25. El fin - Parte V

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El fin – Parte V

Cuando Levi escuchó las sabias palabras de Armin solo atinó a mirar de soslayo a una complicada Mikasa. Él comprendía lo que estaba pasando por su mente, era exactamente lo mismo que el estaba viviendo en ese momento.

¿Cómo matar a la persona que más ama?

Obviamente Levi no lo haría, él no se atrevería a tocar ningún maldito cabello de la gigante cabeza de titán de Giselle, aunque eso significara arriesgar su vida pero, en el caso de Mikasa, si no lo hacía eso significaba que toda la humanidad continuaría en peligro, y al final del día era el único plan sensato que tenían, en realidad era el único plan que tenían y punto.

Levi murmuró palabras de aliento para su pariente lejano, quién se aferraba a la sucia y vieja bufanda roja que colgaba de su delgado cuerpo y, con las armas brillantes colgando de sus caderas, se preparó para arremeter contra la vida de Eren Jaeger.

Se acercaron con el escaso gas que quedaba en su equipo tridimensional hacia el cuerpo de un gigante Eren titan quién caminaba por sobre los titanes colosales. Era casi imposible aproximarse, el calor los aturdía y el hombre se encontraba a una distancia relevante, sin embargo, ellos eran Ackerman, eran los soldados más fuertes de la humanidad.

-¿Estas preparada? -preguntó Levi poniéndose en el lugar que Armin le había ordenado.

-No – murmuró Mikasa. -Pero es lo que debo hacer.

Levi sintió como su corazón se estrujaba, al tiempo que escuchaba los gruñidos de Giselle y lo que parecía ser todo su escuadrón transformado en titán. Ellos se encontraban completamente solos, y si la estrategia fallaba eso solo significaba que le habían fallado a la humanidad ¿era acaso eso posible? Por supuesto que no, Levi Ackerman debía dejar todo de sí en ese maldito campo de batalla, aunque su vida dependiera de ello.

Se secó la frente con su mano envuelta en sucias vendas, sintiendo como la gruesa cicatriz de su frente escocía, recordándole el porque se encontraba allí y las múltiples batallas que había ganado.

Entonces, en medio una pequeña introspección, escuchó entre sus memorias la voz de una pequeña soldado que había conocido hace años, alguien de brillante cabello rojizo que su amada esposa quería como su hermana, alguien que había acompañado a Giselle en malas y buenas y, aunque no la conociera en profundidad, creería ciegamente.

Era Camille Hook.

Sintió la presencia de la soldado a un lado suyo, casi como si su aliento estuviera pegado a su oreja y, en un susurro fantasmal, le recordó el claro del bosque, durante la primera exploración que salió con Giselle y ella.

-¿El claro? -murmuró para si mismo.

Intentó buscar en sus recuerdos el significado de esa frase, sin embargo, nada venía a su mente, el simplemente recordaba que esa maldita exploración le había costado al menos medio escuadrón y la vida de muchas personas importantes para su esposa.

Allí, en esa exploración, Giselle había demostrado ser una de las mejores soldados, había prometido cuidarlo como él a ella, y había comenzado a nacer ese profundo amor.

Entonces, sintiendo el gruñido gutural de su esposa a kilómetros de él, lo supo.

Ese día en el claro, a una noche en caballo de la base, Giselle y él debieron luchar codo a codo para asesinar a un soldado y habían utilizado una de las más emblemáticas maniobras del duo.

Sueños sobre ti - Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora