Capítulo 20

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Me despierto con una sonrisa al ver a un Aaron durmiendo plácidamente a mi lado.

Me levanto sin hacer ningún ruido, agarro ropa nueva y voy directa a la ducha.

Al salir, Aaron estaba en la puerta.

—¿Vas a ducharte?

—No.

—¿Y qué haces aquí?

—¿No puedo ver a la mejor novia del mundo? —entrecierra los ojos.

—No.

—Bueno... ya lo estoy haciendo, para algo tengo ojos, ¿sabes? —bromea y sonríe, yo también lo hago.

—Romeo, hoy estás muy cariñoso. —paso por su lado y voy hacia el salón.

—¿Te gustaría bailar?

Lo miro con los ojos muy abiertos. Pensaba que estaba bromeando, pero no. Asiento con la cabeza y lo agarro de la mano para llevarlo a mi local.

No hemos tardado ni cinco minutos porque está justo al lado de casa. Al encender la música ambos bailamos como si fuera la última vez que lo fuéramos a hacer. Pero en él ahora había algo nuevo, y eso me gustaba.

Después de bailar casi tres horas seguidas hemos jugado al fútbol con todos. Hemos visto una película de Marvel y hemos hablado de la vida.

—He visto que has hecho algo nuevo en la libreta, —señalo la libreta—, ¿puedo verlo?

—Mañana.

Voy a quejarme pero él empieza a toser. Esta vez parece dolerle porque se lleva una mano al pecho. Todos estábamos mirándolo muy preocupados y él hace un gesto para restarle importancia. Aún seguía tosiendo y eso me preocupaba.

—Aaron túmbate. —me levanto para ayudarlo y él vuelve a toser, pero esta vez sale sangre de su boca.

—¡Aaron! —grita Daniel, acercándose a él.

—¡No, no, no! —escucho quejarse a Wanda.

—¿Qué le pasa? —pregunto mirando a Daniel, que está tumbando a Aaron.

—Llama a la ambulancia. —sugiere Hugo.

—¡No! Es solo sangre... no pasa nada... — dice Aaron que vuelve a toser y otra vez le sale sangre de la boca y en mayor cantidad.

Le hago una señal para que Tara los llame y ella marca rápidamente el número en su teléfono.

—Dime que es sangre falsa —me agacho a su lado, revisándole el pulso que cada vez está más débil—. ¿¡AARON QUE TE ESTÁ PASANDO!?

La ambulancia no ha tardado en llegar y llevarse a Aaron. Yo estaba llorando del estrés y escuchaba decir a un médico que se estaba quedando sin vida y tenían que darse prisa.

—Estoy soñando, esto no está pasando...

—Todos al coche, ¡ya! —nos grita Tara, mientras sale corriendo por la puerta.

Hemos llegado al hospital un poco tarde por culpa del tráfico. Yo no he aguantado las ganas de esperar en el coche y he salido corriendo, con Daniel detrás de mí.

Al entrar, Daniel se ha encargado de hablar con la recepcionista, porque yo solo podía llorar y gritarle a la gente.

Subimos rápidamente a la habitación de Aaron. Tenía los ojos cerrados, pero su pulso estaba correctamente. En el silencio solo podía escuchar el sonido de la máquina que más odio.

—Aaron —intenta despertarlo Daniel—, eh. Despierta, venga Aaron.

—Está dormido. —nos informa un médico, que acababa de entrar a la sala.

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