-Capítulo 35: En el hospital

9 1 0
                                    

-Lucas sube, rápido

No era momento de lágrimas. Me calmé a mí misma y aunque el dolor seguía latente sorbí mi nariz y me prometí que sería fuerte por Ruth.

Le dirigí una mirada. Aún inconsciente y llena de moretones conservaba su belleza. Sus ojos ya no me miraban con ternura como tiempo antes. Esta vez estaban cerrados y yo oraba a Dios que me concediera verlos de nuevo.

La ambulancia despedía un olor desagradable a enfermedad.

Pero no podía pensar en eso ahora. Toda mi mente se centraba en Ruth.

Lucas se sentó a mi lado tomando mi mano otra vez, yo hice lo mismo con la de Ruth.

Aún mantiene su calor corporal.

El vehículo emprendió su camino hacia el hospital...

Señor, por favor, salva a Ruth. Dale otra oportunidad.

-Es difícil Esther

-Acabo de pactar conmigo misma que voy a ser fuerte

-Lo sé, no dudo de ti

Lucas me dirigió una media sonrisa que hizo que me estremeciera al mirar su cara.

-Lucas yo estoy contigo- le aseguré firmemente tratando de transmitir la paz que me quedaba

Por toda respuesta Lucas soltó mi mano y me abrazó. Yo lo necesitaba, él lo necesitaba.

Yo sólo cerré mis ojos y me permití disfrutar la comodidad de un abrazo de mejores amigos.

-Llegamos

Sentí cómo paramos abruptamente y de inmediato acudieron a trasladar la camilla.

-Tenemos que operarla para poder salvarla señorita

Asentí a cada palabra del doctor.

Pero mi cabeza no lograba asimilar nada.

Nos condujeron a una sala de espera.

Lucas y yo nos sentamos. Bajé mi cabeza y comencé a llorar otra vez.

Señor, trato de ser fuerte. Ayúdame por favor. Yo sé que Tú no nos pones mayor carga que la que podamos soportar.

1ra Corintios 10:13

Ustedes no han pasado por ninguna prueba que no sea humanamente soportable. Y pueden ustedes confiar en Dios, que no los dejará sufrir pruebas más duras de lo que pueden soportar. Por el contrario, cuando llegue la prueba, Dios les dará también la manera de salir de ella, para que puedan soportarla.

Guía la mano de los doctores que van a operar a mi hermana, te lo suplico. Toma el control. No te cuestiono nada, yo sé que tus planes son perfectos...

-Hace tres horas que estamos aquí Lucas- le informé entre bostezos mientras observaba el reloj de pared de la sala

-Ya es de madrugada Esther...

-Lo sé...

Mis ojos se estaban cerrando cada vez más seguido. No podía reprimir el sueño por más tiempo...

Lucas y yo aún teníamos las manos entrelazadas...

Di un último bostezo...

Sentí un peso excesivo en mi hombro y me volteé para ver qué era.

Mi cuello me duele horriblemente a causa de las horas que he pasado aquí tieso.

Es Esther. Está dormida.

Pobre. Trabajó muchísimo hoy... está exhausta.

Al parecer su cabeza vino a parar aquí cuando el cansancio la venció.

Reí un poco para mis adentros al ver su cara.

Desperté sobresaltada por culpa de una pesadilla.

¡Oh no!

-Lucas lo siento...

-No hay nada que disculpar Esther

-¿Ustedes son los acompañantes de Ruth?

-Sí doctor... 

EstherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora