A pesar de que habíamos estado en la fiesta hasta bien entrada la madrugada, al día siguiente me levanté temprano, con el fin de hacer los trabajos que tenía pendientes. Llevé mis libros a una mesa en la sala común de Gryffindor y me dispuse a estudiar.
Un par de horas más tarde, Madeleine se levantó, y recordando que ella tenía muchos más trabajos sin hacer que yo, se sentó conmigo para ponerse al día. Estaba tan concentrada, que no me di cuenta de en qué momento, Tom había entrado, hasta que lo vi, junto a mí.
—Necesito hablar contigo, Madeleine —dijo, mirando muy serio a mi prima.
Ella dejó la pluma sobre la mesa y se quedó mirándolo con confusión.
—Habla —le dijo, en tono apremiante.
—Solo vengo a decirte que si vas a seguir con tu plan, te busques a alguien más que te ayude con eso. Desde hoy no cuentas más conmigo.
Ella pareció todavía más confundida.
—¿De qué estás hablando? —preguntó— teníamos un trato.
Tom se encogió de hombros.
—Resulta que yo ya obtuve lo que quería y eso es todo lo que me interesa. Deberías considerar darle un filtro de amor a Diggory o algo así, porque lo que has intentado hasta ahora, no te ha funcionado.
La expresión de Madeleine cambió de la confusión a la decepción.
—¿Y vas a dejar esto así, sin más? —preguntó.
—Te recuerdo que esta no era una relación de verdad, y que podía terminar en cualquier momento, así como comenzó.
—Pero... pero tú me gustas.
Desde que habían comenzado su conversación, yo había actuado como si no les estuviera prestando atención, y fingía estar leyendo, pero al escuchar eso, no pude evitar levantar la vista para mirar, primero a mi prima, y después a Tom. Ella parecía un poco triste y él, confundido.
—No digas estupideces, Madeleine —le dijo, frunciendo un poco el ceño—. Ni siquiera sabes de qué estás hablando.
Ella asintió.
—Claro que lo sé. Llevo años enamorada de Cedric y a él ni siquiera le importa, pero tú... me he dado cuenta de que tienes todo lo que me gusta.
Él cambió de expresión, y de repente parecía estar conteniendo la risa.
—Bueno... —dijo— creo que otra vez te fijaste en la persona equivocada.
Ella frunció el ceño, parecía ofendida.
—¿Solo eso vas a decir? —preguntó.
—¿Y qué quieres que te diga? A mí solo me interesa una persona, y no eres tú.
Ahora no parecía ofendida, sino herida.
—Bien, entonces terminemos con esto —dijo.
—Bien, adiós —dijo él.
Y sin más, salió de la sala común, dejando a mi prima en un estado de estupefacción, mezclado con tristeza y decepción.
—Pero qué demonios —dijo, y golpeó la mesa con la palma de la mano—, justo ahora que comenzaba a superar un poco a Cedric y a fijarme en alguien más, me pasa esto.
—Eso pasa cuando usas a alguien para olvidar a otra persona —le dije, sin poder contenerme.
Ella me miró, ofendida, puso los codos sobre la mesa y se cubrió el rostro con las manos.
—Dijo que solo le interesaba una persona... —murmuró— y no soy yo.
Yo no sabía qué decirle. Parecía mucho más afectada de lo que hubiera previsto, ¿de verdad le gustaría Tom? Si eso era cierto, me sentía un poco mal por ella, y no quería ver cómo reaccionaría al enterarse de que yo tenía algo con él. Lo mejor era mantenerlo en secreto, quién sabe hasta cuándo. No quería hacerle daño a mi prima, aunque no estaba segura de que sus sentimientos hacia Tom fueran sinceros. De igual manera, ella nunca me perdonaría haberme involucrado con él mientras ellos estaban en esa extraña relación. Aunque no lloraba, en sus ojos era visible el dolor, y eso no me gustó para nada.
—Quien quiera que sea esa zorra, me las va a pagar —dijo de repente, levantando la vista—. Esta era mi oportunidad de vivir una interesante historia de amor y la arruinaron por completo, pero esto no se va a quedar así.
El tono de amenaza en su voz me hizo sentir una seria preocupación. No quería verla convertida en mi enemiga, pero a la vez no pensaba en alejarme de Tom, no cuando comenzábamos a tener algo bonito.
Pasé el día estudiando hasta que no tuve ni un solo trabajo sin hacer, además de que se acercaba la fecha en la que presentaríamos las TIMO, y aunque yo pensara dedicarme al quidditch y no necesitara el resultado, me parecía importante obtener buenas notas en esos exámenes. Madeleine no había dicho ni una sola palabra más y su silencio me inquietaba. Después de la cena fui a mi habitación por un suéter y tomé una rana de chocolate que tenía guardada, para dársela a Tom, pues mi tía Clarissa acostumbraba a enviarnos dulces de vez en cuando. Salí y fui a encontrarme con él en la torre de astronomía. Estaba sentado en el suelo, observando el firmamento lleno de estrellas. Me senté a su lado y saqué la rana de chocolate del bolsillo.
—Te traje una rana de chocolate —le dije y se la entregué.
Él me miró como si hubiera hecho hecho realmente extraño, frunció un poco el ceño, pero después sonrió.
—¿Es un premio por haber mandado a Madeleine al infierno? —preguntó, en tono divertido.
Moví la cabeza negativamente.
—Claro que no. Aunque si quieres que te diga, ella no se lo tomó nada bien.
Él se encogió de hombros y buscó mi mano para entrelazar nuestros dedos.
—No le prestes atención, es una exagerada.
Sonaba muy sencillo, pero me costaba no prestarle atención. A pesar de todo, Madeleine seguía siendo mi prima y habíamos estado juntas toda la vida. Suspiré y recosté la cabeza en el hombro de Tom.
—Por ahora es mejor que no se entere de esto —dije, en voz baja.
Él asintió.
—Como quieras, pero no vamos a mantener esto en secreto por siempre.
—Por supuesto que no, solo debemos dejar pasar un poco el tiempo.
—No entiendo por qué te preocupas tanto por ella, nunca le han importado tus sentimientos.
Yo sabía que tenía razón, pero me costaba no preocuparme por las personas que quería, eso era algo muy característico de mí. Ella podía ser un poco cruel a veces, pero quería creer que era solo porque hablaba sin pensar, no porque no me quisiera o no le importaran mis sentimientos.
—Ella es como una hermana para mí —expliqué—, es parte de mi familia y por eso la quiero.
—Supongo que no puedo comprenderte porque yo nunca he tenido una familia —dijo, casi en un susurro.
Me acerqué y le di un beso en la mejilla, siendo consciente de que tal vez le había faltado mucho cariño durante toda su vida. Yo estaba dispuesta a mostrarle lo que era que alguien lo quisiera de verdad. Había hecho aparecer un sentimiento muy especial en mí y tenía que saberlo, iba a demostrárselo de la forma que hiciera falta.
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𝕺𝖉𝖎𝖔 || 𝕿𝖔𝖒 𝕽𝖎𝖉𝖉𝖑𝖊
Fanfiction«El amor es un juego peligroso, y no puedes escoger con quién jugarlo». Emily Parkbey ha centrado su vida en estudiar y jugar quidditch. Es responsable, autoexigente y muy dedicada. Siempre ha tenido la idea de que debe ser la mejor en todo lo que h...