Me encontré a Jake mientras salía del gran salón. Su cara se veía desencajada. Cree que no me doy cuenta de lo extraño que se ha portado estos últimos días. Pensaba que pronto se le pasaría, o bien que me contaría lo que tenía, pero aún no pasa ninguna de las dos. Veo su mirada triste y me parte el corazón.
- Oye - le digo mientras me acerco más a él
Levanta la cabeza y se para derecho al escuchar mi voz
- ¿Quieres caminar por los jardines? - le pregunto y sin pensarlo asiente con la cabeza
Lo tomo por el antebrazo mientras caminamos. Siento el viento soplar contra mi cara mientras llegamos a la puerta principal.
- ¿Cómo estás? - le pregunto
- ¿Cómo estás tú? - me responde a los segundos - Como tú estés yo estoy
No puedo evitar sonreír.
- Yo estoy bien
- Entonces yo también - me dice con una sonrisa
Pero sé que no lo está. Después de un rato caminando por los jardines me rindo al intentar sacarle información. No me va a decir nada. Jake es una tumba, entiendo que no me quiera preocupar pero me preocupa más verlo así. Casi no lo reconozco, tiene las ojeras bien marcadas debajo de sus ojos, si no está con la cabeza abajo está bien alerta, batalla mucho durante el día para no quedarse dormido. Son acciones que sólo me dejan pensando.
Volvemos juntos a mi habitación. Inmediatamente se recuesta en la sala de estar, justo donde tiene su libro a la mitad.
Me quedo viendo en la ventana hacia afuera. Puedo ver llegar al Rey junto a un gran grupo de elementos de seguridad, todos con uniformes azules con dorado. Cuando volteo con Jake para contarle él ya está dormido. Lo dejo descansar y voy a la habitación de Marilla.
Marilla se emocionó mucho cuando le platiqué que Kiara llegaba, sabe que somos buenas amigas. Comí junto con ella y cuando volví a mi habitación Jake apenas estaba despertando. Después de un rato le digo
- Si tu habitación no está cómoda, sé que si hablo con el príncipe Max pue-
- No es necesario - me dice sin dejar que termine la oración
- No es ninguna molestia Jake, es algo que se puede soluci-
- No te preocupes esta bien - me dice terco
No insisto más en el tema y mejor cambio de conversación
- La princesa Kiara llega hoy de su viaje
- Ella me agrada - me dice mientras tome su libro empezado de la mesita
- Al parecer la mandaron al reino Oeste por asuntos misteriosos - le digo intentando aligerar el ambiente
Puedo ver como su entrecejo se hace más profundo así que mejor cambio de tema y lo convenzo para que no me deje sola y coma aquí en mi habitación.
Después de unas horas la dama de compañía de Kiara viene avisarme que solicita mi presencia en su habitación.
- Oficialmente te puedo llamar cuñada ¿verdad? - me dice en cuanto entro a su cuarto
- Por supuesto que sí - le dije mientras le daba un gran abrazo
- Que bueno, me daba mucho miedo que te dieras cuenta de lo cretino que es mi hermano y no te quisieras casar con él - me dice rodando sus ojos - Que bueno que aún no te das cuenta - me dice mientras camina a su armario
No puedo evitar soltar una carcajada.
- Tenía muchas ganas de verte, para que te puedas probar mi regalo de bodas - me dice sacando un hermoso vestido de novia
Era tan cual un vestido de princesa, amplio y con finos detalles de encaje. Simplemente el vestido de mis sueños, quedé enamorada en cuanto lo vi.
Kiara me hizo medírmelo de inmediato para ajustarlo porque no sabía mis medidas, pero en realidad no tuvo que hacerle mucho.
Me veía al espejo y no podía creer que era yo.
Me voy a casar.
Y ahí sentí como me cayo una cubeta de agua fría.
¿Qué siento por Jake? ¿Qué siento por Max? De pronto ya no tenía mis sentimientos tan claros. Creía odiar al príncipe Max pero es que últimamente me parece tan dulce, tan agradable, tan simpático que me es casi imposible tener un mal sentimiento hacía él. En realidad he llegado a pensar que casarme con él puede ser la mejor decisión de mi vida, incluso he llegado a sentirme agradecida de que me haya escogido a mi.
El príncipe Max me es tan fácil de querer.
Y por otro lado esta Jake, que adoro y nunca quiero lastimar. Y sé que la esta pasando mal y también sé que por alguna razón siento que es culpa mía. No quiero vivir con eso, con ese remordimiento de saber que nunca lo intenté con él, del nunca saber si sí hubiera podido ser feliz con él.
Pero muy en el fondo sé que sí.