Las rosas siguen siendo blancas

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LUKA

Despierto en la mañana un poco más tarde lo que ahora tengo acostumbrado, me preparo para un día de trabajo y un poco de aburrimiento, pienso en tomar un poco de tiempo para mi, tal vez sea buena idea ir a Florencia o Roma, ambos lugares tengo asuntos pendientes. He tratado de armarme de valor para hablar con Dante y Gianna, pero simplemente no puedo, no sé cómo hablar con ellos después de todo lo que he hecho.

Bajo a tomar algo para desayunar, entro a la cocina y Joan, el ama de llaves, ya tiene listo todo, lo que me parece bien, incluso tiene listo el café, la saludo y espero un poco a que alguien más de mis invitados baje a iniciar el día, pero al parecer, todos son unos holgazanes. Tomo mi celular y veo la hora, son muchas horas de diferencia en Roma, tal vez en la noche, solo tal vez. El timbre la casa suena y mi ama de llaves va a recibir la visita, lo que me parece muy raro, nunca he tenido vistas tan temprano y mucho menos, si no estoy esperando a alguien.

Camino por la casa hasta llegar a la sala, donde la visita me espera, Hanna, usa pantalones y claramente se ha preocupado por lucir bien, para sentirse poderosa, al verla me es inevitable cambiar mi humor regular por uno indiferente, tan bien que había comenzado la mañana.

-Joan, ¿podrias hablarle a Lorenzo, por favor? -le digo a la mujer que se queda de pie esperando mis indicaciones, lo que hace al instante. -¿Qué haces aquí?

-Buen día, Lukas -dice Hanna sería y me analiza un poco. -¿Llego muy temprano?

-No, pero, no entiendo que es lo que se te ofrece, realmente.

-Ya te lo he dicho -dice ella con un acento inglés y ojos azules con inocencia. -Quiero acercarme de nuevo a ustedes, a Enzo y a ti.

-No creo que sea una buena idea -digo tomando una cajetilla de cigarrillos de uno de los ceniceros que adornan la casa. -Habia dejado claro que no quería saber nada más de ti.

-Bueno, no deberías hablar por tu hermano tambien -dice ella viendo sobre mi hombro. -Enzo, buen dia.

Mi hermano se une a nosotros y me observa con acusacion, claro que piensa que invite a Hanna, pero no es asi. Enciendo el cigarrillo y las dos personas que tengo como compañia se quejan, por lo que nos movemos al jardin. Una vez ahi, tomo un poco de distancia y espero a que comience una conversacion.

-¿Que haces aqui? -dice Enzo y esta igual de molesto que yo. -Que yo sepa, Nicoletta no te ha invitado.

-Tu esposa no lo ha hecho de nuevo, pero es una mujer muy agradable, Enzo -dice Hanna suavizando su voz. -No sabia que me traeria de nuevo a ustedes una casualidad en la calle.

-No fue casualidad -digo un poco divertido. -Nicoletta planeo todo.

-¿Ella sabe quien soy? -dice ella un poco asustada. -¿Le ha dicho a alguien?

-No -digo secamente y termino mi cigarrillo. -Pero no le agradas, solo quería traerte a nosotros y eso hizo.

-Vaya, pensaba que su amabilidad era sincera.

-Es una buena actriz -dice Enzo orgulloso de la profesión de su esposa. -¿En que podemos ayudarle, señora Dean?

-Sé que están molestos, niños -dice Hanna soltando un suspiro. -Pero en verdad lamento habelos dejado, no tienen idea de cuanto y de todas las noches que pensaba en ustedes, en especial en Lukas.

-Vaya, creo que el arrepentimiento es un juego, ¿qué quieres realmente? -dice mi hermano más serio. -Ninguna madre hace algo asi y no busca a sus hijos después.

-Intente hacerlo, pero no tenía el valor de presentarme ante ustedes.

-Nosotros no tenias el valor de preguntar por ti, tampoco -digo recordando mi solitaria niñez. -Tenemos una verdadera madre en Florencia, tú solo pusiste el vientre.

Until You Forget MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora