Capítulo 18

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—¿¡CÓMO TE SALEN LOS PASOS PERFECTOS!? —me grita Daniel.

—¡Bailo desde los siete años, es normal que no me equivoque! —frunzo el ceño.

Hemos comprado una Nintendo Switch y no paramos de bailar con el Just Dance.

Hoy es 5 de agosto y no es que hayamos hecho cosas muy emocionantes los días anteriores. Candela y Mich nos hicieron una visita hace poco y estuvimos hablando de nuestros día a día.

Pero... sigue habiendo problemas. Sigo yendo al psicólogo, y según él, estoy empeorando. Y vamos con la noticia más difícil del mundo.

Digamos de que ya no como lo necesario y he adelgazado muchísimo —todos han notado ese cambio— pero aún no en sentido de estar en los huesos.

Mi médico me ha informado sobre la alimentación que debería seguir y en empezar a descansar mucho más.

Recuerdo que cuando llegué a casa llorando se lo conté todo a mis amigos, y desde entonces están intentado ayudarme.

Daniel también ha parado de autolesionarse, pero de sus pocas heridas que aún conserva necesitan un tratado médico, pero como él no quiere lo tengo que hacer yo y ahora soy su enfermera exprés.

—Necesito descansar, —tiro el mando al sofá y me siento en el sillón.

Me llevo las manos a la cara, estaba frustrada.

—Nunca voy a mejorar y voy a ir a peor.

—No digas eso —dice Daniel, sentándose a mi lado—, tal vez, si comes otra vez como lo hacías antes, eso se cura. —hace el intento de sonreír.

—Ya lo estoy intentado —hago una pausa, mientras miro a mi alrededor—. Aaron se lleva demasiadas decepciones conmigo —se me ponen los ojos llorosos—, ni siquiera voy a poder cumplir su sueño de tener hijos...

—Medio metro, mírame —lo miro, mientras me caen lágrimas por la mejilla—. Aaron es la persona más feliz desde que tú estás a su lado, y no lo decepcionas, créeme.

—A veces pienso que te iría bien de psicólogo. —me río.

—Que pereza... yo desde pequeño sabía que iba a ser futbolista —se ríe—. ¿Tú que querías ser?

—Bueno... tengo la carrera de medicina, pero me di cuenta muy tarde de que no era lo que me apasionaba y me centré más en la danza.

No podemos seguir la conversación porque cuatro personas entran por la puerta pegando gritos.

—¡UN DÍA ME CARGO A VUESTROS NOVIOS! —nos señala Wanda a Daniel y a mí.

—No tengo novia. —le contesta Daniel.

—Ni tingi niv-

—¡APRENDE A CONDUCIR! —le grita Tara a Wanda, interrumpiéndola.

—¡APRENDE A ESCONDER MEJOR TUS SENTIMIENTOS!

—Madre mía... no sé si esto es un circo o si estoy soñando... ¿Qué ha pasado? —pregunto.

—Irina casi nos mata como casi nos matamos nosotros tres. —contesta Tara, señalando a Aaron y Daniel.

—¡Solo he tomado mal la curva porque Hugo me estaba molestando! —dice Irina, intentando defenderse.

—Yo no he hecho nada, es que no sabes conducir y punto. —le reprocha Hugo, malhumorado.

—Lo importante es que estamos vivos —comenta Aaron—. Mirar una Switch, vamos a echarnos una partida al Just Dance.

Al final el tema se quedó en el olvido y Aaron, Daniel, Tara y Wanda se pusieron a bailar como locos.

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