Recess

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Ship: Luna x Neville x Ginny
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TW: Suicidio y bullying

Era muy joven para ver la verdad, cuando en el regazo de su tía se ahogaba con su perfume. Muy ingenua para preocuparse de las palabras que Muriel susurraba mientras le cepillaba el cabello: —La gente va a decir "si necesitas un descanso, alguien te reemplazará", la gente va a tratar de decirte que estás bien, con malicia en sus ojos.

Y algo de eso si que se le quedó, ya que siempre que alguien se metía con Luna por sus extravagancias, o con Neville por su millón de "imperfecciones" ella no dudaba en mandar a sus agresores a la mierda, sabiendo que —seguramente— esos malditos solo los maltrataban porque no los comprendían, porque la gente daña le hace daño a lo que no le parece convencionalmente útil. Aunque tal vez debió haber escuchado con más atención las palabras de su desconfiada tía.

Si tan solo la hubiera escuchado con más atención. Si tan solo se hubiera dado cuenta de que esa era la clave para salvarlos.

—No dejes que te jodan cariño, no, no dejes que lo intenten —decía mientras limpiaba las lágrimas de su Neville y plantaba besos en su lugar —. Todas esas cosas que te alejan de la perfección son lo que más amamos de ti.

Y a pesar de que cada vez era más difícil pensar que todo estaría bien, Neville siempre depositaba un casto beso en los labios de sus novias para después fundirse en un abrazo.

—No dejes que te lastimen, preciosa, solo di: "hora del recreo, estoy cansada" —susurró sosteniendo la cara de Luna entre sus manos —. Si no están preparados para tus ocurrencias, entonces que se vayan a la mierda.

Y Ginny juraba que nunca se cansaría de ver esa hermosa sonrisa en la cara de su chica. Porque sí, puede que a veces las cosas fueran como la mierda, pero, ¿a quién le importaba? No a ellos, no cuando se tenían para afrontarlo todo, ¿no es así?

Ahora estaba sentada en su habitación, pensando en lo que había pasado, en todo lo que había hecho. Sumida en aquel hoyo negro que se había adueñado de su mente y alma.

Todo lo que quería se había hecho realidad: la guerra por fin había terminado, el mundo mágico se reconstruía poco a poco y su carrera como jugadora de quidditch estaba despegando.

—Debería estar feliz, pero no puedo salir de mi cama —pensaba cada día. Y era verdad, no podía moverse, estaba paralizad por el dolor, paralizada por el pasado —. Me estreso de sobremanera a causa de los recuerdos proyectándose dentro de mi cabeza.

Y es que el acoso masivo que sus novios solían recibir cuando iban a la escuela no era nada comparado con los daños que había dejado la guerra.

Recordaba bien como en aquella batalla que tuvieron contra Bellatrix mano a mano, los ojos de su preciosa Luna se fueron apagando una vez que el rayo de la mujer la alcanzó. Recuerda a la perfección los gritos de Hermione desesperada al no saber qué hacer, y recuerda vívidamente la sensación de vacío que sintió cuando cayó en cuenta de que el hecho de que Bellatrix estuviese muerta no cambiaba que su chica no volviera a ser ella misma.

¿Lo peor? Por un breve momento tanto ella como Neville creyeron que había salvación para su Luna, aquella chispa de esperanza se encargó de mantenerlos con energía por meses. Claro que cuando el medimago encargado del cuidado de la rubia les confesó que la maldición que Bellartix le había lanzado a la chica era prácticamente incurable, esa luz de esperanza los abandonó.

Y no es que Neville no haya sido fuerte, es solo que ver a uno de los amores de su vida en un estado similar al que había visto sus padres padecer hasta el día de sus muertes y causado por la misma mujer, era algo que consumiría a cualquiera. Lo único que ella pudo hacer ante la impotencia y el sufrimiento fue refugiarse en su carrera, olvidarse de todas las malas cosas que le había traído esa jodida guerra y alejar lo máximo posible el recuerdo de Luna Lovegood de su cabeza.

—¿A dónde se han ido mi tiempo y mi mente? —le preguntó a su reflejo en el espejo, una noche después de llegar cansada a más no poder de un entrenamiento que se había alargado horas —. No los puedo encontrar

No dejes que te jodan, cariño.

Se removió entre las sábanas intentando ahuyentar aquel horrible recuerdo que se proyectaba en su cabeza cada noche, tarde y mañana.

No dejes que lo intenten.

Una lluviosa tarde de verano llegó al antiguo departamento que compartía con Neville, cansada a más no poder fue directo a darse un baño. Lo único que quería era acurrucarse con su novio a contarle cómo fue su día para que así ambos pudieran evadir el pensamiento de Luna. Eso los ayudaba... o por lo menos eso era lo que ella había creído.

No dejes que te lastimen, preciosa.

Salió del baño con el cuerpo envuelto en una bata de baño y su pelirrojo cabello dentro de una toalla hecha un turbante. Y tarareando una melodía inventada se dirigió a su cuarto, asumiendo que Neville tomaba una siesta en vista del silencio en el que estaba sumido el cuarto, solamente siendo cortado por el sonido de la televisión la cual pasaba un maratón de Friends. Claro que cuando entró se encontró con la imagen más desgarradora y grotesca que alguna vez pudo haber imaginado.

—¡Neville! —soltó en un alarido de horror, corriendo hacía la monstruosa escena en un acto de desesperación, pero era inútil. Ya no había nada que hacer —. No, no, no, no puede ser cierto. No puedes hacerme esto.

El cuerpo inerte de Neville al que había amado por años colgado de una de las vigas del techo. Con toda la fuerza de su cuerpo bajó al chico y desenredo la soga de su cuello con la esperanza de que no fuese demasiado tarde.

—Por favor, por favor no me dejes —Lloró acercando su cara a la del castaño mientras se aferraba a él, esperando ver una vez más los bellos ojos del chico,  pero nada sucedió.

De su garganta salió otro grito desgarrador bañado en desesperación, haciendo que la misma le ardiese. ¿Por qué? ¿Por qué todos podían tener su final feliz menos ella? ¿Por qué la vida se empeñaba en quitarle todo lo que la hacía feliz?

Solo di...

Sola, derrotada y cansada se sentó en el piso de la habitación, aferrándose al cadáver de su última esperanza, de su última chispa de felicidad.

... hora del recreo, estoy cansada.

CryBaby [Fictober 2021]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora