-Capítulo 1: Jesús

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-No querida, no soy tu mamá- aclaró una dulce voz

Desperté confundida, parpadeé un poco mientras me adaptaba a la luz del día. Mis ojos se sentían cansados e inflamados, así que veía un poco borroso, pero eso no me impidió examinar a la dueña de esas palabras. Delante de mí se encontraba una hermosa mujer: alta, delgada, rubia, de ojos verdes y una piel como la porcelana, era diferente a todos los miembros del orfanato, tenía olor a rosas, el perfume favorito de mi mamá... mamá... perfume... Sentí como dos lágrimas recorrían mis mejillas, pero ella no hizo preguntas.

-Yo me llamo Esmeralda, y quiero ser tu amiga- dijo mientras me tendía su mano

Era la primera persona que se acercaba a mí en meses, me sentía algo asustada, pero no dudé en acceder a su petición. Con mi brazo libre apretaba con fuerza el dije de mi cadena.

-Sígueme, quiero presentarte a algunos amigos que se alegrarán mucho en conocerte

Yo no podía hablar, no lograba mover mis labios, las palabras no me salían. La seguí a través de un largo pasillo sin despegar mi vista del suelo.

-Hola niños
-¡Hola señorita Esmeralda!- saludaron los pequeños al unísono

Allí se respiraba paz y armonía, el lugar estaba muy bien decorado, era muy distinto a lo que estaba acostumbrada, por las ventanas entraban los rayos del Sol iluminando la habitación y había muchos niños sentados. Levanté la mirada para examinar mejor mi alrededor y me encontré con pequeños ojos curiosos analizándome.

-Chicos ella es Esther- informó Esmeralda aún sin soltarme
-¡Hola Esther!- saludaron los infantes emocionados

Yo ni siquiera sonreí, sólo los miré.

-Esther será nuestra invitada especial durante esta clase ¿nos quieres acompañar, Esther?

Sólo pude asentir. Esmeralda me guió hacia una silla y se sentó a mi lado.

-Hoy les quiero presentar a un amigo muy especial, su nombre es Jesús, ¿sabían que Jesús ama a los niños? Él los quiere mucho, ¿desean conocer a Jesús?

Los chicos accedieron, no despegaban los ojos de Esmeralda, yo también la observaba con curiosidad.

-¿Quieren hablar con Jesús? Él está en el cielo y aunque no lo podamos ver nos escucha atentamente cuando oramos. Orar es hablar con Jesús, vamos a orar juntos. Levántense, tomen la mano del que está a su lado, cierren sus ojos y oremos juntos: Jesús, mi amigo que estás en los cielos, quiero conocerte, quiero hablar contigo, quiero que tú seas mi amigo...
-Jesús yo deseo ser tu amiga, háblame, me gustaría escucharte...- oró una vocecita desde el fondo
-Jesús, yo sé que Tú existes, necesito estar contigo, tómame de la mano, no quiero caminar solo, Jesús, camina conmigo...- continuó otra voz cercana

Inexplicablemente rompí en sollozos, pero esta vez sentía que alguien me consolaba, era Jesús, yo lo sabía, ya no estaba rota o vacía, podía percibir los brazos de alguien abrazándome, no me atrevía a abrir los ojos, no quería romper ese momento, desde la última vez que abracé a mis padres no experimentaba tanta paz. No tengo palabras para describir esos instantes, era lo mejor que me había sucedido en meses. Entonces alguien comenzó a cantar acompañada de una guitarra:

-Puedo sentir, tu gran amor,
Tú estás aquí, tú estás aquí...

Perdí la noción del tiempo, quería que eso durara para siempre. Luego unos brazos me rodearon y me di cuenta de que me colocaban en mi cama...

Esa noche no me atormentaron las pesadillas, era testigo de una paz increíble, no me había sentido tan bien desde la última vez que hablé con mis padres. Mis ojos, cansados de tanto llorar, pero había logrado desahogarme, estaba lista para enfrentar la vida otra vez, pero ahora lo haría junto a Jesús, agarrada de Él.

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Hola lectores!! :) Estoy muy feliz de poder compartir esta historia con ustedes. Este es uno de mis capítulos favoritos. Espero que les haya gustado. Dios los bendiga❤️

EstherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora