2. Aliado

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Aliado

El pequeño papel doblado en cuatro que resbaló por los dedos de Levi esa mágica noche en la carpa de la comandante Hange, fue el incentivo que necesitaba para volver a vivir, o al menos, para volver a tener un propósito de vida que lo motivará todos los días.

Giselle Ackerman, su esposa.

Levi siempre tuvo la secreta esperanza de que ella estaría con vida en algún lugar, y ni siquiera tan secreta, porque discutía día sí y día no con sus subordinados de las miles de probabilidades que Giselle pudo tener en su escape, imaginándola y soñándola.

Pero, había llegado a un punto, luego de meses sin su presencia, que los pequeños detalles de su rostro, de su caminar, de su risa e incluso su voz se comenzaban a esfumar y el miedo de olvidar por completo la apariencia del ser que más ha amado lo sumergía en un completo estado de amargura constante.

Él estaba lentamente muriendo, en la muerte más dolorosa y cruel que cualquiera de los ciudadanos de Paradis podría haber experimentado, Levi estaba muriendo de pena y estaba muriendo en vida.

Entonces cuando releyó por doceava vez las pequeñas líneas temblorosas en las cuales se le indicaba que Giselle estaba con vida y que ambos aún podían vivir su sueño de libertad sintió, por primera vez en meses, como su corazón volvía a latir y como toda la sangre que se había congelado alrededor fluía libremente por sus venas.

Levi ahora estaba nuevamente con vida, o algo similar.

Con la punta de sus dedos, ya manchados con el carboncillo de la carta de Giselle, refregó sus ojos cansados un par de veces y decidió que era hora de ir a ver al idiota mocoso que había decidido ignorar en meses, no por rabia, sino por el constante recordatorio de que junto a él Giselle desapareció.

Sabía que Jean no tenía la culpa y, que al igual que él, Hange también presenció cómo Giselle fue capturada por la boca del titán carguero, aun así, por su odioso puesto en la legión de reconocimiento él no podía ignorar por completo a Hange, como había querido en un principio, por lo que todo su dolor e ira, la depositaba en Jean.

Si tan solo ellos hubieran corrido tras Gi, hubieran luchado un poco más...

Los "¿Qué tal sí?" era algo que constantemente atormentaba la mente de Levi, sobre todo el hecho de que si el hubiera desobedecido a Erwin por una puta vez en su vida Levi hubiera estado con Gi, y tal vez, solo tal vez, no se encontrarían en esa posición.

Pero a esa altura del partido ya no valía la pena seguir pensando en los "¿Qué tal sí?" porque ella estaba con vida, en algún horrible lugar a kilómetros de él, y ahora esas preguntas tenían que ir dirigidas al ¿Cómo sacar a Giselle de Marley? Y ¿Cómo hacerlo con rapidez?

Sin embargo, había alguien más que merecía saber la verdad sobre Giselle, y el capitán Ackerman no era tan desgraciado como para ocultárselo a la única otra persona que ha sufrido casi de la misma manera que él.

Entonces caminó a paso fugaz por en medio de las carpas, simplemente iluminado por la luz de la luna y los pequeños farolillos que habían dispuesto a lo largo del asentamiento, y divisó entre todos los soldados al gigante adolescente de barba extraña y cabello desarreglado.

Suspiró, aun sosteniendo la carta de Giselle entre sus manos, y lo fue a buscar con prepotencia y altanería, sin siquiera decirle una palabra, solo jalando de su chaqueta y arrastrándolo por metros hasta llegar al barranco cercano al mar.

Sueños sobre ti - Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora