Capítulo 4

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El partido había dado comienzo hace un buen rato. Aún estaban empate a cero y escuchaba los gritos de todos los aficionados.

—¡ESO ES FALTA, ÁRBITRO HAZ BIEN TU TRABAJO! —gritaba Hugo, muy irritado.

—¡ESTÁ SANGRANDO Y MURIÉNDOSE DE DOLOR! —escucho gritar a alguien detrás de mí.

—Nunca entenderé el fútbol —me dice Tara, riéndose.

—Yo tampoco —añade Wanda mirando al futbolista herido.

Al pasar un rato el herido ya se había ido y en su lugar han sacado a Aaron.

—Mira, tu novio —lo señala Hugo, mientras se ríe.

—Que pesado —pongo los ojos en blanco—. ¿Cuándo entenderás qué no somos novios? Y ni quiero —me cruzo de brazos.

—Claro, claro —contesta Wanda.

—Oye —bajo la voz para que solo me escuche Wanda—. ¿Qué tal vas con tu novia? Hace mucho que no me hablas de ella.

Wanda se había tensado de pies a cabeza.

—Terminamos hace mucho...

—¿Y las veces que decías qué te ibas con ella?

—Me iba a cualquier bar que pillaba para emborracharme y desahogarme un poco —agacha la cabeza, roja de la vergüenza.

—Vaya, lo siento —Wanda me mira con los ojos muy abiertos, lo que hace que me aclare la garganta nerviosa—. Es decir... ya encontrarás a alguien mejor.

—Ojalá encontrarme un futbolista de metro ochenta —ironiza, cruzándose de brazos.

—No es de metro ochenta, pero hay uno —le digo, mientras recuerdo a Daniel.

Eso parece interesarle mucho porque me mira con los ojos muy abiertos y muy emocionada.

—¿¡Quién!? —pregunta sonriendo.

Busco a Daniel con la mirada y cuando lo encuentro lo señalo —El castaño con el número... —entrecierro los ojos—. Olvídate del número, no veo una mierda. Pero se llama Daniel y es el mejor amigo de Aaron por lo que sé.

—Me interesa. Deberíamos acercarnos a ellos después.

—¡NO! —grito haciendo que me lleve toda la atención de Hugo y Tara mientras que Wanda se ríe de mí.

****

Ya estaba apunto de terminar el partido y aún seguían empate. Pero mi corazón se acelera cuando veo que Daniel tiene la pelota y se la pasa a Aaron, el cual marca haciendo que se lleve la victoria su equipo.

Me relajo al ver que lo está celebrando con su equipo. Pero como si supiera lo que estaba pensando se gira hacia donde mi grupo y yo estamos y se acerca a nosotros.

Mi corazón se para por un momento y mi cara podría parecer un cuadro porque escucho la risa de Wanda a mi lado.

Parece que quiere acercarse más pero sus amigos se lo impiden por lo que solo me señala y me sonríe.

Cuando vuelvo a la vida me doy cuenta que algunas personas me están mirando con la boca abierta.

—¡Tranquilízate señora fría, estas roja como un tomate! —se ríe Hugo.

Ni siquiera puedo mirarlo mal porque estoy intentado volver a respirar bien.

—Necesito irme de aquí —contesto, con el corazón en la boca.

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