Ann me miraba con cara de sorprendida, nos encontrábamos en la parte trasera de mi casa, sentadas en un conjunto de sillas que mi madre había comprado hace poco.
- Esto que me estas diciendo es algo sumamente importante y sorprenderte, quien diría que la angelical y tranquila Ali seria así de mustia, manipuladora y mentirosa – Ann tomo el vaso de té que había estado bebiendo y le dio un largo trago.
- Ni que lo digas, pero desde el principio esta chica se comporto como toda una perra, así que no podría importarme menos – le quite importancia con un simple movimiento de mano, recargue mi cuerpo contra el respaldo de la silla.
Ann me observo en silencio por un momento y después se acerco un poco a mí, como si estuviera a punto de decirme el más grande de los secretos.
- No te importa lo que le pase a Ali, eso lo entiendo, pero ¿Qué hay de Johnny?, ¿Qué harás si ese niño es realmente de el? – Ann parecía un poco incomoda por el hecho de estar diciendo aquello. La mire durante unos segundos para después bajar mi vista hacia mis manos que sin darme cuenta las mantenía apretadas en un puño, aquello que Ann decía lo había pensado ya, no me atrevía a decirlo en voz alta, ya que lo que mi corazón deseaba mas que nada es que todo esto solo sea una red de mentiras de Ali.
- Pues, me alejaría, dejaría que sean felices, sé que después de un tiempo Johnny caería redondito en los encantos de su futuro hijo o hija, yo seguiría con mi vida así sin más – me encogí de hombros, mientras intentaba con todas las fuerzas que tenia evitar que si quiera una lagrima saliera de mis ojos, después de aquello Ann no dijo nada, solo asintió unas cuantas veces y prosiguió a beber su te, yo agradecí aquel silencio, ya que sabía que si abría mi boca para decir cualquier cosa mi voz se quebraría.
Me estire en mi lugar, pude escuchar los huesos de mi espalda crujir, pase mis manos por mi cara y bostece un poco, la anoche anterior no había dormido prácticamente nada, estaba de pie bajo el feo árbol que se encontraba a unos cuantos pasos de la entrada para la escuela, faltaban unos diez minutos para que la campana sonara y aún no había rastros de Bobby, quien la noche anterior había llamado para encontrarnos aquí. Recargue mi espalda contra el tronco del árbol y mire pasar a los alumnos, a lo lejos divise a Daniel, quien se encontraba asegurando su bicicleta, hacia tanto tiempo que no hablaba con el que ni siquiera sabia como estaba yendo su entrenamiento, sin duda alguna mas tarde lo llamaría, una voz tan familiar para mi hizo que me girara a mi derecha.
- ¡Alex! – grito Bobby, como ya era costumbre, lo vi acercarse rápidamente hasta donde estaba yo.
- ¿se puede saber porque rayos me citaste tan temprano aquí si de todas formas ibas a llegar tan tarde? – le pregunte molesta mientras lo miraba de mala gana.
- Primero que nada, buenos días para ti también, segundo llegue tarde porque no podía encender mi motocicleta y tercero te llame aquí porque vamos a interceptar a Johnny para presionarlo con la información que tenemos – el me sonrió orgulloso de lo que acababa de decir.
- Debes estar bromeando, esa es la peor idea que se te ha podido ocurrir en toda tu vida, ¿Por qué carajos crees que Johnny nos haría caso?, ella es la madre de su hijo y nosotros somos su mejor amigo y su ex – lo apunte a él para después apuntarme a mí.
- Corrección somos: su hermano del alma y tu eres el amor de su vida, vas a ver que saldrá bien, pensaba intentar lavarle la cabeza pero a veces Johnny suele ser tan estúpido que no creo que entienda las indirectas, por lo tanto se lo diremos de enfrente – el paso su brazo por mis hombros y comenzó a caminar hacia donde se encontraban los chicos, entre ellos estaban Johnny y Ali, yo intentaba poner resistencia pero Bobby tenia tanta fuerza que mis intentos por dejar de avanzar fueron en vano, cuando menos lo pensé ya estábamos con los chicos.
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𝚂𝚑𝚞𝚝𝚞𝚙, 𝙹𝚘𝚑𝚗𝚗𝚢| 𝙹𝚘𝚑𝚗𝚗𝚢 𝙻𝚊𝚠𝚛𝚎𝚗𝚌𝚎.
Fiksi PenggemarY es que yo no quería relacionarme con el, para mí solo era una idiota que no sabía cuál era su lugar, lo que más quería era alejarme de él, tener las cuentas claras y que nunca más se cruzará por mi camino, por qué con solo mírarlo me daban ganas d...