17. Día libre

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Día libre

A pesar de todo el cansancio que meses de entrenamiento suponían, del poco tiempo libre que tenían y las escazas noches de sueño continuo había algo que Giselle y Levi Ackerman no habían dejado de hacer, visitar la granja de la reina Historia.

La granja había crecido mucho con los meses, incluso la obra de la reina Historia había generado tanto reconocimiento que grandes hombres millonarios de la isla habían decidido invertir en ella y dar una ayuda desinteresada a los múltiples niños que vivían allí.

Giselle y Levi siempre pasaban una o dos horas para jugar con los niños del subterráneo, contarle un sinfín de historias asociadas al lugar y experiencias que ellos mismos habían vivido en el oscuro lugar en sus años de infancia.

Ellos eran famosos entre los niños, incluso se habían ganado el aprecio y amor de muchos, quienes los esperaban con ansias cada día y corrían al encuentro de la joven pareja cada vez que estos se aparecían por la gigante puerta de la granja.

Levi había decidido construir una pequeña habitación de juegos para los niños del subterráneo, la cual nombró, en honor al hombre que lo unió al amor de su vida, "jardín de Farlan" la cual contaba con los implementos necesarios para que los niños aprendieran a leer, instruirse en diversas artes y distraerse entre sencillos juegos temáticos.

-Es preciosa -murmuró Giselle abrazando por el cuello a Levi el día en que la habitación de juegos se inauguró -Muchas gracias.

-¿Por qué agradeces?

-Porque estas manteniendo viva la memoria de mi hermano -dijo entre pequeños hipidos de llanto. -Eres lo mejor que me ha ocurrido, Levi Ackerman.

La castaña, ahora con su brillante cabello corto, aprovechó cada pequeño instante en esa habitación y, como ya solía hacer, pasó dos horas de sus días jugando y divirtiéndose con la gran multitud de infantes que la rodeaban felices y le entregaban un amor puro e incondicional.

No era de extrañarse que, en el único día libre que Giselle y Levi se habían tomado después de meses, lo pasaran en la granja de la reina Historia y, aunque ambos deseaban profundamente dejarse caer en un cómodo colchón por varías horas y dormir, sus corazones pedían a gritos ir a ese adorable lugar.

Para Historia no había mejor visita que el de su heroína porque, además que era el único contacto directo que tenía con la realidad fuera de su majestuosa vida de monarca, Giselle se había transformado en una persona importante en su vida, casi como una hermana mayor que deseaba cuidar y proteger a toda costa.

Entonces, cuando vio el rostro de cansancio de Giselle una vez que bajo de la brillante yegua luna, decidió que la soldado élite merecía mucho más que un día de descanso y que no había mejor lugar que la granja para reposar.

Y ella se aseguraría que así fuera.

-No puedo -sentenció Giselle sentándose en la mecedora de Historia. -Tengo que impartir un curso de auto defensa a los ciudadanos, entrenar, apoyar a Sara en sus cursos, ayudar a Hange, no puedo quedarme quieta, Historia.

La reina dirigió sus brillantes ojos azules al capitán Levi, quién, con su ropa informal reposaba su cuerpo sobre el marco de la puerta de la cabaña que Historia tenía dispuesta para la pareja.

Ambos se observaron con el rostro lleno de preocupación, Historia sabía que el capitán había estado trabajando arduamente en la recuperación de Giselle y además en proteger todos los perímetros para que ella estuviera en paz, sin embargo, la intrépida soldado élite no podía quedarse quieta ante la alerta de una inminente guerra.

Sueños sobre ti - Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora