CryBaby [Fictober 2021]

Lights

Ship: Neville x Ron
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Solía tener un camino definido. Se supone que sabía lo que haría y cuál sería su destino, pero en algún punto se perdió y ahora no sabía cómo regresar o qué hacer. Ahora ya no descansaba por más que dormía, la oscuridad era demasiado difícil de combatir.

La gente siempre le dijo que su deber en la vida era apoyar a Harry, estar ahí para él siempre que lo necesitase, ser el amigo perfecto y ayudarle a solucionar todos los tormentos que lo habían atosigado desde el día en el que Voldemort lo tuvo en la mira. Ese era su rol, su destino, su propósito. Pero la guerra había finalizado, dejándolo con un sentimiento de vacío imposible de describir. ¿Qué se supone qué haces con tu vida una vez que la razón por la cual la vives termina?

No tenía nada, no sentía nada, no era nada.

—¿Ron? —La voz de su compañero de piso lo despertó —. Ron, no has salido desde ayer y... me gustaría que habláramos, ya sabes sobre lo que pasó.

Abrió sus ojos, observando cautelosamente cada parte de su habitación que se encontraba bañada por la penumbra ya que se negaba a abrir las persianas y dejar entrar la luz del sol. Odiaba las mañanas, odiaba despertar sabiendo que se sentiría miserable todo el tiempo que se mantuviese con los ojos abiertos, sabiendo que esa sensación de vacío cegador lo estaría acompañando en cada momento del día, volviéndolo loco lentamente. Pero lo que más odiaba era la sensación de su mente siendo azotada por los recuerdos de lo que había hecho la tarde anterior. Todo iba tan bien, y ahora sentía como si volviera a hundirse en ese vacío cruel.

—Déjame en paz —gruñó él con voz ronca.

—Pero- tienes que salir en algún momento —musitó nervioso —. Vivimos juntos, no puedes evitarme para siempre.

—¿Quieres apostar? —masculló —. Déjame solo.

—De acuerdo, me iré, pero que sepas que huirle a tus problemas no hará que se solucionen —replicó Neville fastidiado antes de abandonar la casa.

Los primeros meses después de que la guerra terminó vivió con Harry por un corto periodo de tiempo hasta que ambos decidieron que el ambiente era demasiado tenso y pesado (ya que ambos se sentían igual de perdidos después de que la guerra llegase a su fin) como para que siguieran viviendo juntos. Así que acordaron que por primera vez en todo el tiempo que llevaban de conocerse, vivirían separados.

Ron se mudó con Neville a una pequeña casa cerca de las afueras de Londres, mientras que Harry por su parte, rentaba un departamento con Seamus y Dean en el centro de la ciudad.

Claro que cuando accedió a mudarse con Neville, nunca imaginó que este sería un cambio tan abrupto. El chico estaba rodeado de un aura completamente diferente a la que tenía cuando estaban en la escuela. Neville, a pesar de estar bañado en mala suerte, siempre llevaba una sonrisa y aunque fuera callado era imposible no notar su presencia. Era como estar rodeado de una gigantesca bola de energía positiva.  Energía para la que Ron no estaba preparado.

Neville había tratado por todos los medios posibles recuperar al viejo Ron, a ese chico risueño que alguna vez fue y con el que la guerra acabó. Pero todos sus intentos eran en vano, ese Ron se había ido y no planeaba regresar en mucho tiempo. O por lo menos eso era lo que había creído.

—¿Una cita? —preguntó él cuando Neville le propuso la idea —. ¿Crees que una cita me animará?

—No es una cita —replicó el chico —, tendremos un picnic y luego iremos por un helado.

—Una cita —repitió el pelirrojo dejando salir una sonrisita al ver como Neville fruncía el entrecejo.

—¡Ron! —chilló el chico poniendo cara de cachorrito pateado.