Cualquiera pensaría que debería encontrarse en el peor momento de su vida. Era joven, con una vida por delante, sin embargo allí estaban, en medio de una guerra y defendiendo una causa heredada. Pero no se sentía triste, ni frustrada, ni preocupada, todo lo contrario, era como si el sol acabara de salir y tuviera todo el día para bañarse en una playa de agua cálida y transparente. ¿Cómo podía ser eso posible en medio de todo? Pues porque su hermano era de nuevo él y porque Aldair acababa de despertar. Lo hizo el día después de que Ian se recuperara y los presos del Fuerte escaparan.
Mientras Shannen le veía abrir los ojos, parpadear desorientado, pero vivo y sano, todo lo demás se esfumó. Su hermano y Aldair, los dos estaban bien y era todo cuanto necesitaba para estar contenta; tanto que incluso estaba intentado duramente omitir el hecho de que Bastiaan había escapado con ayuda de Glen.
—Entonces estamos igual que antes —comentó Aldair antes de llevarse una pieza de pan a la boca, Shannen asintió y agregó.
—No importa, de todas formas. ¿De qué nos hubiera servido Bastiaan? Además no logró hacer mayor daño, mejor que este lejos.
—Si pero —Aldair hizo una mueca, según parecía no pensaba igual que Shannen—. Siento que Bastiaan tenía información importante. Creo que Owen sabe algo que nosotros no.
—¿Qué podría saber ese tipo? —Por un momento a la memoria de Shannen regresaron los recuerdos de aquel video que Owen viralizó de forma ilegal, los experimentos con los híbridos y todo eso. Un escalofrío le recorrió la espalda, pero lo desechó de inmediato—. Sea lo que fuera que él sepa y nosotros no, no creo que sea algo que en verdad necesitemos.
—Es posible. —Aldair tragó y le dio un sorbo a su vaso con agua que tenía apoyado en una mesita al lado de su cama—. Pero no sería malo saberlo. En todo caso: ¿qué planean Kenna y los demás? —Shannen se encogió de hombros.
—Se ha estado reuniendo con Camila y Melvin, pero hasta el momento no nos han comentado nada.
Aldair asintió, pero no comentó nada más, unos segundos después tocaron a la puerta y Mika asomó la cabeza casi de inmediato.
—Hola —les sonrió y sin esperar una respuesta agregó—. Urien llamó a una reunión, dijo que tiene algo que decirles a todos, están en el lago.
—Aldair está de reposo, iré yo. —Shannen comenzó a ponerse de pie pero Aldair lo hizo también.
—Estoy bien, puedo ir. He estado demasiado tiempo en cama, necesito estirarme. —Le ofreció una sonrisa tranquilizadora a Shannen y juntos los tres se acercaron al lago.
Lo primero que Shannen vio cuando llegaron, fueron las espaldas de Glen e Ian. Ambos estaban sentados en una roca demasiado juntos para la comodidad de Shannen o de cualquiera a decir verdad. A pesar de que no se tomaban de las manos y que ambos tenían los rostros fijados en Urien, había en los dos una especie de intimidad tan obvia que irritaba a Shannen. Tenía muchos motivos por los que detestar a Bastiaan, pero el hecho de que su jueguecito mental hubiera hecho a su hermano y a Glen más unidos que antes, era como para detestarlo por el resto de la eternidad. ¿Qué tenía en mente Bastiaan cuando se le ocurrió hacer eso? Shannen deseaba tenerlo enfrente para poder patearle la cara.
Cuando se unieron a ellos Urien empezó a caminar de ida y vuelta mientras se frotaba las manos, lo que mostraba que estaba ansioso y quizás preocupado por la reacción de todos, o más específicamente de Ian. Siempre había sido así, después de todo, a Urien siempre le preocupó lo que Ian pensara de él, algunas cosas al parecer nunca cambiaban y eso era un pequeño alivio.
—Aldair, no tenías que venir —comentó Urien cuando lo vio a la luz del sol, un poco más pálido que de costumbre, pero el chico le restó importancia con un ademán de la mano.
ESTÁS LEYENDO
Valor de Fuego [Razas #2]
Science FictionSEGUNDA PARTE DE RAZAS. Glen Stevarius descubrió muchas cosas que solía ignorar, entre ellas que la rebelión que tanto deseó no era lo que esperaba. Los ideales de Owen eran, si se podía, peores que los de La Hermandad, y estos últimos seguían siend...