Mi habitación tenía grandes ventanales de vidrio, estaban adornados con cortinas largas color beige y estaban llenos de encaje. El baño tenía una tina dorada, pero el resto era color blanco, se veía muy limpio. También tenía mis propios sillones frente a una chimenea, me pareció gracioso porque aquí no nieva. ¿Cuánto frío puede hacer?
Pero lo más bonito de todo era la cama, grande y muy cómoda. Definitivamente el reino Norte sabía cómo recibir bien a sus invitados.
Cuando desperté al día siguiente, estaba sola en la habitación. Me había acostumbrado a siempre tener a Manilla cerca de mi. Ella estaba muy emocionada por el cuarto que le habían asignado. Muy amplio y bien decorado, se sentía soñada.
Y aunque estaba feliz por ella, tenía un sentimiento agridulce dentro de mí por no poder brindarle una habitación tan bonita como esa en el castillo del Reino Sur. Marilla no es mi dama de compañía, es mi compañera, mi consejera, es a quién recurro cuando necesito una segunda opinión, es quien me peina y arregla. Es quién en realidad se hizo cargo de mí cuando mamá murió.
Me hizo feliz escuchar al día siguiente que había extrañado dormir a un lado de mi.
Jake desayuno con nosotras en la mesita que tengo frente a la chimenea. Me avisaron que podía desayunar con el Rey y con el príncipe Max pero rechacé la oferta. Insistieron tanto que prometí que bajaría a comer con ellos.
En este momento me importaba más saber que opinaban Jake y Marilla de todo esto.
- ¿Qué tanto te decía, Violetta? - me pregunta Jake frunciendo el ceño
- Nada, sólo me estaba mostrando el castillo - respondí - Se portó muy amable todo el tiempo, es muy educado
- Se veía muy guapo - comenta Marilla
Y noto como Jake rueda los ojos
- Quiero preguntarle qué sabe de todo este tratado, pero aún no me siento en confianza, me tengo que ganar su confianza...
- ¿Crees que puedan conversar en la hora del almuerzo? - me pregunta Marilla
- No creo, el Rey va a estar ahí...
Ocupó inventar una excusa para pasar tiempo con él, para ganame su confianza, para saber cómo estuvieron en realidad las cosas.
- Podría pedirle su opinión para algo de la boda... - comentó en la mesa esperando su aprobación
- Todavía no tenemos nada organizado, tendríamos que ponernos a trabajar en eso...
- Ya se nos ocurrirá algo
Se nos tiene que ocurrir algo.
- ¿Quieres caminar un rato por el castillo? - me pregunta Jake
- Claro que sí - me urgía salir de esas cuatro paredes
Salgo de la habitación con Jake rumbo al salón principal, quería enseñarle un cuadro que me había gustado mucho. Invitamos a Marilla pero dijo que prefiere quedarse a desempacar las maletas.
- Este es - le digo a Jake apuntando al cuadro
Es una obra que abarca la mitad de la pared, no sólo es la más hermosa y la más grande, también es la más colorida. Es el retrato de un pueblo, con muchas casitas y gente afuera de ellas bailando, como una fiesta. Tenía una fogata en el centro y se veía el cielo de colores porque se estaba metiendo el sol. Tenía árboles y flores alrededor.
- ¡Qué bonito es!
- Hay cosas más bonitas en este cuarto - me dice Jake y siento su mirada penetrante