#𝐕𝐄𝐈𝐍𝐓𝐈𝐍𝐔𝐄𝐕𝐄

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La noche llegó dejando salir la luna, una ligera llovizna mojaba el duro pavimento y sonido de el choque del agua con el suelo era acompañado de unas pisadas tranquilas.

Daban las 12:13 pm y era la única persona que deambulaba en la calle, desde que empezó a anochecer todas las personas empezaron a desaparecer y resguardarse en sus casas, cosa que dificultaba su cacería. Eso no quitaba que quedaba muy poca gente, ya sea saliendo de trabajar o de fiesta, que estuviera por ahí... Arriesgando sus vidas.

Llevaba una sudadera negra y sus audífonos puestos escuchando la canción burn the house down, mientras la tarareaba. Tenía sus manos manchadas con sangre ya seca al igual que tenia manchas en su rostro, nada más que por la tenue luz no se veían bien por lo que no se preocupaba por ese detalle.

Algunas cuadras en frente de donde Na, estaba una muchacha joven de cabello largo y rubio. Sonrió y apretó el paso para poder alcanzarla.

—Disculpe... —llegó a su lado y con su mano tocó el hombro de la chica, que volteó con miedo. Su expresión se relajó cuando vio que se trataba de un muchacho guapo—. ¿Viene sola?

—Ahora ya no —dijo la chica acercándose más al cuerpo de Jae. Se podía notar que estaba ebria y eso facilitaba mucho las cosas.

—¿Qué te parece si vamos a un lugar más privado? —propuso Na, abrazando a la chica haciendo que se pegara más a su cuerpo. La chica miraba mucho a Jaemin de un manera coqueta nada disimulada y él lo notaba con facilidad.

Caminaron rápidamente hasta llegar a un callejón no tan iluminado.

Na tomó la mano de la chica y la detuvo bruscamente. Con fuerza pegó el cuerpo de la chica en la pared acorralándola con sus brazos y ella besó con desesperación los labios de Jaemin que le correspondió.

Jaemin cortó el beso para empezar a besar el cuello delgado de la mujer. Dio dos cortos besos en este y la chica jadeo.

Jae siempre tenia ideas muy locas para cada uno de sus asesinatos y esa ocasión no se salvaba de una. ¿A qué sabrá la carne humana?

Jaemin sonrió y dio una fuerte mordida en el cuello de la mujer hasta que sintió que sangre empezaba a salir, ella se quejó de dolor pero no le dio importancia la primera.

Volvió a morder con más seguridad y con dificultad arrancó un pedazo de la piel de la pobre muchacha llenando de sangre la boca de Na.

La chica gritó de forma desesperada intentando alejarse de Jaemin que seguía acorralando la con sus brazos.

—¡Aléjate, estúpido! ¡¿Qué haces?! —gritó con desesperación dándole una cachetada sonora a Jaemin.

Na frunció el ceño y con una de sus manos tomó la cara de la chica, la presionó con la pared y volvió a acercar su boca a el cuello de ella para volver a morder.

—¡Ayuda! ¡Este maldito esta loco!

—Cállate, ni siquiera sabes tan bien —se quejó Na, sacando un cuchillo de su bolsillo—. Supongo que usaré la de siempre.

Jaemin la tomó del pelo e hizo que se tirara al suelo con lagrimas en sus ojos y la sangre escurriendo por su cuello.

—¿Qué haré contigo? Cortaré tus dedos de la mano y del pie, te podría hacer un corte en el estómago, sacar tus intestinos, amarrarlos a tu cuello y colgarte con ellos —sonrió ante la asquerosa idea y prosiguió a tomar la mano de la chica que chillaba.

Con su cuchillo rebano los dedos de la mujer, disfrutando cada sonido de horror y dolor que su boca emitía. Terminó cortando lentamente las manos sin dedos.

Ella ya no podía hablar, solo gritaba y lloraba de dolor pensando que así el chico que le hacía aquellas atrocidades, se apiadara de ella y la matara de una vez por todas o por lo menos la dejara, pero la cruel realidad era que sus llantos solo agrandaban las ganas de continuar del mayor.

—¿Te duele? —preguntó Jaemin insinuando inocencia. Ella lo miró con odio y Na se carcajeo.

De su bolsillo volvió a sacar un cuchillo mucho más filoso. Los ojos de la chica se agradaron cuando lo vio y empezó a gritar más fuerte.

—Pasaré directo por tus intestinos —clavó el cuchillo sin piedad en el estómago de la chica, que gritó sin poderse mover de dolor.

Estaba tirada en el suelo, con sus dedos alrededor de ella y su estómago abierto con una línea vertical recta viendo como un completo desconocido le sacaba los intestinos. Y sí, ella seguía viva, aunque deseaba no estarlo.

Sin tener el mínimo cuidado, Jaemin amarró los intestinos en el cuello mordido y empezó a jalar, haciendo que el cuerpo casi sin vida de la muchacha empezara a retorcerse de dolor.

Su sufrimiento acabó poco después cuando murió.

Jaemin ni siquiera se molestó en tirarla en algún bote de basura, no, simplemente dejo toda la sangre y dedos esparcidos por todo el lugar llamándolo "obra de arte".

Así concluía la séptima muerte de aquella noche y contando.

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—Donghyuck, ¿No se supone que Jaemin debe de estar hoy aquí? —preguntó Mark. El día anterior Na no había ido y Lee sabía la razón pero a la mañana siguiente el joven tampoco aparecía y ahora nadie sabía el por qué.

—Tienes razón ya es demasiado tarde —Donghyuck tomó su celular y marcó el numero de Na, pero este no contesto.

—Nos vendría bien un poco de su ayuda, ayer hubo otros tres asesinatos —agregó Taeyong que iba saliendo de su oficina—. Aunque estoy seguro de que no solo fueron tres.

Los otros dos policías en la oficina suspiraron cansados de aquello.

—Iré a ver a Jae —agregó Donghyuck parándose de su asiento dispuesto a salir.

—No vas a ir solo —agregó Taeyong—. No puedes hacer que te coja cada vez que lo veas así que vamos a acompañarte Mark y yo.

—Pero tampoco quiero ver como Jaemin se lo coge —se quejó Mark.

—Vamos los tres o no va nadie —dijo Taeyong ignorando el comentario del pelirrojo.

—Bien —se quejó Lee saliendo junto con los otros dos policías.

Salieron en el auto de Taeyong y llegaron en menos de cinco minutos al departamento de Jaemin, Taeyong se dio cuenta que era el mismo que el de Doyoung.

Tomaron el ascensor y Donghyuck los guio hasta la puerta de la casa de Jaemin. Extrañamente la puerta se encontraba abierta así que los tres entraron.

—¿¡Pero qué!? —los tres exclamaron con sorpresa al ver el interior. Primero no estaba nada recogido y había sangre regada por todos lados, manchas de manos con sangre en las paredes, gotas en las prendas y charcos en el piso.

—Investiguen el lugar y busquen a Jaemin —ordenó Taeyong entrando en el lugar.

Buscaron por todos lados sin encontrar al castaño. Donghyuck estaba devastado, ¿Qué le pasó a Jaemin?

Taeyong empezaba a creer que desconfiar de Jaemin había sido un gran error y que probablemente ahora estaba muerto.

—Oigan miren... —Mark llamó la atención de el rubio y el castaño cuando alzo una libreta azul entre sus manos—. Esta libreta era de Renjun ¿no?

Taeyong se acercó para poder analizar el objeto y en efecto ese cuadernillo era de Huang Renjun, pero, ¿Por qué rayos lo tendría Jae? Los tres se miraron desconfiados y tenían la misma pregunta.

¿Quién rayos era Na Jaemin?

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#𝐇𝐄𝐋𝐋𝐄𝐕𝐀𝐓𝐎𝐑¡! - 𝐍𝐂𝐓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora