Debo de admitir que estaba muy molesta cuando me enteré que mi padre me mandaría al Reino Norte para "planear la boda". No era necesario que estuviera allá pero es parte del castigo que me puso.
No estaría en este tren con este rumbo sino fuera porque dio la orden de que mi jefe de seguridad sería Jake.
Mi padre lo ve como un héroe porque había sido él el que me había encontrado cuando intenté huir.
Jake estaba sentado a un lado de mi, siempre pendiente de mi.
El mejor trabajo de mi vida eso fue lo que me dijo cuando me platico que el Rey le había dicho que él me acompañaría.
Del otro lado tenía a Marilla, sin ella tampoco estaría arriba del tren. Cuando le platiqué se emocionó mucho por conocer el Reino Norte. Por fin íbamos a descubrir si todo era tan maravilloso como habíamos escuchado. Y es que el Reino Norte es completamente diferente al Sur. Fue muy difícil hacer mis maletas porque solo tengo vestidos con mucha tela.
Por supuesto que el príncipe Max me envió una carta invitándome al Reino y al castillo, diciendo que esperaba pronto verme y que podía contar con él para lo que se me ofreciera.
No puedo dejar de imaginar lo emocionadas que estarían las princesas del Reino Este y Oeste si ellas hubieran sido las seleccionadas. Pero yo no. Me importa una mierda.
Jake me agarra de la mano. Sé que me quiere decir que no me preocupe, que todo va a estar bien y que él va a estar ahí para mí, pero sólo me agarra la mano.
...
Marilla me susurra al oído que ya habíamos llegado, yo me encontraba dormida en el hombro de Jake. Me había perdido del último tramo del camino. Son muchas horas de viaje.
Podía ver el sol brillando en lo más alto, el cambio de temperatura había sido muy visible a la mitad del camino, pero se sentía aún más cuando por fin bajamos del tren. Era un clima tan agradable, algo que jamás había presenciado. Estaba lo suficientemente caliente para no llevar chaqueta y lo suficientemente fresco para mantenerte sin calor.
Cuando pisamos tierra ya se encontraba una carroza esperándonos. Junto con otras dos para escoltarnos.
Se veía precioso a nuestro alrededor. Había viento pero no demasiado, había muchísimos pinos adornando toda la estación. Mientras más nos movíamos más notaba la diferente flora de todo el Reino. Nos tocó ver en el camino todo un terreno lleno de árboles frutales, había de todo: manzanas, limones, naranjas, guayabas. Se veía muy hermoso todo. Era todo verde.
No podía dejar de pensar en lo feliz que sería el Reino Sur con este tipo de alimentos. Que bendecidos eran los del Norte por tener el clima para ver crecer vida de esta manera, nosotros jamás podríamos.
A lo lejos podíamos ver una montaña, una montaña verde. Todas las montañas son blancas en el Sur.
Mientras más nos acercamos nos dimos cuenta que arriba se encontraba el castillo.
Que difícil sería intentar escapar de ESE castillo.
Era enorme. Gigantesco. Más grande que cualquiera que haya visto. Los castillos de los Reinos Este y Oeste son bastantes parecidos al del Sur, así que me era impresionante encontrarme con uno de este tamaño.
Nos vamos a perder le susurro a Jake.
Manilla era la más impresionada con todo. Especialmente los árboles frutales que adornan todo el alrededor del castillo, eso había sido su favorito.
Cuando paramos al frente de este estaba el príncipe Max y el Rey esperándonos justo en la entrada de la puerta.
- Bienvenidos al castillo princesa, el príncipe Max y yo estamos muy contentos de que estés aquí - me dice el Rey
- Muchas gracias por recibirnos - le contestó haciendo una reverencia
- El príncipe Max te va a dar un recorrido por todo el castillo - me dice emocionado
Ay no...