CAPITULO 8

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El silencio era tan incómodo pero a él parecía no importarle, llevaba conduciendo por veinte minutos y en ningún momento se había girado para verme, estaba nerviosa, estar con el me daba una sensación de incomodidad, malestar y nerviosismo. Lo miré a hurtadillas y se miraba relajado, por primera vez desde que lo conozco podía ver su cara sin que pareciera molesto o burlándose de mi, mire su perfil, era lindo y su cabello rubio también.

-¿Tengo algo en la cara?-pregunto de repente y sin girar a verme.

-¿Eh?-pregunte extrañada.

-Es que como me mirabas con tanto detenimiento pensé que tenía algo-

Yo resople y solté una amarga carcajada.

- Solo observaba lo estupido que pareces- conteste seria.

El se giró a verme pero no me dijo nada y su cara no mostraba ninguna expresión tampoco, giro su vista de nuevo al camino.

Y reino el silencio de nuevo, recargue mi cabeza contra la ventana del auto y cerré mis ojos y como soy floja como ninguna, me quedé dormida.

Sentí como alguien tocaba suavemente mi hombro, abrí los ojos lentamente para encontrar me con Johnny quien me miraba divertido.

-Llegamos- salió del auto después de decir aquello.

Yo levanté mi cabeza de donde la tenía recargada y giré mi vista hacia a fuera, estábamos en una playa, era muy bonita y poco concurrida, me baje del auto y caminé hasta donde se encontraba Johnny.

-Pense que sería tu sirvienta, no tu compañera de viaje- le reproche.

-Te traje para que bajes tu las cosas de auto- me respondió-y anoche te llevé a la fiesta para que fueras la conductora designada-

Asentí, eso tenía sentido.

-Abre la cajuela, bajaré las cosas del auto- me di vuelta y caminé hasta atrás del auto, Johnny me siguió e hizo lo que le pedí, dentro de la cajuela había una hielera y unas toallas. Tome las toallas y las puse bajo mi brazo, me disponía a tomar la hielera pero al momento de querer levantarla, no pude, estaba pesada, muchísimo, no la podría sacar de ahí ni con ambas manos, pero mi orgullo era mayor, así que no dejaría que Johnny se diera cuenta, pero el parecía notar que algo andaba mal.

-¿Que esperas?- me apresuró.

Tome aire e intente sacar la hielera de nuevo pero no se movió, ni un poco. Empecé a sudar del esfuerzo, me dolían las manos del esfuerzo pero la maldita hielera no se movía, tal vez este tipo había puesto piedras ahí dentro, lo intentaría una vez más y esta vez estaba segura que si saldría.

-Ah, ya veo lo que sucede- la voz de Johnny me sacó de mis pensamientos- no puedes sacarla,¿no?- me sonrió.

Yo lo miré mal y lo ignore, y de nuevo intente sacarla pero nada.

-Lo haré yo, si sigues intentando solo te lastimaras-me movió sin nada de delicadeza y con una sola mano tomó la hielera y la saco sin problema, yo me quedé estupefacta, ese tipo tenía algún tipo de súper fuerza.

-Vamos- me ordenó después de cerrar la cajuela.

Lo seguí hasta un lugar de la playa, acomode las toallas en la arena y me senté en una, me crucé de piernas y empecé a juguetear con la arena, Johnny se sentó en la otra toalla y abrió la hielera de esta saco dos cerveza y me pasó una.

-No bebo- le respondí.

-Hoy si- abrió su cerveza y le dio un trago- solo por hoy, bebe conmigo-

Yo lo miré en silencio, abrí la lata y le di un trago, el sabor de la cerveza inundó mi boca, no sabía mal pero no era mi sabor favorito en el mundo.

𝚂𝚑𝚞𝚝𝚞𝚙, 𝙹𝚘𝚑𝚗𝚗𝚢| 𝙹𝚘𝚑𝚗𝚗𝚢 𝙻𝚊𝚠𝚛𝚎𝚗𝚌𝚎.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora