20.|𝑅𝑎𝑣𝑒𝑙|

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Ya el sol estaba asomándose en el horizonte, mostrando que habían pasado las primeras horas de la mañana. Unos ojos claros debido a la luz comenzaron a abrirse lentamente. La enfermera que estaba limpiando y cambiando el suero comunicó que dentro de un rato traería la comida. Aunque Emi no tuviese hambre, sabía perfectamente que negarse no podría. Necesitaba una alimentación saludable para contrarrestar el impacto que tuvieron los calmantes en su cuerpo.

--¿Mañana ya me puedo ir?-- mientras daba el primer bocado, se atrevió a preguntar.

--Preferiblemente deseamos que te quedes al menos dos días más. Es fundamental que te controles.-- rebatió la enfermera dejándole a Emi un mal sabor de boca.

--¿Cuándo van a poder entrar mis amigas?--bebió un sorbo de agua, pero apretó muy fuerte el vaso y casi se le cae de las manos.

--Señorita... decidimos cerrar el horario de visitas para casos como los... suyos. La calma es importante, y por lo que me comunicó el personal, sus acompañantes hicieron demasiado escándalo.-- la mujer esperaba en una esquina para corroborar que la de ojos claros termine de comer, pero se llevó una mirada de sorpresa y enojo.

--¿¡Disculpe!?-- intentó pararse para hablarle a la enfermera en un tono más alto, pero cayó de culo ante la silla. Se golpeó el codo derecho.

--No lo intente señorita, por favor. Necesita descansar. Voy a retirar la bandeja después.-- como dijo, se fue.

Emilse se quedó un largo rato pensando lienttas apenas podía digerir la comida. Se resignó, ella había hecho esta locura, ahora tenía que aguantársela. Le dolía estar lejos de quienes más quería, pero por otro lado, cualquier signo de estrés podría evitar que mejore. Unas lágrimas se deslizaron mientras pinchaba sin causa el filete que le sirvieron. El olor a hospital era algo a lo que ya estaba acostumbrada, pero hoy especialmente olía peor.

Cuando las primas recibieron el comunicado de "Cero visitas" casi explotan como dinamita. Lo último que les faltaba. Luego de unos segundos de alboroto (también factor de la falta de sueño) se dieron cuenta de lo inútil que era discutir con los médicos. O mas bien, Aldana retuvo a una agotada Eli para evitar un pleito. ¿Ahora que iban a hacer? ¿Fingir que no había pasado nada y esperar dos días a que Emilse salga? Suspiraron en conjunto y abandonaron el hospital. Pasadas las 10:00. Aún podrían asistir a sus respectivos trabajos, y así fue. Eliana necesitaba apoyo, y Leith fue lo primero que se le cruzó por la cabeza.

Solo bastó una respiración más fuerte de las que había tenido en toda la noche para despertar. Moverse a un costado y estirarse provocó un dolor inimaginable. Pegó un grito y abrió completamente los ojos, de para en par. Notó a su hyung sentado con las piernas cruzadas mirando su celular. ¿Qué era todo esto? Sintió ese horrendo aroma a medicación, vio la ropa celeste de puntitos y las paredes blancas.

--¡Joven Lee! No se mueva mucho, tiene demasiados hematomas.-- el médico vestido de bata blanca y corbata rayada se acercó para revisarlo.

<<¿¡Joven Lee!?>>

Confundido y sobre todo adolorido miró a Hoseok, que ya estaba de pie del otro lado de la camilla, a un costado suyo. El mayor de los dos aprovechando que el profesional estaba de espaldas, puso su dedo índice por encima de sus labios. Señal para que Kook le siguiera la corriente. De todas formas el pelinegro no estaba suficientemente consciente para responder ante cualquier pregunta y solo permaneció en silencio. Recién a la hora del almuerzo pudo interrogarlo.

--¿¡Lee!? ¿¡Hospital!? ¿¡Vendas!? ¿¡Semana en este lugar!? ¡Jung Ho Seok! ¿¡Qué mierda te dije hace poco!?-- Jeon gritaba en voz baja, un reclamo en susurro.

𝐷𝑒𝑠𝑡𝑖𝑛𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora