-Capítulo 37: Las nomeolvides

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Ruth descansaba aún inconsciente sobre una camilla. En la habitación todo era blanco. No tenía adornos ni decoraciones sobresalientes. Sólo un amplio ventanal de cristal con una vista preciosa al cielo, una mesita auxiliar y un sillón para el acompañante. Dentro de la estancia también había un baño.

El beep constante que hacía eco en las paredes indicaba que mi amiga se encontraba estable. Como había dicho el doctor.

-Bueno, supongo que mi trabajo aquí acabó. Ante cualquier problema no dude en consultar a la enfermera

-Ok, doctor

El hombre cerró la puerta detrás de sí.

No pude contener otras lágrimas.

¿Ruth volverá a caminar?

Miré una vez más el reloj. Marcaba las 2:00am. Mis párpados no podían más. La visita debía ser corta.

Me acerqué a Ruth y tomé su mano. Sentí un leve movimiento de sus dedos y esa simple señal me hizo feliz. La paz de Dios me confirmó que a pesar de todo Ruth iba a estar bien.

Me alejé cada vez más de ella y salí de allí.

-Ya estoy aquí

-Perfecto, podemos irnos

-¿Hay alguna posibilidad de que vengamos mañana?

-Quizás...

Apenas me recosté logré dormirme. Necesitaba fuerzas para poder ir con Ruth. A la mañana siguiente me informaron que le haríamos una visita. Estaba emocionada. Llegó la hora de irnos y Lucas y yo estábamos muy emocionados.

-Caminen más lento- pidió la superiora que nos acompañaba

Nos encontramos unas nomeolvides cerca de donde caminábamos. Estaban sembradas en una casa.

-Señora, necesito detenerme aquí...

No entendía la petición de Lucas y le lancé una mirada confusa que él correspondió con un "ya verás". Desde la distancia vi como llamaba a la puerta y conversaba con una anciana para luego tomar un ramo de las hermosas flores.

-Listo, son las favoritas de Ruth, estoy seguro de que le encantarán... ¿recuerdas aquel día donde lo supimos?

-Sí...

-Chicas, ¿qué flores les gustan?- preguntó Lucas en un intento de conocernos mejor

-¿Por qué debería gustarme una flor?- inquirió Ruth con un tono divertido

-Porque... a las chicas... les gustan las flores... ¿no?- indagó Lucas nervioso por la reacción de Ruty

-Bueno... a mí me encantan las... rosas...- respondí

-¿Por qué?- continuó Lucas

-Eran las... favoritas de mi mamá- era consciente de que mis palabras aún dolían en lo más profundo de mi alma

¿Cuándo sería capaz de hablar de ellos sin llorar?

-Yo... bueno las nomeolvides son mis preferidas... violetas como mi color favorito- Ruth entrelazó sus manos hablando con la vista en el piso

-Así que al fin y al cabo sí te gustan las flores...

-Sí- expresó Ruth con firmeza

-Ahora que lo pienso nunca nos dijiste si a ti te gustaba alguna...

-¿Por qué debería gustarme una flor?- citó Lucas

-Es cierto...

-La verdad es que en mi casa teníamos un jardín de tulipanes, las flores favoritas de mi mamá... antes el jardín era suyo pero cuando ella murió el día de mi nacimiento mi padre decidió dejarlas para que la recordáramos siempre, algunos años después mi papá falleció, yo siempre supe que era a causa de la tristeza...

-Lo siento Luke...

-Está bien, ya fue hace mucho...- respondió Lucas

Rato después llegamos al hospital donde nos recibieron indicándonos una vez más la sala de Ruty. Al entrar la enfermera no estaba. Al parecer Ruth había despertado...

EstherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora