Capítulo 9: "Algún día te darás cuenta"

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Los seis Gryffindors se quedaron paralizados cuando un grito resonó por todo el séptimo piso, helándoles la sangre.

-No puede ser. No aquí.-dijo Marlene en un susurro casi inaudible.

Sirius, James y Remus se miraron entre ellos, con determinación. Los tres enarbolaron sus varitas y echaron a correr. Peter fue tras ellos. Marlene y Lily se miraron. Lily también sacó su varita, y Marlene la imitó. Las dos jóvenes empezaron a correr, pero los cuatro chicos les llevaban ventaja.

-¡Era en el quinto piso!-oyó Lily que gritaba James.

Lily y Marlene giraron al final del pasillo, pero sus compañeros de casa ya no estaban allí.

-¿Por dónde han ido?-preguntó Lily.

-Da igual, Lils.-respondió Marlene, nerviosa.-Vayamos al quinto piso por otro camino.

Y las dos chicas volvieron sobre sus pasos, tomando el camino de la Gran Escalera.

Mientras tanto, los cuatro estudiantes más populares del colegio salían al pasillo del quinto piso a través del pasadizo que se encontraba tras el cuadro de Merlín para contemplar una escena sobrecogedora. Un estudiante de primer curso de la casa de Hufflepuff colgaba cabeza abajo, como si una cuerda tirara de sus tobillos, mientras que dos estudiantes de Slytherin se reían con el espectáculo.

-¡Crucio!-exclamó uno de los dos Slytherin, un estudiante de pelo castaño.

El pequeño Hufflepuff gritó de dolor y se agitó como si cien cuchillos candentes le punzaran la piel al mismo tiempo que el otro estudiante de Slytherin, un joven de pelo oscuro que le caía sobre la cara como alas de murciélago, sostenía con su varita al estudiante en el aire.

-¡Quejicus!-gritó James, con toda la rabia que le generaba la escena.

Snape desvió la vista hacia James y Sirius, y su cara tornó en algo más que desprecio. Era odio. El otro estudiante también se giró.

-¡Expelliarmus!-exclamó James. La varita del estudiante de Slytherin saltó por los aires.

-¡Buena esa, James!-felicitó Sirius al lado de James, y apuntó con su varita a Snape.

-¡Desmaius!-dijo Sirius, pero Snape realizó un encantamiento escudo y salió huyendo del lugar.

En el instante que Snape había bajado su varita, el hechizo que mantenía colgado al estudiante de primer año se había roto, haciendo que el pequeño se precipitase hacia el suelo. Remus agitó su varita e hizo aparecer una serie de cojines que amortiguaron la caída del chico.

Lily y Marlene corrían por uno de los pasillos del quinto piso mientras oían los ruidos de los hechizos, cuando notaron que algo pequeño pasaba rozándoles las piernas. Se detuvieron en seco y bajaron la vista. Allí estaba la gata del celador, la señora Norris, con la cual Filch parecía tener una conexión telepática.

-¡Démonos prisa, Lils, o los chicos estarán en apuros!-apuró Marlene a la pelirroja.

Las dos chicas volvieron a correr lo más rápido que les permitieron sus fuerzas. Dieron un giro a la derecha para encontrarse en un amplio corredor del quinto piso y vieron a Remus agitar su varita y cómo aparecían los cojines. Lily gritó y también extrajo su varita de la túnica:

-¡Aresto momentun!-dijo, y la caída del pequeño Hufflepuf se ralentizó, permitiendo que cayera suavemente en los mullidos cojines.

Remus y Peter giraron la cabeza para ver quién había detrás, y Lupin sonrió a su amiga prefecta en agradecimiento. Pero James y Sirius no se habían percatado de la presencia de las dos compañeras de su casa, sino que miraban al estudiante de Slytherin con una gran ira.

Amato animo animato animagus |Lily y los Merodeadores. Año Quinto|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora