Mrs. Potato Head

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Ship: Pavender
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Enterrada entre sus sábanas, justo como había estado desde que la guerra finalizó. Mirarse al espejo era trágico, al igual que siquiera bajar a desayunar o ir al baño.

Las lágrimas ya ni siquiera salían de sus ojos, pero el sentimiento de vacío que se arremolinaba en su interior no desaparecía.

"Si no naciste con ello, puedes comprarte algunos adornos" era el consejo que le había dado su madre, pero dudaba mucho que existiese algún artilugio o sortilegio lo suficientemente poderoso como para cubrir las marcas que se habían apoderado de toda su cara.

Para su suerte, hace unos años había encontrado entre la correspondencia de Hermione una revista muggle, enterándose así de que había algo llamado cirugía plástica. Si tan solo pudiera convencer a su padre...

—¿Lavender? —Una voz conocida se oyó al otro lado de la puerta —. Lavender, soy yo, Parvati. ¿Puedo pasar?

Mierda.

De todas las personas que había en todo el mundo, Parvati era a la que menos quería ver. Después de la guerra se había enfrascado en una constante huida de cualquier persona a la que no estuviese estrictamente obligada a ver. Su familia por suerte había comprendido a la perfección su deseo de estar sola. Salía en las noches cuando nadie podía verla, ni siquiera ella misma. Estaba aterrada, aterrada de lo que dirían los demás al verla, aterrada de volver a Hogwarts a terminar sus estudios, aterrada de nunca volver a amarse a sí misma.

Pero, ¿y Parvati? Parvati era la única que había insistido en estar a su lado en todo su proceso de recuperación en San Mungo. Estuvo con ella en cada uno de los tratamientos, en cada una de las noches en el hospital, cada que sentía que no podía más con su dolor, Parvati estaba ahí para estrecharla entre sus brazos y susurrarle lo especial que siempre sería para ella.

Por eso mismo no podía verla. No quería que Parvati la enfrentara a la verdad abrasadora de que no había mejorado nada en meses, que a pesar de todos sus esfuerzos, su autoestima no hacía más que disminuir con el paso de los días.

—Largo —escupió lo suficientemente alto como para que la chica la escuchase. Aunque ella sabía que Parvati no se iba a ir. Nunca hacía lo que se le decía.

Escuchó el sonido de las bisagras de la puerta chirriar en señal de que Parvati había entrado al cuarto. Se hundió aún más bajo las sábanas.

—¿Por qué nunca haces lo que se te dice? —soltó Lavender en cuanto sintió el peso de la chica caer sobre la cama, acostándose a su lado.

—Parece que no me conoces —Rio.

Parvati siempre tenía una sonrisa, a veces en serio se preguntaba cómo siempre parecía tan calmada.

La gente erróneamente juzgaba a Parvati de ser una aguafiestas, cuando en realidad solo era tímida, tan solo se necesitaba conocerla más allá de lo que la gente suele ver, para darse cuenta de que Parvati Patil, era todo menos una aguafiestas.

—¿Qué haces aquí? —musitó sumergiendo su cara contra la almohada.

—¿Qué acaso no puedo venir a ver a mi chica? —Levantó la colcha haciendo un poco de fuerza para arrebatarle la manta, metiéndose debajo de las sábanas junto a ella, que seguía con la cara incrustada en la almohada—. Hey, no tienes que esconderte, no de mí.

Ella se removió entre las sábanas hasta quedar cara a cara con Parvati, aún sin tener el valor de mirarla a los ojos, mientras la pelinegra comenzaba a acariciar con cariño sus mejillas.

CryBaby [Fictober 2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora