-Capítulo 4: Bajo las estrellas

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Después de un tiempo de oración realmente edificante nos sentamos en un círculo para cantar y compartir la palabra de Dios. Lucas y Ruth eran los que cantaban, yo aún no me sentía con ánimos, será en el tiempo que Dios decida, mientras ellos cantan yo ministro con oraciones. Pero esta vez sería distinto...

-Chicos... Les tengo una sorpresa- anunció Ruth entrelazando sus manos en señal de que estaba nerviosa

Conozco tan bien a Ruth que puedo descifrar cada uno de sus gestos...

Caminó a unos pasos de nosotros y regresó con una guitarra en sus manos.

-Ruth, ¡es hermosa!, ¿dónde la conseguiste?...- exclamé emocionada- eres impresionante, lograste escabullirte y traer una guitarra hasta aquí
-Es hora de que conozcan mi verdadera historia...- Ruth suspiró...

-¿Me estás diciendo que prefieres ir por allí cantando en vez de encargarte de tu propia hija?- preguntó mi padre a gritos

Yo los escuchaba discutir cada día y sabía que era por mi culpa, me ocultaba en un rincón a observar lo que sucedía mientras mis padres pensaban que yo dormía.

-Tú nunca entenderías John, tienes la cabeza demasiado cerrada como para comprender que el hecho de que sea mujer no me hace tu prisionera...- expresó mi mamá calmada, sin mostrar señas de preocupación o ira, su rostro era frío, carecía de expresión...
-Lisa, estamos hablando de una criatura que no tiene la culpa de nada... Ruth te necesita, ella es sólo una niña...- explicó mi papá que al contrario de mi mamá era el más preocupado por mi situación
-No llames niña al producto de un accidente- concluyó mi madre de forma cortante

Entonces mi progenitora tomó sus maletas y salió por la misma puerta que había usado para entrar a nuestras vidas, a mi vida. Lágrimas corrían por mis mejillas, me sentía tan culpable, tan sola, tan estúpida por haber nacido... No podía aguantar más... Mi papá se ahogaba en medio de un mar de dolor... Mi mamá era un persona muy importante para mí, la más importante... Se suponía que las madres debían cuidar de sus hijas, amarlas, no dejarlas abandonadas en medio de la nada... Al poco tiempo mi papá sufrió un ataque al corazón y allí estaba yo, de nuevo sola, sin amparo, los vecinos conocían mi situación y me trajeron aquí... Yo sólo tenía 6 años, el abandono de mi mamá provocó que me sintiera inservible, sin motivo para seguir viviendo... Llegué a este orfanato llena de esos sentimientos erróneos, no sabía que sentir, creía que era la causante de todas las cosas que me estaban sucediendo. Sólo traía conmigo la ropa con la que me había vestido ese día y una guitarra rosada llena de pegatinas que me encantaban...

Lucas y yo estábamos helados, nunca imaginamos que una chica tan dulce hubiera sido capaz de soportar tanto dolor y seguir allí de pie, decidida a continuar. Yo comencé a llorar, los ojos de Ruth se habían cristalizado, debo decir que a pesar de todo lo que le había sucedido en el pasado Ruth es una persona fuerte, supo enfrentar las situaciones sin miedo, a pesar de su corta edad, se decidió por Jesús y por una vida nueva junto a Él, estoy muy orgullosa de mi mejor amiga, no sólo tuvo el valor de resistir a todas esas cosas horribles, sino que también fue capaz de contarnos todo lo que había acontecido... Lucas nos rodeó a las dos en un abrazo. Era otro de esos momentos en los que sentíamos que sin Jesús no hubiéramos podido resistir...

-Chicos, los quiero mucho, a Dios agradezco cada día por sus vidas, Jesús tiene un plan perfecto para nosotros, Él sabe lo que hizo, lo que hace y lo que hará, nuestro pasado, presente y futuro están en sus manos- Ruth no pudo contener el llanto y dejó las lágrimas salir...

Allí nos encontrábamos, los tres, pero esta vez era diferente, ya no estábamos solos como años atrás, nos teníamos los unos a los otros y por supuesto a Jesús.

EstherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora