Esther

-Capítulo 36: Puertas de cristal

-La paciente Ruth ya se encuentra estable...

-Gracias a Dios- expresé más calmada

-Pero lamentablemente a causa de la caída debe quedarse ingresada por un mes... necesita un acompañante, porque no puede valerse por sí misma. Ustedes son menores de edad, no pueden asumir esa responsabilidad. Le asignaremos una enfermera a Ruth

Las superioras entraron al hospital y al vernos se dirigieron a nosotros...

-¡Esther, Lucas! ¿Qué hacen aquí?

-Señora...

-Ellos son los acompañantes de la paciente Ruth- aclaró el doctor

-¿Cómo se encuentra ella, señor?

-Ruth permanecerá aquí por un buen período... precisa de cuidados especiales...

-¿Alguno de nosotros debe quedarse?

-Les explicaba que Ruth tendrá una enfermera, pero aun así la podrán visitar.

-Señora, por favor, deje que Lucas y yo vayamos a verla

-¿Ustedes? No lo creo, por su culpa ella...

-Le aseguro que no es así, Esther y yo estábamos juntos cuando todo sucedió y seríamos incapaces de dañar a Ruth, usted sabe que los tres somos muy unidos...

-Una de nosotras los vio salir corriendo de donde ella estaba

-No sabemos nada de eso, fácilmente pudo confundirnos...

-Todo se decidirá cuando Ruth despierte

-Por favor, señora...

-No me fío de ustedes aún, pero te permito ir. Sólo a ti Esther. Lucas se queda con nosotras

Él obedeció, no sin antes darme un abrazo de despedida y decirme al oído:

-Todo va a estar bien

Le dirigí una mirada cargada de melancolía...

-Vendré seguido...

-Vámonos Lucas. La esperaremos afuera...

Lucas me dirigió una última mirada y desapareció detrás de las grandes puertas de cristal.

-Señorita Esther, preciso que venga conmigo

Me guió por un extenso pasillo pintado de blanco. A nuestro lado se encontraban más puertas con distintos números y letras. Una enfermera me colocó una etiqueta de identificación. Luego me guiaron al cuarto donde se encontraba Ruth.

-Usted primero- dijo el doctor abriéndome la entrada a la estancia...