Milk and Cookies

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Ship: Dron
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Uno, dos. La melatonina viene por ti.

Se escabullía entre los pasillos con la culpabilidad a flor de piel, pero aún así no iba a parar, no podía parar. Se detuvo frente al muro de piedra y recitó la contraseña para ingresar en aquel nido de serpientes al que nunca creyó que entraría con tanta frecuencia.

Tres, cuatro.

—Cariño, ¿no cerrarás la puerta? —preguntó esa voz ronca que le erizaba la piel.

Cinco, seis.

—Estoy harto de esto —musitó sin despegar la mirada del suelo.

Siete, ocho. Cierra los ojos y duerme por días.

—Y aun así sigues viniendo por mí —Unas manos le rodearon la cintura —. Se está haciendo tarde, Weasley. Cierra los ojos y disfruta.

—Malfoy-

—Silencio, bebé —susurró en el lóbulo de su oído mientras comenzaba a desabotonar su camisa—. Tan patético, Weasley, babeas por mi, ¿no es así?

Ron se dio la vuelta en un solo movimiento y lo empujó hacía la cama trepándose sobre su regazo: —Quisieras, idiota.

Lindo Draco, bebe tu leche podrida. Estoy jodidamente loco y esta es una receta especial para ti.

¿Qué si era un monstruo por acostarse con el novio de su mejor amigo? Tal vez, pero, ¿cómo es que era su culpa que a Draco le gustaran tanto sus galletas?

Y él podía jurar que cuando Harry le había pedido que se llevase bien con su novio lo intentó con todas las ganas del mundo y salió exitoso, entablando una buena relación con su antiguo rival; acostarse con él había venido aparte, esa nunca fue su intención inicial.

No es que estuviera orgulloso de sus acciones. Sabía que estaba siendo un amigo de mierda, una persona de mierda, es solo que ya no sabía cómo detenerse.

No tenía ni la menor idea de cómo había nacido ese deseo latente y lujurioso hacia el novio de su amigo, lo único que recordaba era que en cierto punto, las miradas deseosas de Draco ya no eran solamente para Harry. Y menos recordaba en qué momento él comenzó a desear de la misma manera al rubio.

Pero para ser sinceros, Ron nunca creyó que esas miradas coquetas pero discretas que se lanzaban cuando Harry no miraba, o la manera en la que sus cuerpos se rozaban accidentalmente cada que se topaban en los pasillos, fueran a llegar a tanto. De haber sabido que esas acciones menores e "inocentes" iban a terminar con una traición enorme hacia Harry se habría detenido antes. Dios sabía que la culpa lo estaba matando.

Pero esa sensación de culpabilidad que lo había atormentado de manera constante y cruel desaparecía con cada embestida, con cada beso, con cada caricia.

¿Te gustan mis galletas? Están hechas para ti. Un poquito de azúcar y mucho veneno también.

Estaba mal y lo sabía, pero la manera en la que Draco depositaba besos en sus muslos y mordisqueaba y chupaba cada pedazo de piel en su cuerpo hacía que todo el odio que sentía por el rubio y toda la lealtad hacía Harry desaparecieran momentáneamente.

Y cada noche, cuando ya se encontraba en su cama a tan solo unos metros de su mejor amigo, del chico al que le estaba jugando aquella sucia treta, su mente y la culpa lo carcomían por dentro hasta quedarse dormido.

Se decía a sí mismo que no lo hacía por dañar a Harry, que lo hacía para arruinar la felicidad de Malfoy. Pero siquiera pensar en la expresión que Harry portaría si llegaba a encontrarse con la verdad era su pesadilla más recurrente.

Porque el odio por aquel fastidioso Slytherin supremacista no desaparecía por más que se degustaran a más no poder cada noche, es más, cada día se aseguraba más de que odiaba a Draco Malfoy con cada parte de su ser.

Odiaba la manera en la que besaba a Harry, cada "te amo" que salía de su boca y que hacía que Harry se sonrojase de una manera tan inocente. Odiaba las falsas sonrisas que le dedicaba al azabache y la forma en la que sus dedos casi siempre estaban entrelazados con los de su mejor amigo. Draco Malfoy no se merecía a Harry.

Si de verdad lo amaras no me tendrías a mí en tu cama.

Los días seguían y Draco y él seguían con su engaño perfecto. Nadie nunca notaba que desaparecía por las noches o el cómo el olor de la carísima colonia del rubio se impregnaba en su piel después de cada encuentro. Harry jamás lo notó.

Cuando acompañaba a la pareja a hacer su tarea en la biblioteca, siempre mantenía una mano en el muslo de Draco, calentándolo y dándole una antelación de lo que le haría por la noche.

—Cariño, ¿me quieres ahora? —susurraba Draco a su oído mientras Harry estaba distraído —. No lo soporto más, te necesito en mi cama ahora.

Quería besarlo, tocarlo y probarlo hasta el cansancio. Se quedaría dormido entre sus brazos, cantándole una canción de cuna en la que muera al final.

Nueve, diez. No quiero verte otra vez.

Se tocaban por encima de la ropa en lo más profundo de la biblioteca, ahogando gemidos y jadeos contra los labios del otro.

Once, doce. Te ves tan bien en ese traje negro.

Era una mierda, había tanta mierda detrás de toda esa dulzura que había en la relación de Draco y Harry. O por lo menos eso se decía para no sentir que él era la verdadera mierda.

Intentaba convencerse que estaba librando a Harry de un mal novio, que era preferible que Draco lo engañase con él a que fuera con cualquier otro, pero; ¿quién libraría a Harry de un mal amigo?

Odiaba al maldito Draco Malfoy, lo odiaba con ganas. Pero había algo en él que no podía dejarlo tranquilo, algo que lo hacía quererlo entre sus piernas.

¿Podían culparlo? No era su culpa que a Draco le gustaran tanto sus galletas.

Además, no le harían daño a Harry mientras este no se enterase, ¿verdad?

—Malfoy —balbuceó entre besos —. Habitación.

—Nadie viene aquí a esta hora —susurró a su oído, antes de continuar desvistiéndolo. Ron no protestó más, nadie iba a la biblioteca de noche, ¿cierto?

Y puede que solamente a ellos les tocara tan mala suerte, como también puede ser que hayan sido demasiado descuidados cómo para no darse cuenta de que, detrás de el estante a sus espaldas, cierta castaña los observaba con el horror reflejado en sus ojos. Su pequeño y sucio secreto había sido descubierto.

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A/N: Pido perdón a cualquier daño que este capítulo pudo haber causado en su estabilidad emocional, pero en mi defensa, ¿en serio creyeron que todo iba a ser fluff? ¿Qué acaso no me conocen? JAJAJAJA. Ya, en serio, fue un poquito triste este capítulo, pero me gustó bastante (y espero que a ustedes también les haya gustado).

<3 Lxs tqm, gracias por leer,

-Anna.

CryBaby [Fictober 2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora