○ Cap. No. 39 ○

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Saint suspiró cuando salió del baño, tenía miedo.

Zee se encontraba sentado en la cama, había extrañado esa habitación, donde había pasado de todo.

—¿Saint? Me asustas, ¿todo está bien?

Saint le mostró lo que tenía en sus manos.

Zee se levantó y tomo la prueba de embarazo.-Positivo.

Sus ojos dejaron de ver el pequeño aparato y miraron a Saint. Su rostro reflejaba preocupación, culpabilidad y miedo.

Luego sus ojos negros bajaron hasta el vientre del castaño.

Lo había tocado, por un segundo había tocado su vientre, ese pequeño abultadito y durito vientre.

—¿Cuanto...—Su voz salió baja. Se la aclaró.—¿Cuánto tiempo tienes?

Saint se mordió el labio.

—Cuatro meses y dos semanas.

Zee dejó de mirarlo, empezó a sacar cuentas.

Y llego a aquella noche. Sintió una opresión en el pecho. Le dolía.

—Es mío, ¿no?

Saint se sintió ofendido, queria golpearlo, pero lo dejó pasar, los brillosos ojos del pelinegro mostraban tristeza quería llorar.

Simplemente asintió.

Zee se dejó caer en la cama, cubriéndose el rostro con las mano.

Le dolía, le dolía no haber estado esos 4 meses con Saint y su bebé.

Le dolía no haber estado cuando su Saint se había enterado que esperaba un bebé. Suyo. Un bebé suyo. De ambos.

Saint se asusto cuando Zee carcajeo. Era una risa desesperada. El pelinegro levantó el rostro, tenía lágrimas, estaba llorando.

Zee se dejó caer en el piso, y se arrastró hasta Saint.

El castaño abrió los ojos sorprendido.

Arrodillado frente a él, el pelinegro lo tomo de las manos.

—Bebé perdóname, lo siento. Lo siento tanto, lo siento por irme, por haberlos dejado. Por favor, perdóname.

El corazón de Saint se estrujó y él también iba a llorar.

—¿Qué haces, bobo? Levántate.

Saint hizo que Zee se pusiera de pie. Le acuno el rostro con sus manos.

—No pidas perdón, tranquilo, está bien.

Saint miró esos hermosos ojos, estaban tristes.

Zee levantó su mano y acarició el vientre del castaño, quien se sorprendió.—Si, estoy gordo.—Murmuró.

Zee soltó una risita acercando a Saint y lo besó tiernamente sujetándole la cintura.

—No estás gordito.

Saint giró los ojos.

—De verdad lo siento. Ahora ya entiendo porque dijiste "nos abandonaste". Te referías a ti y al bebé, ¿no?

Saint lo miró, ahora se sentía peor.

—Si, bueno, estaba molesto contigo, te habías ido, no tenía forma de decirtelo. Pero no es tu culpa, te fuiste por mi, por mi culpa, por mi inmadurez, te causaba dolor y te marchaste por eso. Si hubieras sabido del bebé.— Saint tomo las manos de Zee y las unió encima de su abultado vientre.—Te hubieras quedado sin importar qué. Además, ni yo mismo lo sabía.— Saint sonrió.

Zee apoyo su cabeza en el hombro de Saint y aspiró su aroma.-Te he extrañado tanto.

Saint acarició el pelo de su amado.

—¿Dónde has estado todo este tiempo?

Zee suspiró.

—Con Joss.

Saint hizo una mueca.—Hum.— Solo asintió.

—No pasó nada.—Aclaró rápidamente el pelinegro, levantando la cabeza para mirarlo.

—No he dicho nada.—El castaño solo sonrió.

—Pero me imagino que lo estas pensando.—Zee frunció el ceño. No quería que Saint pensara otras cosas.

—Bueno, entendería, fueron cuatro meses, con él, estabas triste al principio, comprendería que...-

Saint fue interrumpido por un beso. Zee introdujo su lengua y fue aumentado la intensidad del beso. El castaño gimió, cuando Zee corto el beso.

—Si... Fueron cuatro meses. Pero no hice nada.—Murmuró con la voz ronca.

Sus rostros estaban muy cerca, su respiración chocando con respiración.

—Necesito liberarme.—Zee sonrió pícaramente.—Te necesito dijo apretón las nalgas del castaño, Saint dio un saltito, estremeciéndose.

—Yo también te necesito.
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Zee eres un amor 💙

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