Capítulo 18: Negra Navidad

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Sirius se despertó sobresaltado cuando oyó la puerta de su habitación abrirse. En la oscuridad no era capaz de distinguir ninguna forma concreta, aunque notó que algo se movía por todo el dormitorio. Agarró una vela que tenía en la mesita de noche y la encendió justo para ver el rostro viejo de un elfo doméstico que lo miraba con desagrado. El elfo tenía las orejas largas y caídas, de las que surgía un poco de vello canoso, una nariz bulbosa y unos ojos con una esclera rojiza. Vestía una especie de funda que le cubría el cuerpo y llevaba los pies descalzos.

-Así que es cierto.-murmuró el elfo con voz ronca.-El traidor viene a estropear las fiestas.

-Yo también me alegro de verte, Kreacher.-respondió sarcásticamente Sirius.

Kreacher realizó una reverencia ante Sirius, destilando odio en sus ojos.

-¿Qué quieres, Kreacher?-preguntó Sirius, secamente.

-Kreacher está limpiando.-respondió sencillamente el elfo.

-Limpia por la mañana.-ordenó Sirius.

El elfo volvió a realizar una pomposa reverencia, rozando casi el suelo con las orejas. Acto seguido, regaló a Sirius una mirada agresiva y salió de la habitación arrastrando los pies. Sirius se acercó hasta la puerta y echó la llave, cerrando con pestillo.

El día de Nochebuena, el hijo mayor de los Black no salió de su habitación hasta el mediodía. Se dedicó a cubrir las paredes grises de su habitación con carteles de motocicletas de carreras y pósters de revistas muggles que había conseguido de modelos muggles. Se podía saber que eran muggles porque las fotos no se movían como lo hacían en el mundo mágico. Para terminar, colocó una foto de cuatro chicos de unos once o doce años que reían con el fondo de un gran lago tras ellos.

Sirius sonrió al recordar con nostalgia cómo se habían conocido James, Remus, Peter y él. James había coincidido con Sirius en el compartimento del Expreso de Hogwarts, y estaban haciendo bromas entre ellos cuando una niña pelirroja entró en el compartimento sin preguntar y se acurrucó al lado de la ventana, sollozando, frente a James y Sirius.

-¿Te encuentras bien?-había preguntado James, pero la niña no había respondido.

James y Sirius habían continuado charlando sin darse cuenta de que un niño de once años de pelo negro grasiento y nariz ganchuda entraba en el vagón y se ponía a hablar con la niña pelirroja hasta que habían oído la palabra Slytherin. James se había reído, asegurando que prefería volver a su casa antes que estar en la casa de la serpiente, a lo que Sirius había contado que toda su familia había estado en aquella casa y que esperaba ir contra la familia. El otro niño había realizado un gesto de desagrado y se había burlado cuando James había dicho de forma algo chulesca que esperaba estar en Gryffindor, lo que también recibió la réplica de Sirius. La chica se había ido con aquel niño del vagón, y desde entonces había surgido enemistad entre James, Sirius y Snape.

Una vez que llegaron a Hogwarts, Sirius fue de los primeros alumnos en ser seleccionados para Gryffindor, seguidamente de la niña pelirroja que se llamaba Lily Evans, un chico de pelo castaño y ojos ambarinos con una cicatriz en la mejilla izquierda, otro niño de complexión flacucha, pelo ralo castaño claro, nariz puntiaguda y dientes incisivos grandes, y James, que se fue a sentar al lado de Sirius. La niña pelirroja no quiso hablar con ellos en todo el banquete.

A los pocos meses, James y Sirius se habían hecho amigos del estudiante con la cicatriz, llamado Remus Lupin, y este había ido introduciendo poco a poco al otro chico, Peter Pettigrew, quien había conocido en el tren.

-Por fin apareces.-dijo una mujer cuando Sirius entró en la sala de estar.

La mujer tenía cara alargada, ojos negros de mirada severa, pelo oscuro recogido en un moño y labios finos y apretados. Vestía una túnica ceñida por la cintura con un cinturón de piel de salamandra negra y cubría el pelo con una especie de tocado de color rojo. Se encontraba sentada en una butaca de chintz de color verde oscuro mientras bebía una taza de té.

Amato animo animato animagus |Lily y los Merodeadores. Año Quinto|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora