Gingerbread Man

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Ship: Linny
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Soy un glaseado. No necesito un hombre para hacer mi vida dulce.

Sentada sobre su cama en el desierto dormitorio de las chicas de Gryffindor de tercer año tiraba y rompía las cartas y tarjetas con forma de corazón que le habían regalado, mientras que los chocolates y peluches serían dados a sus hermanos y Lavender Brown respectivamente.

Odiaba el jodido día de San Valentín, lo odiaba con ganas. Si le dieran la opción de desaparecer una festividad, definitivamente sería esa. No le gustaban los rituales cursis que cada año las chicas y chicos llevaban a cabo, detestaba los colores rosas y rojos que se apoderaban de ese día del año y definitivamente no quería un novio con quien hacer todas esas tonterías empalagosas que la mayoría de la gente anhelaba. Y aunque había expresado su odio por la festividad abiertamente, eso no evitaba que año tras año su casillero se llenase de cartas, dulces y cualquier tontería cursi que a los chicos de Hogwarts se les ocurriera.

Tomó una de las tarjetas corazonadas que bañada en glitter rosado y la abrió, solo para leer algo que causó que su estómago se revolviese.

"Anaranjados cabellos de zanahoria y ojos cafés cuál sapo. Hace que mi corazón se detenga y el aliento pierda.

Chica Weasley, ¿me harías el honor de ser mi Valentín?

Si me lo permites seré tu príncipe encantador.

Atentamente,

Cormac McLaggen."

—¡¿Chica Weasley?! —gritó hacía la nada —. ¿Cómo quiere que salgamos si ni siquiera sabe mi nombre?

Tiró la tarjeta al piso y con un rápido incendio vio como la tarjeta era consumida por las llamas azuladas. Y es que el problema no era el horrendo poema que no rimaba, o la horrible letra y arrogancia del fastidioso chico que la enviaba, sino el hecho de que la mayoría de regalos que recibía cada año iban bajo el nombre de "Chica Weasley". Se encogió en su lugar, atrayendo sus piernas a su pecho y haciéndose bolita.

Nadie la quería por ser solo ella, solo Ginny. Todos los que deseaban estar con ella era gracias a su físico o relacionado al hecho de ser la "hermanita pequeña" de Fred, George y Ron Weasley.

¿Príncipe encantador? Simplemente no es lo que necesito.

No, ella no quería un príncipe, ella quería a...

—Ginny —Llamó cierta rubia, que había asomado su cabeza por el marco de la puerta —. ¿Te sucede algo?

Ella quería a Luna Lovegood.

La chica entró con pasos ligeros al cuarto —Ginny aún no lograba descifrar cómo hacía la rubia para entrar a la torre de Gryffindor con tanta facilidad—, esquivando con cuidado los restos de las cartas y tarjetas, y los osos de peluche y caramelos repartidos por todo el suelo de la habitación. Se sentó a los pies de la cama.

Ginny escondió su cara entre sus piernas.

—Odio esta maldita festividad —se quejó y Luna dejó salir una risita.

—No creo que sea tan mala, te regalan dulces —dijo la chica recogiendo uno de los empaques de caramelos de mantequilla —. ¿Sabías que estos son los favoritos de los Snorkacks de cuernos arrugados?

Ginny levantó la cabeza y miró a su amiga, que le sonreía con aquella expresión soñadora que siempre llevaba.

—¿En serio? —soltó y la chica asintió, para después sacar de la mochila que siempre llevaba al hombro una bolsa de galletas.

CryBaby [Fictober 2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora