-Capítulo 41: Olor

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-Toc, toc.

El sonido de la puerta interrumpió mi sueño.

-Hola.- saludó descaradamente la figura desde la puerta

-¿Qué haces aquí?- me incorporé algo asustada

-Yo también me alegro de verte. ¿Qué tal?- preguntó de forma sarcástica

No voy a caer otra vez.

-¿Qué quieres?

-Mira te traje estas flores. De nada.

Seguía sin responder mis preguntas. La seguí con la mirada. Se detuvo a observar las nomeolvides que aún estaban en el búcaro.

-Parece que ya has tenido visitas. Qué bien.

-No quiero nada de ti. Vete.

-¿Ahora me tratas así, después de todo lo que he hecho por ti?

-Aparte de hacerme mal, no recuerdo más nada que hayas realizado.

-Respuesta incorrecta.

-Mira, no soy más ingenua... he madurado.

-Madurado dice.- rió exageradamente provocándome escalofríos

Podía llamar a la enfermera y sacarla de allí. Pero no lo haría. Tenía que demostrar mi valía. De lo contrario me sentiría como una cobarde.

Él también entró a la habitación.

¿Por qué ahora?

-Mira, se ha olvidado de nosotros, merece algo...

Él se acercó a mí mirándome con profundo odio.

Yo lo miré con más intensidad aún. No aparté mis ojos de él.

Se rascó la barbilla y con paso lento llegó a donde estaba.

Acercó su cara a la mía. Tenía un aliento raro... a cigarro mezclado con alcohol.

Contuve las náuseas en mi interior, pero más me costaba retener las lágrimas. Ese olor sólo me traía recuerdos horribles...

Mi respiración estaba agitada.

-Váyanse de aquí.- casi susurré por la conmoción

Se acercó aún más a mí y me tocó el rostro.

Asco.

Era todo lo que podía sentir.

-Vámonos.- se alejó poco a poco

Suspiré, pero no me sentía aliviada. La visita de estos dos me dejaría mal por un tiempo.

EstherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora