Todo seguía volando, no solamente en su cabeza, sino prácticamente el papelerío generaba una ola sobre el aire que dejaba un escenario abierto a la expectativa sobre ese evento tan importante. Podía salir de muchas formas, pero se convenció en todos esos días en que sería perfecta. Y de algo salir mal, todos la apoyarían.
Estaba frente a un espejo lo suficientemente grando como para ver cada detalle de su rostro, siendo tambien ayudada por la luz y una silla (muy bien decorada) para asomarse tranquila y mirarse. Los nervios se concentraban en su estómago y garganta. Su delineado fino y elegante, con su sombra brillante plateada y sus labios rojos como la temática de la gala. Un recogido que destacaba por unirse en lo alto de su cabeza en compañía de una corona del mismo rono que la sombra le daba el aspecto de una reina completa. Cada detalle de su aspecto lo tenía gfabado desde hacía unos minutos, de cuando le dijeron que debía esperar pues las personas recién estaban pasando por el portón de cristal con colgantes del mismo material, custodiado por fuentes armónicas a sus costados. El salón no era grande, era gigantesco. La organizadora resultó ser una mujer extremadamente amable y comprensiva. Le indicó su camarín personalizado y el de sus acompañantes modelos. Al entrar en éste antes de que comenzasen a prepararla un par de horas antes, se encontró con una pícara nota firmada por una persona que le sonaba de hace unos meses. Su inquietud tuvo que ser reprimida ante la declaración que en ella estaba escrita.『Le deseo ɑ mi queridɑ ɑmigɑ lɑ mɑyor de lɑs suertes, y que sobre todo, lɑ telɑ de su vestido deje en buenɑ reputɑción mi negocio. Lɑs invitɑciones son muy bonitɑs. Beso afectuoso, ✿ GD ✿』
Mientras la mayoría de invitados disfrutaban de la barra libre y aperitivos de variadas procedencias, Remi se encargaba de todo lo que en producción musical se tratase. Entre las planillas que le cedieron para corroborar el soundtrack durante el discurso del presentador "Un invitado de honor", al leer su nombre, casi le da un respingo sobreactuado. Recalculó varias veces en una fracción de segundo si era buena idea decirle a su mejor amiga o no por el asunto de sus nervios, pero sintió unas manos que lo empujaban hacia el cuarto donde debería cambiarse en milisegundos.
Emi con la primera parte del vestuario principal puesta, merodeaba tratando de ayudar a su soulmate y a su amiga Aldana para controlar los nervios, aunque ella no estuviese absuelta de ese sentimiento. Recorría todo lo que sería el "detrás del telón" con la misma admiración que cuando entró por primera vez. Lujo, exactitud y perseverancia se olía en el aire.
En lo que volvía por órdenes del personal, su cuerpo chocó con un hombre bastante más alto que ella y que a juzgar por su aspecto, era otro de los de seguridad, a los que por su ropa se los podría confundir por invitados cualquiera. Supuso que esa era la gracia para pasar desapercibidos.--Discúlpeme.-- Emi.
--No señorita, disculpeme usted a mi.-- la silueta giró sobre sus pasos y se dió vuelta.
<<Tiene que ser una broma.>>
--¿Emi?-- San.
Los dos parecían igual de sorprendidos al verse a si mismos en esas circunstancias. Choi la analizaba de arriba abajo y vicebersa como si estuviese en presencia de un fantasma, Emilse por su parte soltó una sonrisa nerviosa.
--Supongo que el mundo es un pañuelo.-- Emi.
--Aparentemente.-- San, con una sonrisa que a Emi le pareció atractiva, pero claramente no iba a decirlo.
--¿Nos vemos después?-- Emi
--Por supuesto.-- San, haciendo una pequeña reverencia de caballero y yéndose a un costado.
<<Calma, calma, calma.>>
Sintió como sus entrañas se contraían. Primero, por la simple idea de tenerlo en este evento tan importante siendo que tranquilamente cualquier persona cercana a ella terminaría por cruzarse con él. Segundo, ya se había resignado a la idea de enfrentarlo solamente en el trabajo. El destino se estaba burlando en su cara. Sintió su celular vibrar dentro de su short de descanso. Le empezaron a transpirar las manos, rogando porque no fuese algo del recién encontrado.
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𝐷𝑒𝑠𝑡𝑖𝑛𝑜
RandomA veces las simples casualidades de la vida, son lo que nos cambian para siempre.