○ Cap. No. 44 ○

362 57 22
                                    

Saint sintió un fuerte dolor en su vientre, eran las contracciones el bebé estaba por nacer. No se lo podría creer, grito el nombre del pelinegro, Zee bajó corriendo las gradas.

El pelinegro abrió los ojos. Oh dios. Cariño te pasa algo.

Tu hijo esta por nacer.- Grito Saint.

Zee tomo las llaves del coche mientras llevaba a Saint sujetándolo de un brazo, en su hombro llevaba la maleta donde estaba lo necesario para el hospital y con la otra mano, sostenía el teléfono, donde llamaba a sus madres.

-Tranquilo, mi amor.

-¿Que este tranquilo? esto duele mucho. Ya te quisiera ver en mi lugar. Gritaba Saint.

Las contracciones no eran fáciles, obviamente dolían.

....

Cuando llegaron, Nuk y Amy ya se encontraban en el hospital.

Nuk observó a su hijo, y le dio fuerzas.

Miraba como Zee y Saint se alejaban. Fueron llevados a una habitación donde tendrían al castaño esperando que prepararán la sala de parto.

Horas después, Zee le informó a Amy y a Nuk que Iban a entrar a la sala de parto.

Dios mío.

Nuk abrazó a Amy, deseando que todo saliera bien.

Zee trató de soportar el apretón de mano que le daba Saint.

-Aguanta cariño-Dijo la doctora.

-¡Esto duele! ¡Ah!

Zee soltó un gemido de dolor, pobre mi mano.

-¡Ni se te ocurra quejarte! ¡No me puedo creer que accediera a tener un hijo! ¡Duele un montón!-Gritó.

Zee lo miró, Saint estaba rojo de tanto dolor.

-Te agradezco tanto que estés teniendo a mi bebé.

Saint se tranquilizó.

El anestesiólogo entro y acomodo al castaño.- Saint se asustó de ver la tremenda aguja de la epidural.

-Vamos, esto no dolerá más que el dolor de las contracciones.

Saint soltó un gritó. Cuando sintió el pinchazo.

Las horas pasaban y la operación seguía.

Cuando escucharon un llanto

-Es niño.-Dijo la enfermera.

Saint sintió una emoción en su pecho, una alegría, miró a Zee.

Zee estaba muy feliz, no pudo evitar llorar.

El pelinegro se agachó y besó al castaño.

-Gracias, mi amor, gracias.-Murmuró en los jadeantes labios del castaño, por el esfuerzo.

-Ahora vamos con el otro.

Zee y Saint se dejaron de dar mimos y sorprendidos miraron a la doctora.

-¿Qué?-Ambos chicos preguntaron al unísono.

-¿Falta otro bebé?

Saint y Zee se miraron.

¿Dos?

Ya entendía porque Saint se veía tan gordo para sólo esperar un solo bebé.
.
.
.
.
.
.

🍁🍂🍁🍂🍁🍂🍁🍂🍁

Y si gemelos... iban a tener gemelos...

BESOS INDECENTES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora