Jake estaba acostado en la cama junto a mi, sentía su mano cerca de la mía, mi hombro rozaba sin querer con el suyo. Estamos volteando al techo. Viendo las sombras que se forman con la poquita luz que entraba en la habitación.
Era hora. Le tenía que decir lo que estaba pasando. No tuve que empezar la conversación porque Jake siempre estaba lleno de preguntas.
- ¿Qué te dijo Abigail? ¿Por qué ahora son amigas? Pensaba que se odiaban...
- Está aquí buscando información, ella es el medio de comunicación entre el Reino Este y Oeste. Están unidos.
- ¿Qué pasa con el Reino Sur? - me pregunta y siento la intriga en sus palabras.
- Tal parece que le han dado la espalda. Todos piensan que estamos con el Reino Norte...
Después de unos segundos, confundido me responde.
- ¡Pero qué ridículo! ¿Cómo piensan que vamos a preferir una guerra? En el Reino ya hay demasiadas muertes por hambre, no tiene sentido. Esto solamente puede ser obra de los ambiciosos del Reino Norte y de nadie más...
Me quedo en silencio, porque es cierto.
- ¿Cuál es el plan? ¿Qué vamos a hacer?
Me quedo quieta mirando al techo, sin decir una palabra. Por ese instante quisiera que no existiera nadie y solo poder enfocarme en Jake y yo. Mi corazón late rápidamente sintiendo su calor. ¿Cómo pude ser tan tonta? ¿Por qué hasta ahora me doy cuenta de los verdaderos sentimientos que tengo hacía él? ¿Lo quiero? ¿Lo amo? ¿O sólo es un capricho porque sé que el príncipe Max no me quiere? ¿O es el hecho de que ya no lo voy a ver?
- No tengo idea. - le respondo cuando vuelvo a la realidad.
Le tengo que decir.
- Eso no es todo... - digo mientras raspo la garganta.
Se puede dar cuenta por el cambio de mi voz que es algo muy serio y siento como rápidamente voltea en mi dirección. Ahora tengo la presión de sus ojos mirándome.
- El príncipe Max ya no te quiere en el Reino Norte.
- ¡¿Qué?! - escucho cómo me contesta en cuanto terminó la oración.
Definitivamente no se esperaba eso. Mi mirada sigue clavada en el techo y luego de unos segundos siento como se levanta de la cama.
- Mañana te va a mandar en un tren al Reino Sur.
- Maldito cabrón de mierda... - lo escucho susurrar.
Ya no tengo nada que decir. Sin pensarlo mis ojos se desbordan en lágrimas.
- No quiero que te vayas, no quiero que te vayas...
Me tapo la cara porque me avergüenza que me vea en ese estado. Soy fuerte, ocupó ser fuerte para él.
Siento sus brazos a mi alrededor apretándome fuerte. Me pulsan sus latidos en mi oído mientras huelo el maravilloso olor a naranja. ¿Ya no podré oler a naranja nunca más? Voy a extrañarlo tanto. Él es una parte de mí. Se va una parte de mí, que ya no voy a poder reponer jamás. Y aunque quisiera que hubieran pasado horas, después de unos minutos se despega de mi acelerado.
- ¡Yo puedo poner en alerta a todo el Reino Sur!
Pero por supuesto.
Un golpe de adrenalina me invade. Lo sentía perdido. Todo lo sentía perdido. ¿Será que todavía podemos parar esto?
- ¡Dile a mi padre! ¡A él se le tiene que ocurrir algo! Él tiene mucho más poder y contactos que yo.
- Tiene que ser antes de tú boda.
- Jake, me caso en 2 días.
- Mierda, mierda, mierda...- lo escucho murmurar.
Mis manos tiemblan mientras lo veo caminar en la habitación. Siento tiras eléctricas en todo mi organismo. ¿Todavía tenemos una oportunidad de ganar?
- Te necesito atenta. - me dice mientras me mira a los ojos.
Aunque estoy algo acelerada hago mi mayor esfuerzo para poner toda mi atención.
- Voy a venir a buscarte... y si te casas voy a matar a ese hijo de puta.