3. Reiner significa libertad

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Reiner significa libertad

A medida que los días pasaban, y su esperanza se perdía, Giselle Ackerman se preguntaba en que momento la majestuosa barcaza de guerra en la cual Yelena había desaparecido hacia Paradis regresaría.

Todas las mañanas se asomaba por la pequeña ventana de la casa de Reiner con la secreta esperanza de ver la esbelta y gigante figura de la soldado que un día le prometió libertad, incluso se llegaba a imaginar que Levi llegaría a su lado y podrían finalmente ser felices juntos.

Giselle no sabía que la realidad era muy lejana a eso.

No solo los días pasaban con rapidez, sino que también semanas e incluso meses, y lo que alguna vez fue su único motivo para seguir existiendo ahora solo era un estúpido sueño lejano que alguna vez pensó se llegaría a cumplir.

Ella debía asumir con rapidez que no existiría un final feliz, un mundo de libertad ni mucho menos un Levi Ackerman en su vida, solo debía recordar que una vez lo tuvo, lo disfrutó y que luego simplemente se esfumó pero debía estar agradecida de que al menos pudo experimentar esa sensación de amor.

Era un panorama desalentador, pero Giselle era una mujer de costumbre y su maldito instinto de supervivencia le insistía en seguir luchando y aguantando golpe tras golpe, por que algo en el fondo de su mente le recordaba que tal vez, solo tal vez, en algún futuro cercano ella sería feliz.

Optó por eliminar cada pequeño recuerdo de su vida pasada, porque le dolía, le ardía en el fondo de su corazón el pensar en su pueblo y en su gente, no le permitía continuar ni mucho menos acomodarse a ese lastimoso presente suyo, por que al pensar en ellos lo único que se le venía a la mente a Giselle era escapar y correr.

Se quitó con cuidado la pequeña pulsera que Jean le había regalado el día de su boda y se dedicó a observarla con atención. Él había sido un pequeño rayito de esperanza en sus días más grises, sobre todo después de la muerte de Camille y Petra, ella se sentía perdida y sola, por más que Levi fuera su compañero, pero necesitaba que alguien ocupara ese lugar perdido y solitario, o más que ocupar el lugar, ganarse nuevamente la confianza de Giselle.

Y Jean lo hizo.

Ella se sintió tan bien, no solo tenía a Levi a su lado sino también a un gran amigo y sentía que juntos podrían llegar a crear un futuro brillante para la gente de Ymir, pero no.

Suspiró con frustración mientras sentía que las gruesas lagrimas caían por sus cansados ojos y, con impotencia, guardó la delicada pulsera en el fondo de un bolso de tela que se había cosido ella misma una noche.

Se acurrucó en la esquina de su habitación, sintiéndose pequeña e indefensa, y bajo la tenue luz de luna cerró los ojos e hizo lo mismo que había estado haciendo noche tras noche, imaginándose mil escenarios en donde Levi llegaría a rescatarla.

-Soy patética -murmuró mientras sonreía bajo la imagen mental de su esposo. -No puedo hacer nada por mi cuenta.

Observó el gigante cristal que se posaba en su dedo anular y, con tristeza, decidió que también era hora de ocultarlo en su pequeña bolsa de tela, porque lo había comprendido, había entendido que al tener esa leve esperanza de que Levi Ackerman llegaría por ella y la rescataría le impedía hacer algo por su cuenta.

Ella simplemente se había quedado allí como una tierna muchacha soñadora.

Esa no era Giselle Ackerman ni mucho menos Giselle Church, era una estúpida soldado indefensa que se había rendido a los abusos de su enemigo y ella ya no lo iba a permitir, porque sí, aún tenía la esperanza de volver a su patria pero, esta vez, lo quería hacer por su cuenta.

Sueños sobre ti - Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora