Esther

-Capítulo 25: Milagros

La alegría que traía consigo una nueva reunión de los jóvenes se había transformado radicalmente ante los últimos hechos… yo aún no me recuperaba del todo y permanecía en la enfermería. Me apenaba mucho no participar este sábado…

-Toc, toc

No lo puedo creer…  ¿son ellos otra vez?… ¿qué quieren ahora?

Pero mis pensamientos fueron tergiversados al ver cómo Lucas, Ruth, Adán, Eva y el resto de nuestro grupo aparecían frente a mí… A pesar de la felicidad que sentía al verlos cambié rápidamente mi expresión al notar el estado de Adán y Eva… nunca antes los había visto así… sus caras lucían consumidas, sus ojos estaban rojos e inflamados a causa del llanto y rodeados por unos grandes círculos negros; sus mejillas se notaban húmedas por los sollozos recientes… me entristeció muchísimo verlos de ese modo, sobre todo porque yo sé lo que se siente…

Mis días pasaban en medio de llanto y dolor. Lloraba todo el día y toda la noche, no quería comer, no dormía, me creía tan perdida, tan sola, tan vacía. Apretaba mi cadena con fuerza mientras las lágrimas me consumían. No dejaba que nadie se me acercara, no hablaba con nadie. Al poco tiempo comencé a comer, pero aún sollozaba todas las noches, en el silencio, en medio de la oscuridad. Tenía pesadillas muy seguido.

Debo hablar con Eva al menos…

-¿Cómo estás Esstie?- indagó Lucas, quien fue el primero en hablar
-Bien Luke… con la ayuda de Dios espero salir pronto de aquí…
-Vinimos a orar por ti- anunció Ruth sentándose a mi lado en la cama para comenzar a tocar su guitarra

(…)

Estuvimos mucho tiempo orando y clamando a Dios, pero Adán y Eva no dijeron una palabra.
Para la gloria y honra de aquel que cargó nuestras enfermedades en la cruz luego de que me impusieran las manos, para el asombro de la enfermera que estaba presente, quedé sana.

-Esther, ¿estás bien?... esto no puede ser…
-Sí señora, he sido sana por el Poder de Jesús…
-Yo también quiero eso…- expresó
-Oraremos por usted- arrojó Ruth resuelta
-Esther no te lo había dicho pero estabas desarrollando una neumonía… no entiendo cómo…
-¡Pero ya soy sana!- exclamé
-A mí también me afecta una enfermedad hace años… estoy muy asustada, me han tratado muchos médicos pero nadie es capaz de sanarme… lo más probable es que quede ciega muy pronto… pero tampoco tengo dinero para operarme…

Al escuchar sus palabras recordé la historia de la mujer que padecía hemorragias y como fue sana con solo tocar el manto de Jesús.

Lucas 8: 43-44
Entonces, una mujer que padecía hemorragias desde hacía doce años y que había gastado toda su fortuna en médicos, sin lograr que ninguno la curase,
Se acercó a Jesús por detrás y le tocó el borde del manto. En aquel mismo instante se detuvo su hemorragia.

-Dios es el único que la puede sanar…
-Yo quiero, por favor…

Esa noche la enfermera se volvió a Jesús de todo corazón y nos contó que el lunes iría a una consulta médica…

-Pero recuerda ante todo que nuestro doctor es Jesús…- añadí

Hablé al oído de Ruth y ante su seña todos los demás salieron de la habitación dejándome sola con Adán y Eva…

N/A
Prepárense para lo que viene!!!!!!!!!!!!!