Glen no tuvo oportunidad de volver a ver a Ian aquella mañana. Luego de que Kaya se fuera Urien fue a buscarlo y cuando regresó lo hizo en compañía de Mika. Le dio la tabla a su hermana y le dijo que si surgía algún inconveniente no dudara en ponerse en contacto. Luego se marchó con Mika.
Sin mediar palabra Shannen y Glen salieron de la zona de vuelos y tomaron un transporte público, fueron a la ciudad y se dirigieron a la plaza. Shannen no le explicaba a Glen nada de lo que pensaba hacer y aunque Glen lo encontraba frustrante estaba decidida a no pelear con ella, pensando que en algún momento Shannen tendría que hacerla participe del trabajo. La rubia estuvo largo rato pasando fichas por su tabla, leyendo información y asintiendo para sí. Veinte minutos después se puso de pie. Glen no lo resistía más.
—¿A dónde vamos? —Shannen soltó un suspiro de molestia.
—Escuchaste a Urien, contactar con antiguos miembros.
—Nada te cuesta decirme a dónde vamos.
—¿De que serviría eso? ¿Cuánto tiempo llevas en Fuego, un par de días? ¿Para qué voy a perder mi tiempo dándote direcciones que no te sonaran de nada?
Glen se mordió la lengua molesta, sobre todo por el hecho de que era verdad. En Fuego se perdía. Caminaron un rato en silencio. Glen se fijó en que Shannen miraba carteles y de vez en cuando constataba la información con la tabla, por fin llegaron a un edificio. Estuvieron un rato afuera, cuando salió un habitante, Glen notó como Shannen disimuladamente metía el pie en la puerta para que esta no se cerrara, cuando el habitante del edificio estuvo algo lejos Shannen entró y Glen la siguió. Subieron varios tramos de escaleras y llegaron al piso seis. Se dirigieron a la puerta veinte y antes de tocar Shannen se dirigió a Glen.
—Voy a hablar yo. Tu solo... intenta parecer amigable.
A pesar de su petición Shannen hizo una mueca que daba a entender que no pensaba que Glen tuviera las cualidades necesarias para parecer amigable. Tocó la puerta y esperaron, unos minutos después una anciana les abrió.
—Buenas tardes, usted no nos conoces, pero estamos buscando a los Ghamar.
—¿Los Ghamar? Lo siento niña, pero hace años que no viven aquí.
—¿Sabe a dónde se mudaron? —La anciana las miró un instante, luego frunció el ceño.
—Pues a la otra vida se mudaron, porque hasta donde sé están muertos. Les compré este apartamento a los representantes legales del hijo.
—¿Tenían un hijo?
—Sí, creo que se llamaba Juliann. Pero no tengo ni idea de donde vivirá ahora.
—Oh, entiendo. Bueno, muchas gracias. —La anciana cerró la puerta y Shannen sacó su tabla. Glen pudo ver como borraba el expediente de los Ghamar y abría otro.
—¿Vamos a buscar al tal Juliann? —Shannen no la miró pero esbozó una sonrisa que irritó a Glen.
—Si quieres buscar una aguja en un pajar, adelante.
—¿Sabes que para buscar una aguja en un pajar solo debes prender fuego al pajar? —Shannen le lanzó una mirada, Glen le enarcó una ceja, estaba intentando ser paciente con la rubia, pero su paciencia tenía un límite.
—No vamos a buscar a Juliaan Ghamar, ¿bien? Vamos, en el piso de arriba hay otro apellido que verificar.
Se pasaron media mañana recorriendo calles, tocando puertas, haciendo preguntas capciosas y Glen sentía que era un trabajo sin fin y más inútil que otra cosa. ¿De verdad su padre había hecho eso? ¿De verdad los padres de ellos habían hecho todo eso? Lo sorprendente del caso era que sus padres habían partido de cero, ellos al menos tenían una lista, aunque esta no fuera de mucha ayuda.
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Valor de Fuego [Razas #2]
Science FictionSEGUNDA PARTE DE RAZAS. Glen Stevarius descubrió muchas cosas que solía ignorar, entre ellas que la rebelión que tanto deseó no era lo que esperaba. Los ideales de Owen eran, si se podía, peores que los de La Hermandad, y estos últimos seguían siend...