Ian estaba en el piso derruido, así lo llamaban. Sabía que Shannen odiaba ese piso, pero a él le trasmitía una calma extraña. Era como si la falta de pared, de muebles, como si cada indicio de soledad y abandono que se apreciaba a simple vista, lo tranquilizara, de una forma que otras cosas no podrían. Ese día necesitaba esa calma más que nada en el mundo. Porque no tenía ni idea de cómo darles esa noticia. Soltó un suspiro y miró las estrellas.Llevaban tres noches en aquel fuerte de ruinas y haber llegado ahí fue tan engorroso como aburrido. Habían tomado un vuelo en la zona principal, salieron del planeta y dieron un rodeo lejos de los satélites, luego volvieron a ingresar por donde les indicó Camila Foster, que era la zona donde los sensores de detención de viajes no funcionaban.
Allí se encontraron con una casilla ilegal, que cobraba un importe ilegal a los viajeros ilegales. Casi daba risa y todo. Luego de eso caminaron calle abajo en donde Rikkie los esperaba con el todo terreno de Tibak y fueron hacia el fuerte derruido.
Camila fue el día siguiente para informales de cosas de La Mesa. El mensaje de Owen había desatado disturbios, revueltas y todo tipo de afrentas entre los ciudadanos. Híbridos rebelándose cansados de vivir a la sombra. O puros que sospechaban que sus vecinos eran híbridos y formaban motines contra esas pobres personas. Todo era un desastre. La respuesta de La Hermandad tampoco era de gran ayuda. Cuando ubicaban a un supuesto híbrido lo apresaban, mientras que a los puros le ponían una simple multa si atacaban a otro ciudadano sospechoso de ser hibrido, lo que solo empeoraba el ambiente.
Entonces aquella mañana Owen se había comunicado con ellos. Kenna tenía la esperanza de que la pelea entre Owen y La Hermandad los tuviera tan ocupados que se hubieran olvidado de ellos, pero al menos Owen no los olvidaba y el mensaje que les envió lo complicaba todo, al menos a ojos de Ian, porque Kenna al igual que Camila eran partidarias de mantener la información en secreto, pero Ian se opuso.
Debían saberlo. Era alguien que les importaba y tenían derecho a saberlo. Su madre lo miró con rostro serio cuando lo dijo y luego sentenció: «Bien, tú se lo dirás entonces.» Lo había estado posponiendo desde la mañana, pero no podía seguir así. Tomó una bocanada de aire y bajó.
Los encontró en el lago. Glen estaba sentada en el suelo con un encendedor entre las manos. Llevaba días intentando hacer algo con el Fuego pero este no le respondía como debería. Urien y Mika estaban dentro del lago, moviendo el agua de aquí para allá. Del otro lado del lago Aldair y Shannen hablaban muy cerca el uno del otro. Le hubiera inquietado si no fuera porque tenía otras cosas en mente.—¿Y nuestros chicos pelirrojos? —preguntó cuándo se acercó a Glen. Ella no lo miró, tenía los ojos puestos en la llama danzarina del encendedor, pero contestó.
—Rikkie se fue a dormir temprano, dice que le duele la tripa. Debió comerse un puré que estaba pasado, le dije que estaba pasado, pero no me hizo caso. Tibak —Glen hizo un encogimiento de hombros y por fin alzó la mirada para verlo—. Ni idea de donde está, no lo veo desde la mañana. ¿Por qué, pasó algo? —Ian le apartó la mirada. «Si, pasó.»
—Urien, ven un momento.
El agua cayó inerte al lago. Mika arqueó la espalda estirando los músculos cansados. Salió del lago y se despidió alegando lo cansado que estaba. Ian casi agradeció en voz alta a las estrellas de que su primo que se fuera, prefería que la parte de la noticia que le correspondía al muchacho se la dijera Kenna. Shannen y Aldair no hicieron ademan de acercarse, ni siquiera parecían estar muy al tanto de su presencia, lo prefirió así.
Urien salió del lago y Glen se puso en pie, abrió la boca seguro para decir que también se iba pero Ian se obligó a detenerla.
—Quédate, tengo algo que decirles a los dos. —Urien se detuvo con una mirada de preocupación en los ojos. Tenía los bajos del pantalón arremangados y algo mojados. Glen guardó el encendedor en el bolsillo del pantalón. Ambos estaban atentos e Ian no sabía muy bien como decir lo que tenía que decirles—. Owen se comunicó con mamá en la mañana. No tenemos ni idea de cómo logra infiltrarse en las redes, pero lo hace y casi nunca deja rastro. —Estaba divagando, lo sabía, pero necesitaba alargarlo lo más posible—. Nos dejó un mensaje... para ti... otra vez. —Urien puso cara de furia.
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Valor de Fuego [Razas #2]
Science FictionSEGUNDA PARTE DE RAZAS. Glen Stevarius descubrió muchas cosas que solía ignorar, entre ellas que la rebelión que tanto deseó no era lo que esperaba. Los ideales de Owen eran, si se podía, peores que los de La Hermandad, y estos últimos seguían siend...