Alphabet Boy

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Ship: Perciver
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Siempre le lanzaba aviones de papel cuando se encontraban cerca solo para ver cómo arrugaba la nariz y fruncía el entrecejo mientras le gritaba que lo dejase estudiar en paz.

Él lo construía como si fuera bloques de construcción, solo para poder derribarlo. Pero nunca lograría afectarlo.

O por lo menos él no lo sabría.

Era su último año en Hogwarts, los EXTASIS estaban prácticamente asfixiándolo y para colmo, su mejor jugador se encontraba con diferentes prioridades en la cabeza.

Maldito sea Harry Potter y su mala suerte.

Pero eso no era lo que más lo tenía estresado, sino su nula capacidad para abrirse con su compañero de cuarto.

Percy Weasley había sido su compañero desde el primer año. Desde el primer momento se habían llevado mal; Percy era un maniaco de la limpieza, él vivía en un constante desastre; Percy detestaba el ruido, él solo sabía hablar gritando; Percy tenía mil y una rutinas a lo largo del día, él odiaba tener que seguirle la corriente cada día; Percy se la vivía estudiando, él apenas y recordaba que para eso estaba en la escuela; el pelirrojo tenía plantillas de absolutamente todos los temas que había aprendido a lo largo de su vida y él no recordaba ni siquiera que había comido el día anterior. Es más, una de sus peleas más fuertes había sido a causa de que Oliver accidentalmente había manchado la estúpida plantilla del alfabeto que Percy tenía sobre el tocador. ¿Quién a sus diecisiete (casi dieciocho) años tiene una plantilla del alfabeto? ¡Nadie! Solo Percy.

Era un verdadero fastidio. Pero hubiera sido preferible que se quedaran  las cosas como estaban al principio a como se encontraban actualmente.

A mediados del tercer año Oliver descubrió que a su fastidioso compañero de cuarto lo acosaban unos alumnos del sexto año. Nunca lo habría notado de no ser por aquella tarde en la que Percy llegó a la habitación con un glamour mal aplicado en un intento de cubrir el ojo morado que esos malditos le habían dejado, y Oliver, como el buen corazón de pollo que era, no pudo evitar preocuparse por el pelirrojo.

—Ya te dije que estoy bien, Wood— decía Percy mientras el castaño untaba el ungüento quita heridas que solía usar cada que se lastimaba gracias al quidditch —. ¡Ay, eso duele!— chilló cuando Oliver pasó su dedo por encima de su párpado.

—Dolería menos si te quedaras quieto— farfulló Oliver mientras mordía su labio inferior en un intento de concentrarse en no dañar al chico.

Percy volvió a quejarse entre dientes, pero él lo ignoró.

—¿Me dirás quién te hizo esto?

—Me caí.

—Mientes— atajó cerrando el frasco que contenía el ungüento, parándose rápidamente a dejarlo en el tocador.

Se lanzó a la cama del pelirrojo, pegándose a él. Percy odiaba que lo tocaran, y él amaba ver a Percy molesto.

—¿Algún día comprenderás el concepto de espacio personal?— espetó intentando separarse de él, pero Oliver no se lo permitió aferrándose a su brazo.

Esa noche Percy terminó contándole a su compañero de cuarto lo que sucedía, y por alguna extraña razón, un deseo de venganza se instaló en las entrañas de Oliver. Si, puede que Percy a veces llegara ser demasiado... cuadrado, pero ese no era motivo para golpearlo, y mucho menos considerando que el pelirrojo era años menor que esos idiotas.

Digamos que cierto castaño y el hermano mayor del pelirrojo se encargaron de tirar todos los objetos de valor de esos idiotas al lago negro, donde fueron devorados por las criaturas del lago.

CryBaby [Fictober 2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora