Sueños sobre ti - Levi Ackerman

25. El fin - Parte III

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El fin – parte III

Era Jean quien, con los ojos emocionados y lagrimillas recorriéndole el rostro, corrió hacia Giselle desde el campamento improvisado que habían instalado en la altura de una colina, sorprendido porque su mejor amiga estaba con vida.

Ya habían pasado varios meses desde la ultima vez que la vio, llorando sobre el cuerpo de su moribundo esposo, y ahora verlos allí con el nuevo traje de la legión, con la mirada repleta de decisión y preparados para la batalla era un panorama que Jean definitivamente no esperaba. Pero le alegraba.

Debía admitir que sin esos tres nada estaba resultando como esperaban, estaban desesperados por un milagro, desesperados de que Eren recapacitará.

Pero no.

Eren había diseñado su venganza contra Marley de la peor manera, quería matar a toda la humanidad por el simple hecho de que no los aceptaban. Ellos si merecían venganza, Jean estaba completamente seguro de ello, pero no de esa manera y ver al maldito idiota de Eren transformar esta guerra en un genocidio le daba asco.

Miró a Mikasa con tristeza, quién observaba desde lo más alto de la colina como Eren yacía pro sobre los colosales que se acercaban hacia ellos. Esa triste mujer aún tenía esperanza de que su amado Eren Jaeger estuviera vivo, aunque viera como su cabeza se había desprendido totalmente de su cuerpo después del disparo de la mocosa que mató a Sasha.

-Pensé que no te volvería a ver -confesó Giselle observando fijamente el rostro distraído de Jean. -¿Y Asami?

Los ojos castaños del alto hombre se posaron rápidamente en el rostro de su mejor amiga y, con un gran pesar, negó con lentitud y remordimiento. Asami Bellenger estaba muerta, no había logrado escapar del primer impacto de los colosales y, con un dulce te amo de sus labios, falleció en brazos de Jean en segundos.

El sentía su corazón pesado, sentía como todo su mundo lentamente se iba derrumbando. Sasha, Giselle, Asami, todas se habían ido, o al menos eso creía él, porque tener ahí frente a sus ojos a la primera mujer que amó desde lo más profundo de su corazón le daba algo de paz, y le demostraba que, aunque la vida fuera miserable, podía continuar luchando.

Y eso es lo que haría.

-Lo lamento tanto Jean -murmuró Giselle con lagrimillas en sus ojos. -Entiendo por todo lo que estas pasando.

-¿Lo haces?

-Si -confesó. -Tuvimos que pasar por tantas cosas para llegar aquí, hasta capturé a Floch y ahora estoy al mando de sus estúpidos Jaegeristas -dijo con una risa amarga.

-Giselle ¿crees que lo lograremos? -preguntó Jean limpiando el sudor de su frente. -Maldito calor -masculló molesto. -A medida que se acercan me cuesta respirar más.

-Ya, es horrible -aceptó Giselle. -¿Cómo podemos detenerlos? Son miles.

Giselle giró su cuerpo para observar la totalidad del campamento, divisando a los pocos soldados que tanto quería a lo lejos pero, entre todos ellos, alguien a quien odiaba desde lo más profundo de su corazón, alguien a quién había jurado matar y que lo haría, allí mismo.

Dio un paso con decisión hacia la dirección en que esa persona se encontraba pero, la tibia mano de Jean la detuvo con prepotencia. Observó el rostro de advertencia de su amigo y, con fuerza, se soltó de él sin siquiera importarle las miles de frases de advertencia que le gritaba con desesperación.

-¡Levi! -gritó Jean buscando al capitán de la legión. -¡Levi!

Pero el pelinegro no se encontraba cerca, estaba admirando junto a Hange a los millones de colosales que caminaban con lentitud hacia ellos, deseando por que tan solo fuera una cruel pesadilla y no se encontraran en medio de ese sofocante calor aguardando por una muerte segura.