Hacía mucho que Bastiaan renunció a entender a Owen. Admiraba sus objetivos y los compartía, incluso aplaudía muchos de sus métodos, pero con todo y eso seguía haciendo cosas que escapaban a la compresión del muchacho. Por ejemplo: Gwendoline. La chica le había traicionado, pasando información a los de Artús para que estos pudieran rescatar a toda aquella gente de la Tierra y al imbécil de Macorne. Sin embargo allí estaba todavía, al servicio de Owen.
Claro que sus condiciones habían cambiado. La chica era vigilada sin descanso y la información que manejaba era menos que la de antes, pero aun así, ¿por qué Owen aun la dejaba trabajar para él? Por supuesto no se trataba de un trabajo, Owen se lo explicó el día que arribó al quinto planeta.
Llegar no fue fácil. La Hermandad estaba más alerta que antes y por el espacio volaban naves oficiales que tenían autorización para interceptar cualquier vuelo que consideraran sospechoso. Por suerte los vuelos clandestinos de Fuego iban preparados para esas emboscadas. Llevaban papeleo falsificado tan bien elaborado que detectarlo era difícil, ahora bien, en donde los del vuelo no podían intervenir era en el papeleo de los civiles que llevaban. Bastiaan fue testigo de cómo los vuelos oficiales hicieron prisioneros a algunas de las personas que viajaban con él, entre ellos algunos hombres de Owen, Eidans mas que todo, puesto que La Hermandad sabía que ellos en su mayoría apoyaban a Owen. Si daban con un híbrido, corría con la misma suerte.
Bastiaan contaba con un par de ventajas. El espiral que lo marcaba como mitad Sueño lo tenía sobre el hombro derecho, por lo que no estaba a simple vista, la cicatriz falsa aun le adornaba la mejilla y contaba con una identificación falsa que le robó al mismo tipo que le hurtó dinero. Logró pasar desapercibido por dos emboscadas oficiales y logró llegar al quinto, con los pocos que al igual que él lograron pasar desapercibidos.
Owen los recibió en el edificio Lomas y de inmediato los puso al cuidado de médicos para que vieran sus heridas. La cicatriz falsa de Bastiaan fue removida, por lo que en un parpadeo volvió a ser el mismo de siempre, excepto por la cicatriz del brazo, que era nueva y un regalo de Glen. No podía negar que le tomó por sorpresa, a diferencia de otros chicos Fuego que él conoció y quizás por su condición híbrida, él nunca sufrió quemaduras en sus entrenamientos, sin embargo contra Glen apenas si tuvo tiempo de protegerse, la chica logró quemarle y eso no era cualquier cosa.Glen, pensó, Glen.
Luego de ser atendido se reunió con Owen en su oficina y le relató todo lo que fue capaz de ver en el Fuerte en Fuego. Le habló de Camila Foster, de Melvin, de cómo poco a poco ellos estaban regando el nombre Artús y Klose por todos los planetas. Owen apretó los puños al escucharlo.
—Necesito a ese muchacho aquí —dijo, aunque Bastiaan creía que solo era un pensamiento expresado en voz alta, porque al decirlo Owen miraba fijamente la superficie de su escritorio, como si estuviera considerando algo—. Dime, ¿eso que le hiciste la chico Macorne? ¿Cómo fue?
Bastiaan lo relató. Como se adentró en sus pensamientos y los hojeó, como si leyera un libro y como luego ubicó uno, en apariencia irrelevante y lo arrancó como quien arranca una página, solo que él conservó esa página, por si quería pegarla de nuevo al libro más tarde. Owen lo escuchó con interés y asintió. Tomó su tabla eléctrica y llamó, a pesar de que Bastiaan no tenía visual de la imagen reconoció la voz: Gwendoline. Cuando colgó, Bastiaan no pudo contenerse.
—Lo siento, pero debo preguntar: ¿Por qué Gwendoline sigue libremente? —Owen ladeó una sonrisa suave, como si supiera cosas que Bastiaan no, y era evidente que así era.
—Podría encerrarla, ¿cierto? Es lo que muchos aquí piensan, me traicionó y merece un castigo. Pero el encierro no es el único castigo. —Owen apoyó los antebrazos en el escritorio y se inclinó hacia Bastiaan, como si deseara compartir un secreto—. El mejor castigo para una persona que te traicionó, es quitarles lo que más desean en sus vidas. Por supuesto la libertad es una de esas cosas, ¿pero te parece suficiente castigo dejarlos en una celda en completa resignación mientras debes seguir alimentándoles? ¿No sería acaso mucho mejor, hacerles odiar cada segundo que siguen libres? Lo que Gwendoline más desea es ayudar a los que considera dignos, en cambio la obligo a ayudarme a mí. Esta tan limitada y tiene que hacer tantas cosas que desprecia. ¿No te parece un castigo mil veces mejor? —Guardó silencio un momento, dejando que la idea se asentara en Bastiaan, cuando él asintió, Owen agregó—. Gwendoline no deja de preguntar por la niña, ¿la recuerdas? Pero he prohibido que alguien le hable sobre ella. Imagínate su incertidumbre, estando en el mismo planeta y sin poder saber o hacer nada por esa niña. —Bastiaan asintió, y aprovechó para preguntar.
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Valor de Fuego [Razas #2]
Science FictionSEGUNDA PARTE DE RAZAS. Glen Stevarius descubrió muchas cosas que solía ignorar, entre ellas que la rebelión que tanto deseó no era lo que esperaba. Los ideales de Owen eran, si se podía, peores que los de La Hermandad, y estos últimos seguían siend...