MEGAN
El lunes después de la boda de la amiga de Luka Bradamanti, que resultó ser una de las bodas más grandes a las que he ido, resulta que los novios son parte de familias muy poderosas y ricas, como lo es la familia Sting, me preparo para ir a trabajar, siempre tratando de lucir bien y atractiva.
Sé que puedo parecer muy patética al querer gustarle a mi jefe, pero es inevitable, quiero decir, es guapo, amable y me gusta su voz, lo único que me desagrada es su manera de fumar, pero eso es algo que con el tiempo he aprendido a tolerar. Pero, al parecer él está o estaba, no estoy muy segura, enamorado de Amy Sting o mejor dicho, la fría Sting.
Aún no supero haber visto a Luka besar a Amy Sting en la boda, sentí los peores celos de mi vida, yo quería que él me besara de esa manera, claramente tienen su historia y claramente llevaban tiempo sin besarse, porque, ese fue el momento más pasional que he presenciado en mi vida, lo que no me deja mucho margen para gustarle a Luka, lo que me decepciona un poco, pero no dejo de lado mis esperanzas.
Conduzco a la casa de Luka Bradamanti y al llegar veo un auto afuera, sé que no es el de Amy, ya que el suyo es negro y este es blanco, bajo y entro con cuidado, escucho voces a lo lejos, dejo mi bolso en la entrada y tomo mi celular, camino directo al despacho de Luka y no está, pero tengo entendido que hoy trabajariamos aquí, por lo que lo busco por la casa, en la puerta de cristal que da al jardín puedo ver que está fumando y caminando por el césped, pero eso no es lo que llama mi atención, sino el hombre que lo acompaña, es alto y de cabello cobrizo, así como joven, me acerco y toco la puerta de cristal para reportarme, ya que es mi hora de entrada.
—Buen día, Megan —dice Luka y termina su cigarrillo. —¿Todo está bien?
—Si, solo me reportaba —digo un poco nerviosa y el hombre que lo acompaña me ve atento. —¿Se les ofrece algo?
—Una presentación formal, tal vez —dice el hombre con un acento italiano. —Un gusto conocerla, soy Niccolo Risso, amigo de Luka y su abogado.
—Megan Dean, asistente del señor Bradamanti —digo tomando la mano del hombre y sigue observándome.
—Ya, Luka me contó un poco de ti, pero nunca que tenias unos ojos hermosos —dice Niccolo seguro de si y siento mis mejillas arder. —No tienes porque guardarte detalles, hermano.
—Dejala —dice Luka serio, parece un poco molesto. —Megan, ¿podrias revisar esto y reservar un vuelo a Milán dentro de dos dias?
Luka me da unos papeles y solo asiento, me voy y sigo sintiendo la mirada del amigo de mi jefe sobre mi, pero trato de ignorarlo cuando llego al despacho, reviso los papeles y es un contrato para un taller de costura en Milán, de alta gama, me pregunto de donde puede tener tantos contactos mi jefe, reviso que las firmas y las fechas estén bien ejecutados y después aparto el vuelo en primera clase para 1, me encantaría poder acompañar a Luka a Milán, pero tengo que quedarme para el cargamento de Amy Sting.
Resulta que ella es una de las mejores clientas de Luka, pero, ¿como pueden trabajar si tuvieron sus enredos? Dejo de pensar en ello y solo me concentro en los papeles del escritorio, no toco los que no me corresponden, no quiero cometer el mismo error que con el sobre dirigido a la señorita Sting, me sigo preguntando que había dentro.
Después de unos minutos mi jefe se reúne conmigo y trae café para ambos, está serio y me parece que sigue molesto, pero solo me pongo a trabajar en su agenda y en organizar muchos papeles.
—Tendrás que ocuparte de unas cosas cuando este en Milán —me dice sin despegar la vista de su computadora. —Tendrás que ir con Amy Sting y firmar unos documentos, son los del folder rosa y después con el director de las exportadoras Lucky, también tienes que atender a mis exportadores en el aeropuerto, solo para asegurarnos del cargamento.
ESTÁS LEYENDO
Until You Forget Me
RomanceRegresar al lado de Amy no será fácil, pero Luka Bradamanti sabe que un error no será más fuerte que lo que siente el uno por el otro. Tras el regreso de Luka vienen nuevas relaciones, el orgullo de Amy es más fuerte que sus sentimientos, por lo que...