Orange Juice

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Ship: Theoville
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TW: Bulimia y bullying.

Empujaba toda la comida que podía violentamente dentro de su garganta. Theo no podía hacer más que observar, siendo intoxicado por la lástima y algo más.

Observaba a lo lejos, asegurándose de que él no lo viera, con el temor arremolinándose como si de un tornado se tratara en el interior de su vientre, rezando porque el chico no se ahogara a causa de las palabras tan horribles que habían salido de su boca cuando le gritó al espejo.

Longbottom salió del baño como si nada hubiese pasado, como si no acabara de dañarse de una manera tan cruel a sí mismo, él lo siguió, deseando poder explicarle a Neville que era perfecto tal y como era; que no necesitaba ajustar su peso a las medidas de nadie más, que la belleza era subjetiva y que, por lo menos para él, ya era el chico más precioso del mundo.

Ahora estaba sentado en el gran comedor, con la mirada clavada en la mesa de los leones, viendo como él empujaba clementina y bacterias de naranja por su garganta, como hacía una docena de veces al mes. Alimentando su bulimia.

Conviertes las naranjas en jugo de naranja, entran ahí y luego las escupes fuera de ti. Tu cuerpo es imperfectamente perfecto. ¿Cuándo lo entenderás?

Alguien debería decirle a Longbottom que una naranja no era una cena propia. La mirada del chico se dirigió a los gemelos Weasley, y Theo reconoció a la perfección el brillo de envidia y celos que se apoderan de los ojos de Neville.

—¿Por qué no puedo ser guapo? —Se había susurrado a sí mismo unos minutos antes, viéndose al espejo en el baño. Las lágrimas luchaban por escapar de sus ojos mientras mordía su labio inferior en un intento de retener los sollozos que se apoderaban de su garganta —. ¿Por qué? —preguntó el chico una vez más, y Theo tuvo el impulso de salir del cubículo en el que estaba escondido, abrazar a Longbottom y decirle lo guapo que le parecía.

Pero no podía, no tenía el valor para salir y apoyar al chico. No tenía el valor ni siquiera para hablarle.

Era patético y lo sabía. Pero ¿qué podía hacer? Nunca había sido bueno con las palabras, nunca había sido sociable. Y el simple pensamiento de hablar con Neville, estar cerca de él, lo paralizaba.

Observó una vez más como la mirada de Longbottom se clavaba en las fotocopias Weasley con tanta fuerza que casi parecía que esperaba poder poseer sus cuerpos tan solo con penetrarlos con la mirada.

Todos quieren lo que otros tienen, y yo solo te quiero a ti...

Todos los días era lo mismo, todos los días se decía que le hablaría, que le confesaría que sabía su secreto, le diría lo mucho que quería ayudarlo, lo mucho que necesitaba ayudarlo. Pero siempre era lo mismo, y día tras día regresaba a su cuarto con una punzada en el pecho y el arrepentimiento palpitando en su cabeza.

Cualquier día podría ser su último día, y yo solo me quedo aquí sin hacer nada. Siendo inútil.

Y cuando pensó que todo se quedaría así para siempre, que estaría condenado a ver como Longbottom acababa con sí mismo en silencio, sucedió el fiasco de la clase de Adivinación.

Casi parece que elegiste vomitar en la alfombra de lectura... eso es lo que pasa cuando estás muriendo de hambre.

La verdad era que Theo solamente se había unido a esa extraña materia para complacer el capricho de Daphne de conectar con el lado más espiritual de la magia, arrastrando a todo el grupo de Slytherin's con ella. Claro que cuando vio que Longbottom también asistía a la clase, su rechazo hacia la misma se disipó un poco.

CryBaby [Fictober 2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora