CryBaby [Fictober 2021]

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Ship: Jegulus
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El idiota caminaba de la mano con su conquista más reciente, pavoneándose frente a él, recordándole la agonizante y cruel verdad de que él nunca estaría en el lugar de aquella chica rubia.

Hacía sus mayores esfuerzos por esconderse detrás de Lucius que, al ser mayor y más alto, facilitaba el que Regulus se pudiera ocultar en su sombra. Sintió una mirada sobre él y por más que lo intentó, sus traviesos ojos no pudieron evitar dirigirse a Potter, que lo miraba con la misma rapidez y discreción que él.

Y con una sola y veloz mirada bastó para que su mundo se congelará de nuevo.

¿Cuándo te congelarás con ese dramatismo frío?

Frío. Todo lo que sentía cuando estaba con él... cuando pensaba en él, todo se sentía frío. Pero no un frío ensordecedor, que lo hundiera al pasar, sino aquella sensación que se sentía en las heladas noches de invierno, cuando lo único que deseaba era quedarse en cama y dormir hasta que el sol saliera de nuevo.

¿Comodidad? No. Algo más parecido a inmovilizar.

Así se había sentido desde aquel día en el que le permitió besarlo por primera vez.

—No has hablado con él, ¿no es así? —La voz de Barty a sus espaldas lo salvó de ahogarse en esa sensación de frío que se apoderaba de todo su cuerpo. Su amigo se pasó a su lado y rodeó con uno de sus brazos los hombros del chico.

Él le respondió con un gruñido de mala gana.

—Tomó eso como un no — se rio su amigo.

—¿Por qué querría hablar con él? Se ve muy divertido con su entretenimiento semanal —espetó, dedicándole una mala mirada tanto a James como a su acompañante.

—Sabes que tú eres más que eso.

—¿Desde cuándo eres un optimista? —escupió cruzándose de brazos.

—No soy optimista, solo uso la lógica.

—¿Y cuál es esa lógica tuya? Ilústrame —dijo en un falso tono entusiasmado.

Barty le dedicó una mirada un tanto molesta pero aun así  le explicó:—Bueno, eres el único con quién ha estado más de una vez —soltó y Regulus conectó sus miradas una vez más.

—Porque soy el único imbécil que no tiene el amor propio suficiente como para meterse con el jodido James Potter más de una vez —masculló y vio como Lucius los volteaba a ver por primera vez en todo ese tiempo.

—No eres imbécil, solo estás enamorado del imbécil más grande del universo —dijo el rubio con una sonrisa de lado, causando que Barty soltara una sonora carcajada —. Pero Crouch tiene razón. Hay algo en ti que le llama la atención y no creo que seas el único que no puede superar al idiota. Media escuela parece amarlo (por alguna razón que está fuera de mi comprensión), si quisiera a alguien de a ratos, elegiría a una de las mil y un tontas o tontos que están detrás de él.

Su joven y estúpida mente por unos segundos se tragó las palabras de sus amigos, pero toda esa falsa esperanza se derrumbó en el momento en el que Evans llegó a la mesa en la hora de la comida. Juraría que cada que esa maldita entraba a la habitación, Potter babeaba todo lo que estuviera a su paso, era una tortura tener que comer frente aquella repugnante vista.

Miraba desde su lugar en la mesa de Slytherin como James se desvivía por impresionar a la chica, fallando rotundamente gracias a su nerviosismo.

No me siento inspirado por tu tonta práctica.