana de tan solo 6 años. Él tan solo tenía 9 años cuando todo sucedió.
Mark no la pasaba muy bien. Estaba solo en Canadá, su lugar de nacimiento. Sus padres tuvieron que viajar a Corea, lastimosamente se tuvieron que llevar a su pequeña hermana, mientras que él se quedó con su tía en el país norteamericano. Dejo a su familia una semana antes de que empezaran las clases. El idioma no fue un problema para él, pero sí el dinero, ya que su tía no tenía muy buena fuente de ingresos.
Su hermana era la fuente de su felicidad. Todos los días hacían videollamada, todos los días por una semana. Las clases de su hermana empezaban pronto. Ella estaba emocionada por entrar finalmente a primaria. Lastima que su primer día también fuera el último.
Al cabo de un año de no recibir ninguna llamada de su hermana, fue a Corea, con sus padres quienes lo recibieron llorando en el aeropuerto.
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—¿Por qué lloran?
—A principio del año escolar alguien asesinó a tu hermana.
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Nadie, por un año, le dijo que su hermana había sido asesinada. Cada vez que sus padres lo llamaban para ver como estaba, mentían que su hermana tenía prácticas de baile o clases extra de matemáticas y piano.
Nunca le dijeron cómo fue que murió o quién la mató. El único dato que le dieron fue: tú hermana esta muerta.
Su hermana era la razón de su felicidad. La única que lograba hacerlo decir más de cinco palabras. La razón de sus carcajadas y sonrisas.
Y se sentía aún peor por no haber estado ahí con su hermana para protegerla.
Desde entonces hacer que Mark pronunciase una palabra, era un reto imposible.
No quería creerlo, pero siempre pasaba por su mente que el asesino de su hermana seguía merodeando las calles felizmente, mientras que él sufría en silencio.
¿Su promesa?
Cobrar venganza por su hermana. Proteger a quienes ama. Atrapar al asesino de su hermana y por el momento a "JM.Zero".
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#𝐇𝐄𝐋𝐋𝐄𝐕𝐀𝐓𝐎𝐑¡! - 𝐍𝐂𝐓
Fanfiction«[死亡]»: 𝗗𝗼𝗻𝗱𝗲 𝗹𝗼𝘀 𝗮𝘀𝗲𝘀𝗶𝗻𝗮𝘁𝗼𝘀 𝘀𝗲 𝘃𝗼𝗹𝘃𝗶𝗲𝗿𝗼𝗻 𝗮𝗹𝗴𝗼 𝗰𝗼𝗺𝘂́𝗻 𝗲𝗻 𝗹𝗮𝘀 𝗰𝗮𝗹𝗹𝗲𝘀 𝗱𝗲 𝗦𝗲𝘂́𝗹. 𝗤𝘂𝗶𝘇𝗮́𝘀, 𝗹𝗮𝘀 𝗿𝗲𝘀𝗽𝘂𝗲𝘀𝘁𝗮𝘀 𝘀𝗲 𝗲𝗻𝗰𝘂𝗲𝗻𝘁𝗿𝗲𝗻 𝗯𝗮𝗷𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗽𝗼𝗿 𝘂𝗻 𝗲𝗹𝗲𝘃𝗮𝗱𝗼𝗿. -¿...